50. ÚBEDA, Jaén. Ayuntamiento Viejo.
51. ÚBEDA, Jaén. Igl. de San Pablo.
52. ÚBEDA, Jaén. Portada isabelina de la igl. de San Pablo.
53. ÚBEDA, Jaén. El Tabladillo de la igl. de San Pablo.
54. ÚBEDA, Jaén. Portada de los Carpinteros de la igl. de San Pablo.
55. ÚBEDA, Jaén. Portada de la capilla del Camarero Vago en la igl. de San Pablo.
56. ÚBEDA, Jaén. Palacio de los Porceles.
57. ÚBEDA, Jaén. Igl. de la Trinidad.
58. ÚBEDA, Jaén. Otra perspectiva de la igl. de la Trinidad.
59. ÚBEDA, Jaén. Portada lateral o de la Epístola, de la igl. de la Trinidad.
60. ÚBEDA, Jaén. Portada principal de la igl. de la Trinidad.
51. ÚBEDA, Jaén. Igl. de San Pablo.
52. ÚBEDA, Jaén. Portada isabelina de la igl. de San Pablo.
53. ÚBEDA, Jaén. El Tabladillo de la igl. de San Pablo.
54. ÚBEDA, Jaén. Portada de los Carpinteros de la igl. de San Pablo.
55. ÚBEDA, Jaén. Portada de la capilla del Camarero Vago en la igl. de San Pablo.
56. ÚBEDA, Jaén. Palacio de los Porceles.
57. ÚBEDA, Jaén. Igl. de la Trinidad.
58. ÚBEDA, Jaén. Otra perspectiva de la igl. de la Trinidad.
59. ÚBEDA, Jaén. Portada lateral o de la Epístola, de la igl. de la Trinidad.
60. ÚBEDA, Jaén. Portada principal de la igl. de la Trinidad.
ÚBEDA** (VI), provincia de Jaén: 15 de octubre de 2011.
La iglesia de San Pablo*
Desde el convento conviene seguir por la calle San Juan de la Cruz, que lleva a la plaza del Primero de Mayo, gran espacio abierto en el territorio urbano de la Úbeda histórica, arbolado y con un kiosco de música en la esquina sureste. En el ángulo suroccidental, haciendo esquina con la calle María de Molina, está el Ayuntamiento Viejo, ocupado hoy por el Conservatorio de Música, un edificio del siglo XIV marcado por la triple arcada de la planta baja y la logia también con arcada de la alta.
Pero la edificación predominante es la iglesia de San Pablo*, que ocupa el lateral norte. Este magnífico templo se construyó en el siglo XIII sobre una antigua mezquita, aunque tuvo que ser reconstruido tras el ataque a la ciudad de don Pero Gil en 1368, en el marco de la guerra civil entre Pedro I y su hermano Enrique II. De este momento data su configuración gótica. Restaurada no hace mucho tiempo, la iglesia ofrece una deliciosa estampa de evocadora antigüedad. A la plaza muestra una bellísima portada isabelina construida sobre una escalinata y fechada en 1511. Consiste en un arco apuntado y abocinado con baquetones en las arquivoltas, el más exterior de ellos conopial, tallados con cardina y entre pilares adornados con pináculos, figurando bajo el conopial tallas de niños jugando entre las cardinas. El acceso lo constituye un parteluz con dos arcos trilobulares y la imagen de san Pabo bajo un doselete en el pilar central. En el tímpano se ha labrado la imagen de Dios Padre coronando a la Virgen, entre ángeles y dos emblemas episcopales.
A la izquierda de esta portada se encuentra El Tabladillo, una preciosa capillita labrada en 1611 ante la que se emitían los bandos municipales. La portada de los pies, más antigua, es más sencilla, pero no menos bella. Se enmarca dentro del estilo gótico. Consiste en un arco igualmente abocinado y apuntado con arquivoltas que apean sobre sendos pares de arcadas superpuestas formadas por arquillos trilobulados sobre delgadas columnas de labrados capiteles. Las arquivoltas llevan adornos de puntas de diamante, cabezas humanas y rosetas vegetales. Se construyó a mediados del siglo XIII y se conoce con el nombre de portada de los Carpinteros.
Todavía tiene el templo una portada más, al norte. Es la más sencilla. Presenta tres arcos ojivales y encima el escudo del obispo Luis Osorio (1483-1496), bajo cuyo mandato se realizó su construcción. Adosado a la cabecera, por la parte que asoma a la plaza, hay una fuente renacentista, construida en 1591. Al otro lado se alza la torre, de base cuadrada, con un último cuerpo octogonal para las campanas.
