1. URUEÑA, Valladolid. Vista del recinto amurallado de la villa, con el castillo a la derecha.
2. URUEÑA, Valladolid. Parte de la muralla.
3. URUEÑA, Valladolid. Otra zona de la cerca amurallada.
4. URUEÑA, Valladolid. Puerta de la Villa.
5. URUEÑA, Valladolid. Puerta del Azogue, con la igl. de Ntra. Sra. del Azogue en el interior.
6. URUEÑA, Valladolid. Restos del castillo.
7. URUEÑA, Valladolid. Igl. de Ntra. Sra. del Azogue.
8. URUEÑA, Valladolid. Ermita de la Anunciada.
9. URUEÑA, Valladolid. Otra vista de la ermita de la Anunciada.
2. URUEÑA, Valladolid. Parte de la muralla.
3. URUEÑA, Valladolid. Otra zona de la cerca amurallada.
4. URUEÑA, Valladolid. Puerta de la Villa.
5. URUEÑA, Valladolid. Puerta del Azogue, con la igl. de Ntra. Sra. del Azogue en el interior.
6. URUEÑA, Valladolid. Restos del castillo.
7. URUEÑA, Valladolid. Igl. de Ntra. Sra. del Azogue.
8. URUEÑA, Valladolid. Ermita de la Anunciada.
9. URUEÑA, Valladolid. Otra vista de la ermita de la Anunciada.
URUEÑA* (I), provincia de Valladolid: 28 de mayo de 2011.
Villa medieval y amurallada, ha sabido integrarse en la modernidad, y también reinventarse con la excusa del turismo literario y cultural. Con sus poco más de 200 habitantes, Urueña combina párrafos y piedras, miradores pictóricos y casas blasonadas, tiendas de productos típicos y patios donde se celebran lecturas literarias.
Conviene conocer algunos datos básicos antes de adentrarse en la localidad. Urueña es quizás la villa medieval con el cerco amurallado más extenso y mejor conservado de toda la provincia. Muros de sillar y mampostería, levantados en los siglos XIII y XV, contienen un núcleo habitado que supera las 6 ha.
Los cubos semicirculares y cuadrados, las almenas, las dos puertas de entrada y el castillo integran un recinto fortificado mantenido en sus tres cuartas partes, aunque los lienzos no registran la altura total que llegaron a tener en el pasado. Obviamente, las murallas alcanzan su máxima altura cuando las condiciones del terreno lo requieren. Y así, en lo alto del páramo llegan a medir casi 12 metros, mientras que apenas rebasan la mitad los lienzos asomados a la llanura de Campos.
Conserva las dos puertas de entrada. Al sur, la llamada de la Villa, que dibuja un arco apuntado frente a la extensión de los trigales; tuvo rastrillo y portones de madera y hoy conserva almenas y adarve. Y la del Azogue, situada al norte, que, tras disponer una configuración en codo para hacer más eficaz su defensa, se abre al final de un estrecho pasillo protegido por dos cubos. Se construyó en el siglo XIII.
El castillo es una sólida estructura de piedra, de planta cuadrangular, ubicada en un extremo de la cerca. Configura un espacio que se cierra con una torre cuadrada y ocho cubos semicilíndricos en las esquinas. Fue construido en el siglo XII. Aunque sus muros arruinados sólo cobijan el sueño de los muertos, en sus tiempos de esplendor alojó a huéspedes ilustres como la amante de Pedro I el Cruel, doña María de Padilla, y la princesa de Portugal doña Juana.
En la calle Real tropieza el visitante con los muros de la iglesia de Nuestra Señora del Azogue. Es un edificio del siglo XVI construido sobre otro anterior bajo los auspicios de don Pedro Girón, quinto conde de Urueña y primer duque de Osuna. Suscitan más interés los elementos exteriores (atrio, pórtico, ábside, cabecera y espadaña) que la única nave, donde sólo se salva la imagen de Cristo atado a la columna tallada por Andrés de Solanes, discípulo de Gregorio Fernández.
A un par de kilómetros del pueblo encontramos la ermita de la Anunciada, que se cree formó parte del antiguo monasterio mozárabe de San Pedro y San Pablo de Cubillas, presente en el lugar. En el siglo XII, doña Sancha, hermana de Alfonso VII y señora de Urueña, favoreció la construcción de un nuevo templo, erigido de acuerdo con los parámetros del románico catalán, tal como certifican los arquillos ciegos y las bandas lombardas visibles en los ábsides de la cabecera.
La ermita, joya románica del siglo XII, brilla en el ámbito de Castilla y León con personalidad propia. De planta cuadrada, se organiza en tres naves y cuenta con crucero y cimborrio dotado de cúpula. Pilares cruciformes y bóveda de cañón. En el siglo XVIII se añadió en la cabecera un camarín barroco y una sacristía en el lado sur.
Conserva las dos puertas de entrada. Al sur, la llamada de la Villa, que dibuja un arco apuntado frente a la extensión de los trigales; tuvo rastrillo y portones de madera y hoy conserva almenas y adarve. Y la del Azogue, situada al norte, que, tras disponer una configuración en codo para hacer más eficaz su defensa, se abre al final de un estrecho pasillo protegido por dos cubos. Se construyó en el siglo XIII.
El castillo es una sólida estructura de piedra, de planta cuadrangular, ubicada en un extremo de la cerca. Configura un espacio que se cierra con una torre cuadrada y ocho cubos semicilíndricos en las esquinas. Fue construido en el siglo XII. Aunque sus muros arruinados sólo cobijan el sueño de los muertos, en sus tiempos de esplendor alojó a huéspedes ilustres como la amante de Pedro I el Cruel, doña María de Padilla, y la princesa de Portugal doña Juana.
En la calle Real tropieza el visitante con los muros de la iglesia de Nuestra Señora del Azogue. Es un edificio del siglo XVI construido sobre otro anterior bajo los auspicios de don Pedro Girón, quinto conde de Urueña y primer duque de Osuna. Suscitan más interés los elementos exteriores (atrio, pórtico, ábside, cabecera y espadaña) que la única nave, donde sólo se salva la imagen de Cristo atado a la columna tallada por Andrés de Solanes, discípulo de Gregorio Fernández.
A un par de kilómetros del pueblo encontramos la ermita de la Anunciada, que se cree formó parte del antiguo monasterio mozárabe de San Pedro y San Pablo de Cubillas, presente en el lugar. En el siglo XII, doña Sancha, hermana de Alfonso VII y señora de Urueña, favoreció la construcción de un nuevo templo, erigido de acuerdo con los parámetros del románico catalán, tal como certifican los arquillos ciegos y las bandas lombardas visibles en los ábsides de la cabecera.
La ermita, joya románica del siglo XII, brilla en el ámbito de Castilla y León con personalidad propia. De planta cuadrada, se organiza en tres naves y cuenta con crucero y cimborrio dotado de cúpula. Pilares cruciformes y bóveda de cañón. En el siglo XVIII se añadió en la cabecera un camarín barroco y una sacristía en el lado sur.
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