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sábado, 12 de octubre de 2019

2764. SEVILLA** (MLXXXVII), capital: 19 de septiembre de 2018.

7960. SEVILLA, capital. Vista general de la Sala III del Museo de BB. AA.
7961. SEVILLA, capital. "Retablo de San Juan Bautista", Miguel Adán, 2ª 1/2 s. XVI. Procedente del Monasterio de las Dueñas, Sevilla, tras la Desamortización (1869), en la sala III del Museo de BB. AA.
7962. SEVILLA, capital. "El precursor presentado a Cristo, del Retablo de San Juan Bautista", Miguel Adán, 2ª 1/2 s. XVI. Procedente del Monasterio de las Dueñas, Sevilla, tras la Desamortización (1869), en la sala III del Museo de BB. AA.
7963. SEVILLA, capital. "Predicación del Bautista, del Retablo de San Juan Bautista", Miguel Adán, 2ª 1/2 s. XVI. Procedente del Monasterio de las Dueñas, Sevilla, tras la Desamortización (1869), en la sala III del Museo de BB. AA.
7964. SEVILLA, capital. "El Bautismo de Cristo, del Retablo de San Juan Bautista", Miguel Adán, 2ª 1/2 s. XVI. Procedente del Monasterio de las Dueñas, Sevilla, tras la Desamortización (1869), en la sala III del Museo de BB. AA.
7965. SEVILLA, capital. "Decapitación del Bautista, del Retablo de San Juan Bautista", Miguel Adán, 2ª 1/2 s. XVI. Procedente del Monasterio de las Dueñas, Sevilla, tras la Desamortización (1869), en la sala III del Museo de BB. AA.
7966. SEVILLA, capital. "Jesús curando a los enfermos, del Retablo de San Juan Bautista", Miguel Adán, 2ª 1/2 s. XVI. Procedente del Monasterio de las Dueñas, Sevilla, tras la Desamortización (1869), en la sala III del Museo de BB. AA.
7967. SEVILLA, capital. "Prendimiento de Cristo", Luis de Vargas, 1562. Adquisición de la Junta de Andalucía (2007), en la sala III del Museo de BB. AA.
7968. SEVILLA, capital. "La Purificación", Luis de Vargas, h. 1560. Adquisición de la Junta de Andalucía (1990), en la sala III del Museo de BB. AA.
7969. SEVILLA, capital. "San Sebastián", Luis de Vargas, 1/2 s. XVI. Adquisición de la Junta de Andalucía (2006), en la sala III del Museo de BB. AA.
7970. SEVILLA, capital. "Virgen del clavel", atribuido a Pedro Villegas Marmolejo, h. 1580. Procedente de la Desamortización, en la sala III del Museo de BB. AA.
7971. SEVILLA, capital. Puertas de un realejo con las escenas de "Sagrada Familia" y "Santo Tomás de Aquino y Santa Catalina de Siena", Pedro Villegas Marmolejo, h. 1575-80. Procedentes de la Desamortización (1840), en la sala III del Museo de BB. AA.
7972. SEVILLA, capital. Puerta de un realejo con la escena de "Sagrada Familia", Pedro Villegas Marmolejo, h. 1575-80. Procedente de la Desamortización (1840), en la sala III del Museo de BB. AA.
7973. SEVILLA, capital. Puerta de un realejo con la escena de "Santo Tomás de Aquino y Santa Catalina de Siena", Pedro Villegas Marmolejo, h. 1575-80. Procedente de la Desamortización (1840), en la sala III del Museo de BB. AA.
7974. SEVILLA, capital. "Inmaculada", Alonso Vázquez, h. 1590. Procedentes de la Desamortización, en la sala III del Museo de BB. AA.
7975. SEVILLA, capital. "Desposorios místicos de Santa Inés", Francisco Pacheco, 1628. Adquisición del Estado (1972), en la sala III del Museo de BB. AA.
7976. SEVILLA, capital. "San Francisco de Asís", Francisco Pacheco, h. 1605/10. Procedente del Convento de Monjas de Pasión, Sevilla, tras la Desamortización (1869), en la sala III del Museo de BB. AA.
7977. SEVILLA, capital. "Santo Domingo de Guzmán", Francisco Pacheco, h. 1605/10. Procedente del Convento de Monjas de Pasión, Sevilla, tras la Desamortización (1869), en la sala III del Museo de BB. AA.
7978. SEVILLA, capital. "San Pedro Nolasco redimiendo cautivos", Alonso Vázquez, 1601. Procedente del Convento de la Merced Calzada, Sevilla, tras la Desamortización (1840), en la sala III del Museo de BB. AA.
7979. SEVILLA, capital. "San Pedro Nolasco despidiéndose de Jaime I el Conquistador", Alonso Vázquez, 1601. Procedente del Convento de la Merced Calzada, Sevilla, tras la Desamortización (1840), en la sala III del Museo de BB. AA.
7980. SEVILLA, capital. "Cabeza de San Juan Bautista", Gaspar Núñez Delgado, 1591. Procedente de la Donación de Dª Mercedes González Nandín (1980), en la sala III del Museo de BB. AA.
7981. SEVILLA, capital. "Aparición de la Virgen a San Ramón Nonato", Francisco Pacheco, h. 1605. Procedente del Convento de la Merced Calzada, Sevilla, tras la Desamortización (1840), en la sala III del Museo de BB. AA.
7982. SEVILLA, capital. "San Pedro Nolasco embarca para redimir cautivos", Francisco Pacheco, h. 1605. Procedente del Convento de la Merced Calzada, Sevilla, tras la Desamortización (1840), en la sala III del Museo de BB. AA.
SEVILLA** (MLXXXVII), capital de la provincia y de la comunidad: 19 de septiembre de 2018.
Museo de Bellas Artes** - Sala III - El Retablo. Francisco Pacheco y la Pintura de su época.
   