El interior lleva tres naves separadas por arcos ojivales sobre pilares de trébol, cubiertas las tres con bóvedas de cañón con lunetos, puestas en el siglo XVIII en sustitución de las anteriores armaduras de madera. El crucero y la cabecera se cubren con bóvedas de nervaduras, figurando sobre la capilla mayor un rosetón de gran tamaño. Destacan sobre manera la capilla de las Mercedes o del Encaje y la del Camarero Vago o de las Calaveras, primera y tercera del lado de la Epístola, contando desde la cabecera, ambas platerescas.
Esta es una zona de callejuelas especialmente laberínticas, en las que se suceden las grandes casonas, como el Palacio de los Porceles en la calle Las Parras.
La iglesia de la Trinidad
En la calle Corredera de San Fernando estuvo el convento de la Trinidad, fundado por los trinitarios descalzos tras la entrada de Fernando III en la ciudad. En él, con diversas reformas y vicisitudes, vivieron los monjes hasta la Desamortización, en los años treinta del siglo XIX. El convento, entonces, se convirtió en colegio de enseñanza primaria, función que mantiene en la actualidad, aunque, en 1967, una parte del mismo, la que linda con la calle Obispo Puerto, le fue segregada para la construcción del edificio de Correos.
El convento tuvo tres claustros, de los cuales se conservan el claustro mayor, de dos plantas, con arquerías de medio punto y balaustrada de piedra en la planta superior, y el claustro pequeño, del que sólo quedan dos laterales, ambos utilizados hoy como patios del colegio.
Anexa a esta edificio se mantiene en pie la iglesia, muy bien conservada gracias a la última restauración llevada a cabo recientemente. Data de 1745, en que sustituyó a otra anterior amenazada de ruina, siendo uno de los contados edificios barrocos que existen en la ciudad. Al exterior, asomándose casi a la plaza de Andalucía, resalta la robusta torre, un gran prisma con fábrica de piedra, como la totalidad del edificio, de base cuadrada, con cuatro cuerpos separados por cornisas y rematados por un airoso chapitel circular, también de piedra. El templo tiene dos portadas, una al este, lado de la Epístola, y otra al sur, a los pies. Ambas son de un elegante barroco. La primera consiste en un medio punto sobre impostas decorado con motivos geométricos, abrazado por sendas pilastras y coronado por una profusa corona vegetal en la que se inscribe el anagrama de la Orden. Por encima, una cornisa mixtilínea sostiene una hornacina abrazada por aletones y coronada por una cornisa quebrada y adornada con floreros en la que aparece la imagen de san Juan de Mata. La portada de los pies es más llamativa aún. Muy voluminosa, consiste en un gran arco de medio punto abocinado, decorado con geometrías y flanqueado por sendos grupos de columnas y pilastras de orden corintio que sostienen una abrupta cornisa mixtilínea señalada por grandes roleos, entre los que aparece el escudo de los Austrias con la cruz trinitaria. El conjunto se completa con un frontón quebrado en el que se inscribe un relieve de la Trinidad. Restaurado recientemente, el interior presenta planta de salón con tres naves separadas por arcos de medio punto sobre pilares de base cuadrada, la mayor considerablemente más ancha que las laterales y cubierta con bóveda de cañón con lunetos, separada en cuatro tramos por arcos fajones y decorada con yeserías y motivos geométricos. Lleva coro alto a los pies, que se prolonga en tribunas laterales y se sostiene en una bóveda rebajada con la misma decoración que la de la nave central. Esta decoración se repite en la gran cúpula de gallones sobre pechinas que se eleva en el crucero.
Esta iglesia perdió también la casi totalidad de sus enseres durante la guerra de 1936, entre ellos el gran altar barroco que ocupaba la cabecera. En su lugar, queda hoy el paramento desnudo, con un arcosolio bajo el que cuelga el Cristo de la Expiración, un magníco Crucificado procesional tallado por Juan Luis Vasallo.
A la izquierda de esta portada se encuentra El Tabladillo, una preciosa capillita labrada en 1611 ante la que se emitían los bandos municipales. La portada de los pies, más antigua, es más sencilla, pero no menos bella. Se enmarca dentro del estilo gótico. Consiste en un arco igualmente abocinado y apuntado con arquivoltas que apean sobre sendos pares de arcadas superpuestas formadas por arquillos trilobulados sobre delgadas columnas de labrados capiteles. Las arquivoltas llevan adornos de puntas de diamante, cabezas humanas y rosetas vegetales. Se construyó a mediados del siglo XIII y se conoce con el nombre de portada de los Carpinteros.
