59. MÉRIDA, Badajoz. Vista del graderío del teatro romano desde un lateral.
60. MÉRIDA, Badajoz. Escena del teatro romano.
61. MÉRIDA, Badajoz. La escena del teatro romano, desde otro punto de vista.
62. MÉRIDA, Badajoz. El graderío del teatro romano desde el interior de la escena.
63. MÉRIDA, Badajoz. Mosaico en una estancia del teatro romano.
64. MÉRIDA, Badajoz. Con el anfiteatro romano de fondo.
65. MÉRIDA, Badajoz. Una de las grandes puertas de acceso al anfiteatro romano.
66. MÉRIDA, Badajoz. Vista general del anfiteatro romano.
67. MÉRIDA, Badajoz. Uno de los pasillos abovedados del interior del graderío del anfiteatro.
MÉRIDA** (IV), provincia de Badajoz y capital de la comunidad: 16 de diciembre de 2011.
El esplendor alcanzado por la antigua ciudad romana es palpable, dos mil años después, tanto en la zona monumental como en otros muchos del trazado urbano en los que no cesan de aflorar, en el transcurso de excavaciones o de obras, restos de esa época.
La zona del teatro
El conjunto monumental más destacado se sitúa en la zona oriental de la ciudad, sobre una suave colina en la que destaca la presencia del teatro romano**, un espacio capaz por sí sólo de evocar el esplendor de Augusta Emerita. Erigido por Margo Agripa, yerno de Augusto y gran benefactor de la urbe, su construcción finalizó el año 15 a.C., si bien el actual frente de escena se debe a una reforma del año 105. Con una capacidad superior a los 6.000 espectadores, se mantuvo en uso hasta finales del siglo IV. Fue transformado en plaza de toros en el siglo XVIII y llegó a desaparecer al ser utilizado los sillares del graderío en otras construcciones y rellenarse con escombros la hondonada. Recuperado a principios del siglo XX, tras una minuciosa, larga y cuidada reedificación, ha vuelto a desempeñar, como marco de los Festivales de Teatro Clásico, la función para la que fue creado. Frente a la cavea, o graderío dispuesto en semicírculo y dividido en tres sectores, y tras la orchestra, destinada al coro, se encuentra el escenario. Pero el elemento más interesante arquitectónicamente es el frente de la escena, compuesto por dos cuerpos de columnas corintias culminados por un entablamento con arquitrabe, friso y cornisa, bellamente adornado por esculturas de divinidades y personajes imperiales, copias de los originales conservados en el museo.
El contiguo anfiteatro*, de trazado elíptico y grandes dimensiones, es algo posterior (8 a.C.) y tenía un aforo de 14.000 espectadores. El grueso de la obra, a base de mampostería y hormigón, se cubría con sillares de granito, en gran parte desaparecidos. Algunas de las salas abovedadas que aún pueden verse servían como estancia de gladiadores (spoliaria) o cubículos para las fieras (carceres) utilizadas en los espectáculos, presentando estas últimas las troneras por donde se les servía el alimento de los animales.
Enlace a la Entrada anterior de Mérida**:
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