RETABLOS RENACENTISTAS Y PROTOBARROCOS
   El retablo es una de las más importantes aportaciones españolas a la Historia del Arte. La Iglesia Católica precisaba la imagen para enseñar y convencer a sus fieles, y durante el renacimiento las capillas se llenaron de escenarios explicativos, los retablos. Dada su estructura arquitectónica, constituyen un campo apropiado para la experimentación que durante el siglo XVI originó una gran variedad de tipologías. Los materiales usados para su realización eran diversos. Frente al uso generalizado del mármol o el bronce en Italia, el utilizado por excelencia en España fue la madera, con la que se con­seguía un mayor grado de expresividad. El efecto de la talla se completaba con la policromía mediante el dorado y estofado, provocando en numerosas ocasiones la colaboración entre escultores y pintores.
   Entre el numeroso círculo de colaboradores y seguidores del fla­menco Roque Balduque sobresale Juan Giralte (Flandes? - Sevilla, 1574). En su estilo se acentúan los rasgos nórdicos configuras angulosas y dramáticas, revelando una incorrecta asimilación de las fórmulas renacentistas. El Museo conserva el Retablo de la Redención (1562) que realizó para el convento de Santa Catalina de Aracena en Huelva. Los relieves son de madera de cedro y estaban policromados en oro bruñido.
   En la segunda mitad del siglo XVI la escultura sevillana alcanza su consolidación definitiva con la llegada de maestros castellanos conocedores del Cinquecento italiano que traen las formas expresivas de Berruguete. Este espíritu es introducido por Isidro de Villoldo y Juan Bautista Vázquez "el Viejo". Vázquez "el Viejo" lidera la escuela sevillana y en torno a él se reunieron un grupo de maestros que constituyen el núcleo original de la misma: Diego de Velasco, Miguel Adán, Gaspar del Águila, Juan Marín y Diego Pesquera. Pero la figura más destacada junto a Vázquez "el Viejo" fue Jerónimo Hernández (hacia 1540 - 1586), cuyo taller fue escuela de la última generación de artistas ya protobarrocos como Vázquez el Mozo, Marcos Cabrera, Núñez Delgado, Juan de Oviedo el Mozo y Andrés de Ocampo.
 De Miguel Adán (Pinto, Madrid, 1532 -  Sevilla, 1610) es su actividad como retablista la mejor conocida. Se exponen en el Museo seis de los relieves que constituían el Retablo de San Juan Bautista (1592 - 1594) realizado para el Monasterio de las Dueñas de Sevilla. Policromado por Vasco Pereira, sus piezas se repartieron tras la Desamortización entre la Catedral, la Iglesia de Santa María y el Museo.
   Entre los escultores que se formaron en el taller de Jerónimo Hernández, Andrés de Ocampo (Villacarrillo, Jaén, 1550? - Sevilla, 1623) posee una de las producciones mejor documentadas. Su esti­lo se define por la nota de clasicismo que caracterizaba también a las obras de Hernández, los volúmenes bien equilibrados y un gusto por la insistencia en los detalles, que acusa ya tendencias hacia el barro­co. De su mano surgió el Retablo Mayor del Monasterio de las Dueñas de Sevilla (1586 - 92) del que se exponen algunas escenas en las que se evidencia la transición al barroco.
   Ya en el siglo XVII la escultura se hace plenamente barroca con Juan Martínez Montañés (Alcalá la Real, 1568 - Sevilla, 1649) y Juan de Mesa (Córdoba, 1583 - Sevilla, 1627). Montañés estableció en la Diócesis de Sevilla una manera muy personal de componer los retablos basada en los preceptos de Serlio y Palladio. Entre las pinturas de Francisco Varela (1580/85 - Sevilla, 1645) se expone el relieve que presidía el Retablo de San Juan Evangelista en el convento sevillano de Monjas de Pasión, obra realizada en 1638.