Todavía tiene el templo una portada más, al norte. Es la más sencilla. Presenta tres arcos ojivales y encima el escudo del obispo Luis Osorio (1483-1496), bajo cuyo mandato se realizó su construcción. Adosado a la cabecera, por la parte que asoma a la plaza, hay una fuente renacentista, construida en 1591. Al otro lado se alza la torre, de base cuadrada, con un último cuerpo octogonal para las campanas.
El interior lleva tres naves separadas por arcos ojivales sobre pilares de trébol, cubiertas las tres con bóvedas de cañón con lunetos, puestas en el siglo XVIII en sustitución de las anteriores armaduras de madera. El crucero y la cabecera se cubren con bóvedas de nervaduras, figurando sobre la capilla mayor un rosetón de gran tamaño. Destacan sobre manera la capilla de las Mercedes o del Encaje y la del Camarero Vago o de las Calaveras, primera y tercera del lado de la Epístola, contando desde la cabecera, ambas platerescas.
Esta es una zona de callejuelas especialmente laberínticas, en las que se suceden las grandes casonas, como el Palacio de los Porceles en la calle Las Parras.
La iglesia de la Trinidad
En la calle Corredera de San Fernando estuvo el convento de la Trinidad, fundado por los trinitarios descalzos tras la entrada de Fernando III en la ciudad. En él, con diversas reformas y vicisitudes, vivieron los monjes hasta la Desamortización, en los años treinta del siglo XIX. El convento, entonces, se convirtió en colegio de enseñanza primaria, función que mantiene en la actualidad, aunque, en 1967, una parte del mismo, la que linda con la calle Obispo Puerto, le fue segregada para la construcción del edificio de Correos.
El convento tuvo tres claustros, de los cuales se conservan el claustro mayor, de dos plantas, con arquerías de medio punto y balaustrada de piedra en la planta superior, y el claustro pequeño, del que sólo quedan dos laterales, ambos utilizados hoy como patios del colegio.
Anexa a esta edificio se mantiene en pie la iglesia, muy bien conservada gracias a la última restauración llevada a cabo recientemente. Data de 1745, en que sustituyó a otra anterior amenazada de ruina, siendo uno de los contados edificios barrocos que existen en la ciudad. Al exterior, asomándose casi a la plaza de Andalucía, resalta la robusta torre, un gran prisma con fábrica de piedra, como la totalidad del edificio, de base cuadrada, con cuatro cuerpos separados por cornisas y rematados por un airoso chapitel circular, también de piedra. El templo tiene dos portadas, una al este, lado de la Epístola, y otra al sur, a los pies. Ambas son de un elegante barroco. La primera consiste en un medio punto sobre impostas decorado con motivos geométricos, abrazado por sendas pilastras y coronado por una profusa corona vegetal en la que se inscribe el anagrama de la Orden. Por encima, una cornisa mixtilínea sostiene una hornacina abrazada por aletones y coronada por una cornisa quebrada y adornada con floreros en la que aparece la imagen de san Juan de Mata. La portada de los pies es más llamativa aún. Muy voluminosa, consiste en un gran arco de medio punto abocinado, decorado con geometrías y flanqueado por sendos grupos de columnas y pilastras de orden corintio que sostienen una abrupta cornisa mixtilínea señalada por grandes roleos, entre los que aparece el escudo de los Austrias con la cruz trinitaria. El conjunto se completa con un frontón quebrado en el que se inscribe un relieve de la Trinidad. Restaurado recientemente, el interior presenta planta de salón con tres naves separadas por arcos de medio punto sobre pilares de base cuadrada, la mayor considerablemente más ancha que las laterales y cubierta con bóveda de cañón con lunetos, separada en cuatro tramos por arcos fajones y decorada con yeserías y motivos geométricos. Lleva coro alto a los pies, que se prolonga en tribunas laterales y se sostiene en una bóveda rebajada con la misma decoración que la de la nave central. Esta decoración se repite en la gran cúpula de gallones sobre pechinas que se eleva en el crucero.
Esta iglesia perdió también la casi totalidad de sus enseres durante la guerra de 1936, entre ellos el gran altar barroco que ocupaba la cabecera. En su lugar, queda hoy el paramento desnudo, con un arcosolio bajo el que cuelga el Cristo de la Expiración, un magníco Crucificado procesional tallado por Juan Luis Vasallo.
Enlace a la Entrada anterior de Úbeda**:
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