44. VALLADOLID, capital. Ruinas de la colegiata de Sta. Mª.
45. VALLADOLID, capital. Otra vista de la colegiata de Sta. Mª.
46. VALLADOLID, capital. Fachada y torre de la Catedral.
47. VALLADOLID, capital. Fachada principal de la Catedral.
48. VALLADOLID, capital. Monumento a Cervantes con la Catedral al fondo.
49. VALLADOLID, capital. Fachada de la Universidad.
50. VALLADOLID, capital. Colegio de Sta. Cruz.
51. VALLADOLID, capital. Portada del col. de Sta. Cruz.
52. VALLADOLID, capital. Casa-museo de Colón.
53. VALLADOLID, capital. Igl. de la Magdalena.
54. VALLADOLID, capital. Detalle de la fachada de la igl. de la Magdalena.
55. VALLADOLID, capital. Portada del mon. de las Huelgas Reales.
56. VALLADOLID, capital. Fachada del cvto. de las Descalzas Reales.
57. VALLADOLID, capital. Igl. de San Martín.
58. VALLADOLID, capital. Igl. de Sta. Mª la Antigua.
59. VALLADOLID, capital. Pórtico y torre de la igl. de Sta. Mª la Antigua.
60. VALLADOLID, capital. Fachada de la igl. de las Angustias.
61. VALLADOLID, capital. Ntra. Sra. de las Angustias, en su capilla de la igl. homónima.
62. VALLADOLID, capital. El teatro Calderón.
63. VALLADOLID, capital. Portada del Palacio Arzobispal.
64. VALLADOLID, capital. Fachada de la igl. de la Vera Cruz.
VALLADOLID** (V), capital de la provincia y de la comunidad: 29 de mayo de 2011.
La Catedral y la Universidad
La Catedral*, encargada por Felipe II a Juan de Herrera en 1578 e iniciada en 1582, no se ha terminado nunca. El proyecto original, planteado para sustituir a la colegiata gótica de Santa María, cuyas ruinas exteriores pueden verse en la inmediata plaza de la Universidad, contemplaba un templo grandioso. Pero la lentitud de su ejecución y la falta de recursos materiales desembocaron en la obra inacabada que hoy puede verse, pese a que en su construcción intervinieron maestros de la talla de Alberto Churriguera. La amalgama poco afortunada de estilos se percibe ya en la fachada, clasicista en su nivel inferior y barroca en el superior, al igual que la anexa torre octogonal sobre la que, para mayor dislate, se colocó en 1923 una desproporcionada estatua del Sagrado Corazón.
El interior del templo, de tres naves divididas por amplios pilares, permite calibrar la pureza de líneas y la grandiosidad espacial del proyecto herreriano, aunque al poco de iniciar el recorrido se imponga la frustrante
El interior del templo, de tres naves divididas por amplios pilares, permite calibrar la pureza de líneas y la grandiosidad espacial del proyecto herreriano, aunque al poco de iniciar el recorrido se imponga la frustrante
sensación de lo inconcluso.
El entorno catedralicio ofrece opciones diversas. Al otro lado de las ajardinadas ruinas de la colegiata y la plaza presidida por la estatua de Cervantes, se destaca la fachada barroca de la Universidad, con una recargadísima portada (siglo XVIII) decorada por la familia Tomé con diversos símbolos y alegorías académicas. La construcción original pertenecía al gótico tardío, pero fue ampliada en el siglo XVIII (fachada) y, de nuevo, a principios del XX y aún en 1968. En el interior, la base de los muros está profusamente cubierta con cerámica talaverana de Juan Ruiz de Luna (1954).
Por la calle de la Librería se llega al colegio de Santa Cruz*. Fue fundado en 1483 por el cardenal don Pedro González de Mendoza, y aunque concebido por su arquitecto, Lorenzo Vázquez de Segovia, según cánones góticos, su hermosa portada es uno de los primeros ejemplos del arte plateresco, al igual que el patio interior, reconstruido en 1603 y provisto de una elegante impronta renacentista.
El recorrido prosigue por las calles del Cardenal Mendoza y Colón, en dirección norte. En esta última calle se encuentra, tras un pequeño jardín, la casa-museo de Colón; edificio reedificado respetando el estilo gótico-isabelino. Expone una colección de piezas prehispánicas (entre ellas, el Lienzo de Tlaxcala, pintado sobre fibra de magüey) y objetos y documentos vinculados al descubrimiento de América.
El entorno catedralicio ofrece opciones diversas. Al otro lado de las ajardinadas ruinas de la colegiata y la plaza presidida por la estatua de Cervantes, se destaca la fachada barroca de la Universidad, con una recargadísima portada (siglo XVIII) decorada por la familia Tomé con diversos símbolos y alegorías académicas. La construcción original pertenecía al gótico tardío, pero fue ampliada en el siglo XVIII (fachada) y, de nuevo, a principios del XX y aún en 1968. En el interior, la base de los muros está profusamente cubierta con cerámica talaverana de Juan Ruiz de Luna (1954).
Por la calle de la Librería se llega al colegio de Santa Cruz*. Fue fundado en 1483 por el cardenal don Pedro González de Mendoza, y aunque concebido por su arquitecto, Lorenzo Vázquez de Segovia, según cánones góticos, su hermosa portada es uno de los primeros ejemplos del arte plateresco, al igual que el patio interior, reconstruido en 1603 y provisto de una elegante impronta renacentista.
El recorrido prosigue por las calles del Cardenal Mendoza y Colón, en dirección norte. En esta última calle se encuentra, tras un pequeño jardín, la casa-museo de Colón; edificio reedificado respetando el estilo gótico-isabelino. Expone una colección de piezas prehispánicas (entre ellas, el Lienzo de Tlaxcala, pintado sobre fibra de magüey) y objetos y documentos vinculados al descubrimiento de América.