FRANCISCO PACHECO Y LA PINTURA DE SU ÉPOCA
   Durante las primeras décadas del siglo XVII confluyen en la pintura sevillana dos tendencias pictóricas, el manierismo y el naturalismo.
   El manierismo perpetúa la tradición de los pintores de finales del siglo XVI con formas expresivas rígidas y esquemáticas empeñadas en la repetición de fórmulas retardatarias. El naturalismo representa la renovación que triunfó, basada en un lenguaje directo y narrativo ­ que transcribe la realidad. Francisco Pacheco y Juan de Roelas son los pintores más representativos de la confrontación de estas dos corrientes.
 Francisco Pacheco (Sanlúcar de Barrameda, 1564 - Sevilla,1644) más conocido por ser suegro de Velázquez y por su obra teórica El Arte de la Pintura, que por sus cualidades artísticas, representa la tra­dición manierista. El Museo conserva un número suficiente de obras para seguir la evolución de su estilo. Las primeras son las que reali­zó junto  con Alonso Vázquez para el Convento de la Merced de Sevilla,actual sede del Museo.
   De hacia 1610 son un conjunto de pinturas que integraban el retablo de San Juan Bautista en el convento sevillano de Pasión. Rodeando a la escultura del Santo que figuraba en una hornacina, se situaban San Francisco y Santo Domingo en los laterales y los cuatro evangelistas en el banco.
   En esta misma década realiza las pinturas de la Iglesia de San Esteban, donde debieron constituir un retablo. Preside la escena central San Juan Evangelista y la Virgen flanqueando la escultura de un Cristo Crucificado y en los laterales se disponen las imágenes de seis santos.
   Desde 1615 alcanzó su plenitud artística. Director de la  Academia Sevillana, humanista y erudito, escritor y teórico, coleccionista y cen­sor de la Inquisición, se convirtió durante años en el pintor más famoso de Sevilla. Entre 1615 y 1620 realizó un espléndido San Francisco que al parecer procede del convento dedicado al santo en Alcalá de Guadaíra. La pintura está realizada con la simplicidad y sobriedad expresiva características del pintor.
   De fechas algo más tardías, 1628, es una de sus obras más hermosas, Los desposorios místicos de Santa Inés, en la que se conjugan cierta capacidad de abstracción con una expresividad amable e intimista.
   En torno a 1625 se inicia el declive de su carrera artística ante el empuje de la renovación naturalista de pintores como Roelas, Herrera "el Viejo" y Zurbarán.
   El encargo más importante que recibió a partir de estas fechas fue el de las pinturas del desaparecido retablo mayor del Convento de las Monjas de Pasión, realizadas en torno a 1630 y que representan La oración en el huerto, La Flagelación, La coronación de espinas y Cristo con la cruz a cuestas. Son pinturas en las que se acentúa el carácter tenebrista con rasgos estilísticamente regresivos, más propios del Manierismo reformado que del arte de su tiempo. También en estos momentos, hacia 1630, deben situarse las tablas con los Retratos de una dama y un caballero ancianos y Una dama y un caballero jóvenes del Convento del Santo Ángel de Sevilla, donde debían formar parte del banco de un retablo.

