21. ÚBEDA, Jaén. Palacio de Vázquez de Molina.
22. ÚBEDA, Jaén. Patio del palacio de Vázquez de Molina.
23. ÚBEDA, Jaén. Capitel de una columna del patio del palacio de Vázquez de Molina.
24. ÚBEDA, Jaén. Colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
25. ÚBEDA, Jaén. Fachada principal de la colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
26. ÚBEDA, Jaén. Portada de la fachada principal de la colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
27. ÚBEDA, Jaén. Portada de La Consolación de la colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
28. ÚBEDA, Jaén. Una de las alas del claustro de la colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
29. ÚBEDA, Jaén. Nave central con la cap. mayor al fondo, de la colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
30. ÚBEDA, Jaén. Cúpula de la cap. mayor de la colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
31. ÚBEDA, Jaén. Reja de la capilla de la Yedra en la colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
32. ÚBEDA, Jaén. Capilla del Sto. Entierro, en la colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
33. ÚBEDA, Jaén. Una última capilla de la colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
22. ÚBEDA, Jaén. Patio del palacio de Vázquez de Molina.
23. ÚBEDA, Jaén. Capitel de una columna del patio del palacio de Vázquez de Molina.
24. ÚBEDA, Jaén. Colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
25. ÚBEDA, Jaén. Fachada principal de la colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
26. ÚBEDA, Jaén. Portada de la fachada principal de la colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
27. ÚBEDA, Jaén. Portada de La Consolación de la colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
28. ÚBEDA, Jaén. Una de las alas del claustro de la colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
29. ÚBEDA, Jaén. Nave central con la cap. mayor al fondo, de la colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
30. ÚBEDA, Jaén. Cúpula de la cap. mayor de la colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
31. ÚBEDA, Jaén. Reja de la capilla de la Yedra en la colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
32. ÚBEDA, Jaén. Capilla del Sto. Entierro, en la colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
33. ÚBEDA, Jaén. Una última capilla de la colegiata de Sta. Mª de los Reales Alcázares.
ÚBEDA** (III), provincia de Jaén: 15 de octubre de 2011.
La plaza de Vázquez de Molina**
La plaza del Ayuntamiento, amplia, prácticamente cuadrada, ajardinada, tiene en el centro un monumento dedicado a las víctimas de la guerra, consistente en un ángel recogiendo a un caído. En ella se encuentra actualmente el Ayuntamiento, en un edificio exento, con una cara a esta plaza y la otra a la inmediata plaza de Vázquez de Molina**. Este prodigioso lugar de la topografía ubetense es el corazón de la ciudad histórica. Se trata de un espacio único, con una asombrosa concentración de edificios singulares, no sólo el más bello de la ciudad, sino uno de los más bellos de Andalucía y aún de España. Su conformación actual data de los años cincuenta del siglo XX, pero ha venido formándose paulatinamente desde el siglo XV, cuando, como consecuencia de las pugnas nobiliarias, los Reyes Católicos ordenaron derribar el alcázar y rellenar con sus piedras el barranco que se abría a sus pies.
El Palacio de Vázquez de Molina
Bajando por la calle Juan Montilla, es este el primer edificio que aparece, haciendo esquina con dicha calle y con la plaza. Actualmente es la sede del Ayuntamiento de la ciudad. Se trata de una edificación de grandes dimensiones diseñada por Andrés de Vandelvira y construida en la mitad del siglo XVI para Juan Vázquez de Molina, sobrino del secretario de Carlos I y Felipe II Francisco de los Cobos. Se conoce también como el Palacio de las Cadenas, debido a las que entre pilares cerraban la lonja que el edificio tuvo. Como el caballero Vázquez no tuvo descendencia, cedió parte del edificio a las monjas dominicas, quienes lo habitaron hasta la Desamortización de 1836, momento poco después del cual fue ocupado por el Ayuntamiento de la ciudad.