Próximos a la casa-museo de Colón se hallan la iglesia de la Magdalena y el monasterio de las Huelgas Reales*. La primera es un templo renacentista cuya construcción se inició en 1570. Llama la atención, pues ocupa buena parte de la fachada, el escudo de Don Pedro de la Gasca, virrey del Perú y posteriormente obispo, a cuya instancia se realizó la obra. Su sepulcro en alabastro, que se encuentra en el interior, fue tallado por Esteban Jordán, autor también del monumental retablo mayor, ambos de finales del siglo XVI. En cuanto al monasterio, fue fundado en el siglo XIII, aunque el edificio actual, una sobria construcción de ladrillo, comenzó a construirse en 1579 y es uno de los más bellos ejemplos vallisoletanos del estilo clasicista. En su interior sobresale el retablo del siglo XVII, con obra escultórica de G. Fernández, y el sepulcro gótico (siglo XV) de la reina María de Molina.
Siguiendo la avenida de Ramón y Cajal, que flanquea la iglesia de la Magdalena, en dirección norte, se alza el convento de las Descalzas Reales, fundado a principios del siglo XVII a instancias de Felipe III. Muy próxima está la iglesia de San Martín, en la calle de su mismo nombre, uno de los templos más antiguos de la ciudad y del que en la reconstrucción de principios del XVII se conservó la torre románica (siglo XIII). En su interior se custodia La Piedad (también llamada La Quinta Angustia), talla procesional de G. Fernández.
Al sur de la calle de San Martín, y para cerrar el recorrido ya nuevamente en las proximidades de la Catedral, aún restan por visitar algunos monumentos notables. El más destacado de ellos es, sin duda, la iglesia de Santa María la Antigua*, un templo románico del siglo XIII reconstruido en el XIV en estilo gótico, y del que sorprende su torre** románica, de planta cuadrangular, con cuatro cuerpos, abiertos los tres superiores por airosos ventanales, y rematada en forma piramidal. Junto con el pórtico del lado septentrional, cuyas arquerías se alzan sobre columnas triples con capiteles esculpidos, son los elementos supervivientes de la obra original. El interior, de tres naves, es ya plenamente gótico y está desprovisto de las riquezas que en otro tiempo tuvo. Muy próxima está la iglesia de las Angustias, templo penitencial recientemente restaurado que fue construido entre 1597 y 1606 por Juan de Nates. Su poderosa fachada columnaria se considera prototipo del estilo denominado contrarreformista. Destaca en su interior la capilla barroca de Nuestra Señora de las Angustias, donde se venera la talla* homónima de Juan de Juni (1561), conocida como la Virgen de los Cuchillos.
Al otro lado de la calle se alza el teatro Calderón, edificio neoclásicista inaugurado en 1864 que es la sede de la Semana Internacional de Cine de Valladolid.
Si bien todavía quedan algunos otros lugares de interés, el recorrido puede concluir en el Palacio Arzobispal del siglo XVI, que es de estilo plateresco, y la iglesia de la Vera Cruz, templo penitencial barroco del siglo XVI que custodia algunos pasos procesionales de G. Fernández.
Frente a la iglesia, la calle de las Platerías nos introduce nuevamente en el entorno de la Plaza Mayor.
Siguiendo la avenida de Ramón y Cajal, que flanquea la iglesia de la Magdalena, en dirección norte, se alza el convento de las Descalzas Reales, fundado a principios del siglo XVII a instancias de Felipe III. Muy próxima está la iglesia de San Martín, en la calle de su mismo nombre, uno de los templos más antiguos de la ciudad y del que en la reconstrucción de principios del XVII se conservó la torre románica (siglo XIII). En su interior se custodia La Piedad (también llamada La Quinta Angustia), talla procesional de G. Fernández.
Al sur de la calle de San Martín, y para cerrar el recorrido ya nuevamente en las proximidades de la Catedral, aún restan por visitar algunos monumentos notables. El más destacado de ellos es, sin duda, la iglesia de Santa María la Antigua*, un templo románico del siglo XIII reconstruido en el XIV en estilo gótico, y del que sorprende su torre** románica, de planta cuadrangular, con cuatro cuerpos, abiertos los tres superiores por airosos ventanales, y rematada en forma piramidal. Junto con el pórtico del lado septentrional, cuyas arquerías se alzan sobre columnas triples con capiteles esculpidos, son los elementos supervivientes de la obra original. El interior, de tres naves, es ya plenamente gótico y está desprovisto de las riquezas que en otro tiempo tuvo. Muy próxima está la iglesia de las Angustias, templo penitencial recientemente restaurado que fue construido entre 1597 y 1606 por Juan de Nates. Su poderosa fachada columnaria se considera prototipo del estilo denominado contrarreformista. Destaca en su interior la capilla barroca de Nuestra Señora de las Angustias, donde se venera la talla* homónima de Juan de Juni (1561), conocida como la Virgen de los Cuchillos.
Al otro lado de la calle se alza el teatro Calderón, edificio neoclásicista inaugurado en 1864 que es la sede de la Semana Internacional de Cine de Valladolid.
Si bien todavía quedan algunos otros lugares de interés, el recorrido puede concluir en el Palacio Arzobispal del siglo XVI, que es de estilo plateresco, y la iglesia de la Vera Cruz, templo penitencial barroco del siglo XVI que custodia algunos pasos procesionales de G. Fernández.
Frente a la iglesia, la calle de las Platerías nos introduce nuevamente en el entorno de la Plaza Mayor.
Enlace a la Entrada anterior de Valladolid**:
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