18. BAEZA, Jaén. En la plaza del Pópulo con las Escribanías Públicas y antigua Audiencia, la puerta de Jaén, el arco de Villalar y la fuente de los Leones, en primer término. .
19. BAEZA, Jaén. En la fuente de los Leones.
20. BAEZA, Jaén. El arco de Villalar y la puerta de Jaén, desde el exterior de la plaza del Pópulo.
21. BAEZA, Jaén. Las antiguas Carnicerías, con la fuente de los Leones en primer término.
22. BAEZA, Jaén. Portada de la primera Universidad.
19. BAEZA, Jaén. En la fuente de los Leones.
20. BAEZA, Jaén. El arco de Villalar y la puerta de Jaén, desde el exterior de la plaza del Pópulo.
21. BAEZA, Jaén. Las antiguas Carnicerías, con la fuente de los Leones en primer término.
22. BAEZA, Jaén. Portada de la primera Universidad.
BAEZA** (III), provincia de Jaén: 16 de octubre de 2011.
La plaza del Pópulo*
Sólo hay que da unos pasos calle arriba de la puerta de Córdoba para alcanzar este histórico espacio, uno de los más singulares de la ciudad, conocido también en lo antiguo como plaza de la Taza. En él coexisten en serena armonía los monumentos que se detallan a continuación:
La fuente de los Leones. Preside el centro del espacio. Se llama así por los dos leones tumbados de cuyas bocas mana el agua, pero podría llamarse igualmente de los Toros, ya que dos de estos animales forman cruz con los leones, los cuatro apoyados en una imagen de mujer sobre un pedestal, de apariencia algo tosca, que se cree puede ser una representación de Diana. Todas las figuras pertenecen al arte íbero, probablemente traídas de la cercana Cástulo.
La puerta de Jaén y el arco de Villalar. La murallla medieval pasaba por el borde de esta plaza. En la esquina sur se encuentran, una junta al otro, estos dos vestigios de aquel formidable cerramiento, que llegó a contar con hasta sesenta torres. En realidad, ambos formaron parte de la muralla, pero en fecha posterior, ya que se levantaron en el siglo XVI, en el lugar en el que había estado una primera puerta de Jaén, mandada destruir por la reina Isabel I, en sus constantes intentos de sofocar el enfrentamiento entre los nobles. Primero se construyó el arco de Villalar, el de la derecha, conforme se mira desde el interior, erigido para conmemorar la victoria de Carlos I en Villalar, el 23 de abril de 1521, frente a los sublevados de las Comunidades. Consiste en un gran arco ojival sobre el que apean las almenas.
La puerta de Jaén se sigue llamando así, aunque hoy día se sabe que la que se encontraba en este lugar era la puerta de la Azacaya, estando la de Jaén más arriba, próxima al alcázar. En cualquier caso, la puerta se reconstruyó con ocasión de la visita del emperador junto con su esposa, la emperatriz Isabel, en 1526, durante su viaje de bodas. Entonces se alzó el arco apuntado, las dos torrecillas cilíndricas de los extremos, la moldura formando un arco trilobulado y los escudos de Carlos I, el de Baeza y el del corregidor del momento, don Álvaro de Lugo, además de las almenas.
Escribanías Públicas y antigua Audiencia. Ocupan el edificio anexo a la puerta de Jaén. Para su construcción, concluida en 1535, se autorizó el derribo de parte de la muralla, con la condición de mantener intacta una capilla dedicada a la Virgen del Pópulo. De esta capilla formaba parte el balcón que aparece en el rincón, apoyado tanto en el edificio como en la puerta de Jaén. Desde él se decía misa los días de fiesta y era mucha la gente que acudía a oírla. El edificio, de dos plantas, es de una gran sobriedad. En la planta baja cuenta con seis puertas, que se correspondían con las oficinas en las que realizaban su trabajo los escribanos. La planta alta la ocupaba la Audiencia Civil. A ella se accedía por la parte de atrás. A la plaza presenta seis ventanas, cinco de ellas enmarcadas por balaustres y coronadas por frontones con angelotes y mascarones. La sexta no lleva adornos porque era la puerta por la que se accedía a la capilla del rincón. Cinco tondos colocados bajo las ventanas representan bustos de personajes preclaros de la Antigüedad. Actualmente, el edificio lo ocupa la Oficina de Turismo de la Junta de Andalucía.
Antiguas Carnicerías. Se alzan formando ángulo recto con las Escribanías. Se trata de un bello edificio cuya construcción se llevó a cabo en la cuarta década del siglo XVI, pero no aquí, sino en la calle Atarazanas, al otro lado de la puerta de Jaén. A este lugar se trasladó en 1964, después de que hubiera mantenido su función hasta unos años antes. La plaza adquirió la fisonomía que ahora tiene, pero el edificio tuvo desde entonces distintos usos, entre ellos el de secadero de pieles y el de museo. Actualmente es la sede de los juzgados. Consta de dos cuerpos de buena sillería separados por un friso decorado con rosetas. El inferior, en el que se mataban las reses, contiene dos puertas de acceso, un dintel sin decoración y tres ventanas fuertemente enrejadas. En el piso superior se vendía la carne. Consiste en una gran solana sustentada por pilares con un macizo antepecho. En el centro campea el escudo del emperador Carlos.