Su concepción responde al mejor Renacimiento de estirpe italiana. De planta cuadrada, a la plaza muestra una elegante y equilibrada fachada de tres cuerpos de distinto orden y sótano, separados con cornisas y con siete calles cada uno, el inferior con pilastras corintias, el segundo con pilastras jónicas y el último con cariátides. Los tres cuerpos llevan los mismos huecos: siete, ventanas festoneadas en el inferior; ventanas entre pilastras y con frontón triangular en el primero y óculos ovalados y moldurados en el último. La portada es un sencillo dintel coronado por frontón triangular sobre el que va el escudo de la casa. Interiormente, se organiza alrededor de un precioso patrio columnado a base de arcos de medio punto con modillón en la clave y escudos en las enjutas. Una fuente centra el pavimento, formado por enchinado geométrico.
La colegiata de Santa María de los Reales Alcázares**
Se alza este extraordinario templo frente al palacio de Vázquez de Molina, al otro lado de la explanada y de un jardín. Su construcción se realizó, tras la conquista cristiana de Úbeda, sobre la mezquita aljama o principal de los musulmanes. Desde este momento hasta 1852 fue el templo más importante con el que contó la ciudad. Ha sufrido numerosas intervenciones a lo largo de la historia, motivo por el que se conjugan en él diversos estilos arquitectónicos.
A la plaza, la colegiata presenta una fachada de gran porte construida en 1612, que se alza a modo de arco triunfal de dos cuerpos, mostrando en el segundo un gran rellieve con la Adoración de los Pastores, realizado por Luis de Zayas. Las imágenes que figuran en los intercolumnios del cuerpo inferior son las de san Pedro y san Pablo y las que aparecen en los basamentos del cuerpo superior, las de Moisés e Isaías. El conjunto se remata con una hornacina con una imagen dela Virgen entre los ángeles. Las ventanas ciegas neogóticas, que rompen el esquema clásico de la fachada, así como las dos espadañas, se añadieron en el siglo XIX, cuando fue necesario derribar la torre por su mal estado de conservación.
A la derecha de la portada se encuentra la casa parroquial, construida también en el siglo XIX. La iglesia tiene otra portada en la cara oriental. Se la conoce con el nombre de La Consolación, labrada un poco antes, en 1604. Presenta dos cuerpos, el inferior con un medio punto sobre impostas entre columnas corintias, con las imágenes de la Fe y la Caridad en las enjutas y las de san Sebastián y san Juan Juan Bautista en las hornacinas. El segundo cuerpo, de tres calles formadas por columnas jónicas y pilastras cajeadas con resaltes, lleva en la calle central, una hornacina avenerada con la Virgen y el Niño, y en las calles laterales, los emblemas de Sancho Dávila.
Tras la fachada principal, hay un precioso claustro gótico construido en el siglo XV, en el mismo espacio que ocupaba el patio de la antigua mezquita. Es de planta trapezoidal y se cubre con bóvedas de terceletes que apean sobre ménsulas.
El interior tiene planta de salón con cinco naves y capillas laterales, respondiendo su fábrica, principalmente, al estilo gótico-mudéjar de sus orígenes. Tuvo techumbre de madera, de par y nudillo, que se sustituyó por bóvedas encamonadas en el siglo XVIII. El templo tuvo un magnífico coro cerrado, con tres altares a su alrededor, la Sagrada Familia, san Gregorio y san Ramón. Todo desapareció durante la contienda de 1936. Entre sus numerosas capillas, la principal es la capilla mayor, que se cubre con una cúpula barroca sobre pechinas, policromada y con abundante decoración. La tradición afirma que en este lugar se dijo la primera misa en la ciudad tras la llegada de los cristianos. En ella se encuentra el Cristo de los Cuatro Clavos, impresionante Crucificado del siglo XV, gótico, como delata su inverosímil postura. Tiene una buena reja gótica, que anteriormente estaba en el coro. La buena rejería se repite en el resto de las capillas, siendo éstas de distintos estilos artísticos, principalmente, plateresco. Cabe destacar la de la Yedra, a los pies, frente a la mayor; la del Santo Entierro, a su lado; la del Cristo de la Caída, junto al acceso a la sacristía; la de los Sabater, a la derecha de la capilla mayor o lado de la Epístola, y la de San Antonio, a continuación, de un muy bello gótico isabelino.