JUAN DE ROELAS (Sevilla, 1558/60 - Olivares, 1621) .(SALAS III, V)
   Introdujo en la escuela sevillana la observación directa de la naturaleza, sus colores, sus tipos y detalles. Debió viajar a Italia, conocía el color veneciano y trajo a Sevilla su paleta de tonos cálidos y dorados junto a un tipo de grandes cuadros de altar, típicamente contrarreformista, donde se presentan dos planos bien diferenciados, el terrenal y el celeste. Su obra más importante en el Museo, El martirio de San Andrés (hacia 1610), es un claro exponente de estas características. La monumental composición, realizada con una técnica suelta que presta menor atención al dibujo en favor de un colorido suntuoso y vibrante, enfrenta la trascendental experiencia del Santo con la de sus bulliciosos espectadores en una escena de gran emotividad.
   La venida del Espíritu Santo hacia (1615) ofrece otra muestra de obra monumental en la que conviven la apoteosis celestial con el estudio de lo anecdótico, del retrato, que tanto impactó en el ambiente sevi­llano del momento.
   Este interés por lo anecdótico y secundario está también presente en la intinmista representación de Santa Ana enseñando a leer a la Virgen (hacia 1615), mientras que el dramatismo aflora en Cristo camino del Calvario (hacia 1620).

LA ETAPA SEVILLANA DE DIEGO VELÁZQUEZ Y ALONSO CANO
   En el taller de Pacheco iniciaron su formación artística dos de los más destacados representantes del arte español en el siglo XVII, Diego Velázquez y Alonso Cano. La preocupación de ambos pintores por el naturalismo y la luz, junto a la presencia en Sevilla de pintura flamenca e italiana que respondía a esa forma de interpretar el natu­ralismo que fue el tenebrismo, marcó el comienzo de sus carreras.
   Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, 1599 - Madrid, 1660) inició su aprendizaje con Herrera "el Viejo" para pasar rápidamente al taller de Pacheco, con cuya hija Juana se casó en 1617.
   Durante su estancia en Sevilla encontró la manera de expresar su preocupación por el claroscuro y el natural en las escenas de géne­ro o bodegones con figuras, temas que ya tenían precedentes en la pintura flamenca e italiana. Con su excepcional dominio del dibujo y una gama cromática oscura, que acentúa los efectos del tenebrismo, Velázquez alcanzó extraordinarias impresiones de verismo en estas escenas extraídas de la realidad cotidiana. Durante esta etapa sevillana ensayó también otros dos géneros en los que impera asimismo un fuerte tono de verosimilitud, el religioso y el retrato. De sus excelentes dotes como retratista ha quedado testimonio en el Museo el que realizó de Don Cristóbal Suárez de Ribera (1620), clérigo sevillano fundador de una  cofradía dedicada a San Hermenegildo, cuyo emblema aparece situado a la izquierda.
   Consciente de sus dotes excepcionales, viajó a Madrid en 1622 para lograr el que era el máximo objetivo de un pintor de su época, ser pin tor del rey, aspiración que logró a finales de 1623 gracias a la ayuda que le brindó Gaspar de Guzmán, conde de Olivares y la oportunidad de realizar su primer retrato de Felipe IV. Desde este momento se trasladó a Madrid con su familia, concluyendo así su etapa sevillana.
   Alonso Cano (Granada, 1601 - 1667) entró en el taller de Pacheco en 1616 cuando ya Velázquez finalizaba su aprendizaje. También debió trabajar en el taller del escultor Martínez Montañés, dedicándose a lo largo de su vida no sólo a la pintura, sino también a la escultura y el diseño arquitectónico.
   Sus primeras obras conocidas como el San Francisco de Borja (1624) del Museo, atestiguan las experiencias recibidas de Pacheco en el uso de un modelado preciso y una iluminación contrastada que acentúa el cromatismo expresivo. También de su mano conserva el Museo una tabla con la representación de Las Animas del Purgatorio (1636), procedente del banco del retablo del Convento de Monte Sión de Sevilla.
Textos de:
SAN MARTÍN MONTILLA, Concha. Museo de Bellas Artes de Sevilla. Guía Oficial. Consejería de Cultura, Junta de Andalucía. Sevilla, 2009.

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