Bajando por Atarazanas, al otro lado de la puerta de Jaén, se llega a Casas Nuevas. Aquí se encuentra la sede de la primera Universidad que Baeza tuvo, ubicada en la casa que fuera de los Acuña, a quienes se les embargó su vivienda por la pertenencia del cabeza de familia al movimiento de los comuneros. Inaugurada en 1542, en ella se estudiaba retórica, gramática, filosofía y teología, obteniéndose los grados de bachiller, licenciado y doctor. Fue la única que existió en el Santo Reino. Su fundación se llevó a cabo gracias a los buenos oficios del baezano Rodrigo López, quien obtuvo del papa Paulo III, de quien era capellán, la por entonces imprescindible bula de fundación. Su primer rector fue Juan de Ávila, quien consiguió hacer de ella una de las universidades más importantes de su tiempo. Sus profesores, todos cristianos nuevos, tuvieron fama de alumbrados y de simpatizantes con las tesis protestantes, por lo que algunos de ellos fueron, incluso, encarcelados por la Inquisición. Estos hechos, sin embargo, apenas afectaron a su funcionamiento. Actualmente es la sede del Museo de Baeza.
La puerta de Jaén y el arco de Villalar. La murallla medieval pasaba por el borde de esta plaza. En la esquina sur se encuentran, una junta al otro, estos dos vestigios de aquel formidable cerramiento, que llegó a contar con hasta sesenta torres. En realidad, ambos formaron parte de la muralla, pero en fecha posterior, ya que se levantaron en el siglo XVI, en el lugar en el que había estado una primera puerta de Jaén, mandada destruir por la reina Isabel I, en sus constantes intentos de sofocar el enfrentamiento entre los nobles. Primero se construyó el arco de Villalar, el de la derecha, conforme se mira desde el interior, erigido para conmemorar la victoria de Carlos I en Villalar, el 23 de abril de 1521, frente a los sublevados de las Comunidades. Consiste en un gran arco ojival sobre el que apean las almenas.
La puerta de Jaén se sigue llamando así, aunque hoy día se sabe que la que se encontraba en este lugar era la puerta de la Azacaya, estando la de Jaén más arriba, próxima al alcázar. En cualquier caso, la puerta se reconstruyó con ocasión de la visita del emperador junto con su esposa, la emperatriz Isabel, en 1526, durante su viaje de bodas. Entonces se alzó el arco apuntado, las dos torrecillas cilíndricas de los extremos, la moldura formando un arco trilobulado y los escudos de Carlos I, el de Baeza y el del corregidor del momento, don Álvaro de Lugo, además de las almenas.
Escribanías Públicas y antigua Audiencia. Ocupan el edificio anexo a la puerta de Jaén. Para su construcción, concluida en 1535, se autorizó el derribo de parte de la muralla, con la condición de mantener intacta una capilla dedicada a la Virgen del Pópulo. De esta capilla formaba parte el balcón que aparece en el rincón, apoyado tanto en el edificio como en la puerta de Jaén. Desde él se decía misa los días de fiesta y era mucha la gente que acudía a oírla. El edificio, de dos plantas, es de una gran sobriedad. En la planta baja cuenta con seis puertas, que se correspondían con las oficinas en las que realizaban su trabajo los escribanos. La planta alta la ocupaba la Audiencia Civil. A ella se accedía por la parte de atrás. A la plaza presenta seis ventanas, cinco de ellas enmarcadas por balaustres y coronadas por frontones con angelotes y mascarones. La sexta no lleva adornos porque era la puerta por la que se accedía a la capilla del rincón. Cinco tondos colocados bajo las ventanas representan bustos de personajes preclaros de la Antigüedad. Actualmente, el edificio lo ocupa la Oficina de Turismo de la Junta de Andalucía.
Antiguas Carnicerías. Se alzan formando ángulo recto con las Escribanías. Se trata de un bello edificio cuya construcción se llevó a cabo en la cuarta década del siglo XVI, pero no aquí, sino en la calle Atarazanas, al otro lado de la puerta de Jaén. A este lugar se trasladó en 1964, después de que hubiera mantenido su función hasta unos años antes. La plaza adquirió la fisonomía que ahora tiene, pero el edificio tuvo desde entonces distintos usos, entre ellos el de secadero de pieles y el de museo. Actualmente es la sede de los juzgados. Consta de dos cuerpos de buena sillería separados por un friso decorado con rosetas. El inferior, en el que se mataban las reses, contiene dos puertas de acceso, un dintel sin decoración y tres ventanas fuertemente enrejadas. En el piso superior se vendía la carne. Consiste en una gran solana sustentada por pilares con un macizo antepecho. En el centro campea el escudo del emperador Carlos.
Bajando por Atarazanas, al otro lado de la puerta de Jaén, se llega a Casas Nuevas. Aquí se encuentra la sede de la primera Universidad que Baeza tuvo, ubicada en la casa que fuera de los Acuña, a quienes se les embargó su vivienda por la pertenencia del cabeza de familia al movimiento de los comuneros. Inaugurada en 1542, en ella se estudiaba retórica, gramática, filosofía y teología, obteniéndose los grados de bachiller, licenciado y doctor. Fue la única que existió en el Santo Reino. Su fundación se llevó a cabo gracias a los buenos oficios del baezano Rodrigo López, quien obtuvo del papa Paulo III, de quien era capellán, la por entonces imprescindible bula de fundación. Su primer rector fue Juan de Ávila, quien consiguió hacer de ella una de las universidades más importantes de su tiempo. Sus profesores, todos cristianos nuevos, tuvieron fama de alumbrados y de simpatizantes con las tesis protestantes, por lo que algunos de ellos fueron, incluso, encarcelados por la Inquisición. Estos hechos, sin embargo, apenas afectaron a su funcionamiento. Actualmente es la sede del Museo de Baeza.
Enlace a la Entrada anterior de Baeza**:
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