Su concepción responde al mejor Renacimiento de estirpe italiana. De planta cuadrada, a la plaza muestra una elegante y equilibrada fachada de tres cuerpos de distinto orden y sótano, separados con cornisas y con siete calles cada uno, el inferior con pilastras corintias, el segundo con pilastras jónicas y el último con cariátides. Los tres cuerpos llevan los mismos huecos: siete, ventanas festoneadas en el inferior; ventanas entre pilastras y con frontón triangular en el primero y óculos ovalados y moldurados en el último. La portada es un sencillo dintel coronado por frontón triangular sobre el que va el escudo de la casa. Interiormente, se organiza alrededor de un precioso patrio columnado a base de arcos de medio punto con modillón en la clave y escudos en las enjutas. Una fuente centra el pavimento, formado por enchinado geométrico.
La colegiata de Santa María de los Reales Alcázares**
Se alza este extraordinario templo frente al palacio de Vázquez de Molina, al otro lado de la explanada y de un jardín. Su construcción se realizó, tras la conquista cristiana de Úbeda, sobre la mezquita aljama o principal de los musulmanes. Desde este momento hasta 1852 fue el templo más importante con el que contó la ciudad. Ha sufrido numerosas intervenciones a lo largo de la historia, motivo por el que se conjugan en él diversos estilos arquitectónicos.
A la plaza, la colegiata presenta una fachada de gran porte construida en 1612, que se alza a modo de arco triunfal de dos cuerpos, mostrando en el segundo un gran rellieve con la Adoración de los Pastores, realizado por Luis de Zayas. Las imágenes que figuran en los intercolumnios del cuerpo inferior son las de san Pedro y san Pablo y las que aparecen en los basamentos del cuerpo superior, las de Moisés e Isaías. El conjunto se remata con una hornacina con una imagen dela Virgen entre los ángeles. Las ventanas ciegas neogóticas, que rompen el esquema clásico de la fachada, así como las dos espadañas, se añadieron en el siglo XIX, cuando fue necesario derribar la torre por su mal estado de conservación.
A la derecha de la portada se encuentra la casa parroquial, construida también en el siglo XIX. La iglesia tiene otra portada en la cara oriental. Se la conoce con el nombre de La Consolación, labrada un poco antes, en 1604. Presenta dos cuerpos, el inferior con un medio punto sobre impostas entre columnas corintias, con las imágenes de la Fe y la Caridad en las enjutas y las de san Sebastián y san Juan Juan Bautista en las hornacinas. El segundo cuerpo, de tres calles formadas por columnas jónicas y pilastras cajeadas con resaltes, lleva en la calle central, una hornacina avenerada con la Virgen y el Niño, y en las calles laterales, los emblemas de Sancho Dávila.
Tras la fachada principal, hay un precioso claustro gótico construido en el siglo XV, en el mismo espacio que ocupaba el patio de la antigua mezquita. Es de planta trapezoidal y se cubre con bóvedas de terceletes que apean sobre ménsulas.
El interior tiene planta de salón con cinco naves y capillas laterales, respondiendo su fábrica, principalmente, al estilo gótico-mudéjar de sus orígenes. Tuvo techumbre de madera, de par y nudillo, que se sustituyó por bóvedas encamonadas en el siglo XVIII. El templo tuvo un magnífico coro cerrado, con tres altares a su alrededor, la Sagrada Familia, san Gregorio y san Ramón. Todo desapareció durante la contienda de 1936. Entre sus numerosas capillas, la principal es la capilla mayor, que se cubre con una cúpula barroca sobre pechinas, policromada y con abundante decoración. La tradición afirma que en este lugar se dijo la primera misa en la ciudad tras la llegada de los cristianos. En ella se encuentra el Cristo de los Cuatro Clavos, impresionante Crucificado del siglo XV, gótico, como delata su inverosímil postura. Tiene una buena reja gótica, que anteriormente estaba en el coro. La buena rejería se repite en el resto de las capillas, siendo éstas de distintos estilos artísticos, principalmente, plateresco. Cabe destacar la de la Yedra, a los pies, frente a la mayor; la del Santo Entierro, a su lado; la del Cristo de la Caída, junto al acceso a la sacristía; la de los Sabater, a la derecha de la capilla mayor o lado de la Epístola, y la de San Antonio, a continuación, de un muy bello gótico isabelino.
Enlace a la Entrada anterior de Úbeda**:
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