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lunes, 7 de septiembre de 2015

1268. ÚBEDA** (I), Jaén: 15 de octubre de 2011.

1. ÚBEDA, Jaén. Fachada del Hospital de Santiago.

2. ÚBEDA, Jaén. Una de las torres de la fachada del Hospital de Santiago.

3. ÚBEDA, Jaén. Portada de la fachada del Hospital de Santiago.

4. ÚBEDA, Jaén. Detalle de la portada de la fachada del Hospital de Santiago.

5. ÚBEDA, Jaén. Patio central del Hospital de Santiago.

6. ÚBEDA, Jaén. Fachada de la capilla del Hospital de Santiago.

7. ÚBEDA, Jaén. Interior de la capilla del Hospital de Santiago.

8. ÚBEDA, Jaén. Bóvedas de la capilla del Hospital de Santiago.

9. ÚBEDA, Jaén. Bóveda de la escalera del Hospital de Santiago.

10. ÚBEDA, Jaén. Plaza de toros.

11. ÚBEDA, Jaén. Portada del antiguo convento de la Victoria.

12. ÚBEDA, Jaén. Plaza de Andalucía.

13. ÚBEDA, Jaén. Torre del Reloj, con el edificio de las Carnicerías, en primer término, y la igl. de la Trinidad, al fondo.

ÚBEDA** (I), provincia de Jaén: 15 de octubre de 2011.
   El número y la belleza de sus monumentos dan fe de la categoría artística de esta ciudad, una de las grandes cunas del Renacimiento andaluz, declarada Patrimonio de la Humanidad y asentada en una de las colinas de la comarca de las Lomas, extensa terraza de suaves ondulaciones que se alza sobre el valle del Guadalquivir.
El Hospital de Santiago**.
   Úbeda es una ciudad para el recreo de los sentidos. El Renacimiento plantó en ella sus reales, y palacios, casas solariegas, edificios civiles y religiosos llenan casi por completo su amplio casco histórico.
   El mejor lugar para iniciar la visita es la esquina de la calle Redonda de Santiago con Obispo Cobos, donde confluyen los caminos que vienen de Linares, y por tanto de la autovía A4 (Madrid-Cádiz), y de Baeza. Aquí se encuentra, además, el Hospital de Santiago**, el primero de los grandes monumentos con los que que la ciudad cuenta. Su construcción, dirigida por Andrés de Vandelvira, se realizó entre 1560 y 1575 y ha estado funcionando como centro hospitalario hasta 1975. Se trata de un edificio de gran porte patrocinado por el obispo Diego de los Cobos. Más allá de la verja que lo acota y de un amplio antuzano ajardinado se alza la extensa fachada, de más de 70 m de longitud, de dos plantas, con dos majestuosas torres en los extremos, la de la izquierda decorada en su coronación con preciosas tejas de cerámica vidriada. De gran sobriedad y con un gran alero que recuerda las construcciones nazaríes, esta fachada muestra una portada consistente en un arco de medio punto con enormes dovelas, detalle de ascendencia castellana que se repetirá en otros muchos edificios de la ciudad. Sobre este arco figura un gran relieve con Santiago Matamoros, bajo un frontón triangular adornado con flameros.
   El interior se articula  en torno a un magnífico patio central, circunstancia que se va a repetir, igualmente, en la mayoría de las casas palaciegas y edificios de carácter civil que irán apareciendo en el camino. Éste tiene dos plantas, las dos semejantes, formadas por arcos escarzanos sobre finas columnas corintias de mármol. En el centro se alza una delicada fuente de mármol y, cerca de ella, un pequeño pozo de piedra labrada. Bajo el patio existe un aljibe, construido en 1707, con una capacidad de alrededor de 850 m3. El edificio cuenta con otros tres patios,dos en los laterales, mucho más austeros y otro, de grandes dimensiones, en la parte posterior, que ha sido transformado recientemente en un jardín renacentista.
   En el mismo eje de la puerta de entrada se alza la capilla, con fachada al patio. Esta muestra un gran hastial con tres ventanas, la central de medio punto y las laterales a dintel. Dos esbeltas torres enmarcan el conjunto. El templo tiene planta de hache, con las torres alzadas desde el interior, lo que le permite tener dos cruceros que se cubren con bóvedas baídas unidas por otra de medio cañón. Las tres se decoran con molduras y pinturas que semejan mármoles polícromos, realizadas por Pedro de Raxis y Gabriel Rosales.
   Muy notable es la sacristía, de planta rectangular, cubierta con bóveda de cañón rebajada y adornada con casetones. Muros y bóveda llevan preciosas pinturas de tema religioso y mitológico. Al fondo del patio, a la derecha, se encuentra la escalera que conduce a la planta alta. De carácter imperial, con hermosa balaustrada de piedra, tiene una deslumbrante cúpula sobre pechinas aveneradas, cubierta con casetones en los que figuran pinturas de santos y de reyes españoles. Hermosas pinturas cubren también los muros.
   El hospital se utiliza hoy como sede de diversas entidades de carácter cultural, salas de exposiciones, biblioteca, etc.
Hacia la plaza de Andalucía
   Frente al hospital, pero ya en la calle Sagasta, se sitúa la plaza de toros, construida en 1857 en el solar del que fuera convento de San Nicasio, del que toma nombre. Es la quinta de las que se construyeron en España como coso fijo.
   La calle Obispo Cobos, por la que conviene seguir, es vía importante, con abundantes y variados comercios y gran tránsito de gente. A esta calle le sigue la de Mesones, peatonal y también con buenos comercios. En el que hoy es el número 10, actual sede de la Agencia Tributaria, se levantaba el convento de la Victoria, de los mínimos de San Francisco, fundado hacia la mitad del siglo XVI por don Rodrigo de Benavides. Clausurado con la Desamortización, de él queda la fachada, construida en el siglo XVII, y un bellísimo claustro de dos plantas labrado en 1570, la planta inferior a base de arcos de medio punto sobre columnas y la superior con ventanas adinteladas.
   La calle Mesones desemboca en la plaza de Andalucía, a la que muchos ubetenses prefieren seguir llamando la plaza Vieja. Amplia, irregular, en la que la presencia de soportales recuerda la época en que en ella se instalaba el mercado, fue llamada también plaza de Toledo, por encontrarse en ella la puerta de tal nombre. Conserva un marcado acento histórico, a pesar de una reforma reciente que ha incluido la construcción de un aparcamiento subterráneo, lo que ha forzado a escalonarla por uno de sus laterales.
   En el costado norte de la plaza se alza un notable edificio con soportales, en el que se ubica una entidad bancaria. Es de mediados del siglo XX, aunque fue construido en estilo neorrenacentista. Delante se encuentra un monumento al General Leopoldo Saro Martín (1878-1936), gran benefactor de la ciudad, obra de Jacinto Higueras.
   En la cara oriental se alza la torre del Reloj, el edificio más importante de la plaza y el que la marca con su impronta. Se llama así porque, desde 1575, tiene el único reloj con que contó la ciudad. Formaba parte de la muralla del siglo XIII y a su lado estuvo la puerta de Toledo. Consiste en un potente prisma de piedra de base cuadrada, al que, en el citado año se le añadió un cuerpo más para ubicar el reloj con su maquinaria, así como un precioso templete ochavado, diseñado por Andrés de Vandelvira. A la derecha de esta torre estaban las antiguas Carnicerías, matadero de reses, si bien el edificio actual es de 1875.

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