ROMA** (VI), capital de la provincia, de la región, y de Italia: 7 de septiembre de 2023.
Los peregrinos medievales que recorrían miles de kilómetros a pie desde todos los rincones del mundo para ver al menos una vez en su vida al sumo pontífice y orar ante la tumba de Pedro son hoy día riadas de turistas en cómodos autocares apiñados en la columnata de Bernini. Con tanta gente que abarrota la plaza y la basílica -insuficiente para acoger a tantos fieles, por gigantescas que sean sus dimensiones- resulta algo difícil ver la basílica como lugar de recogimiento y meditación. A ello se une su imagen de museo, resultado de la gran predilección de los papas por el arte en todas sus facetas, lo que contribuyó a la formación de un patrimonio de valor incalculable.
Las admirables colecciones de los Museos Vaticanos** tienen ya más de cinco siglos de vida. Fueron inauguradas en 1506 por Julio II, quien fue el primero en exponer las esculturas más bellas de su colección en el patio de las Estatuas (el actual Octógono), que era parte del palacete del Belvedere.
Organizadas en su disposición actual entre finales del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX, las colecciones pontificias constituyen un conjunto de excepcional importancia, tanto por la riqueza y valor de las obras reunidas como por la magnificencia de las salas que las albergan. El "itinerario de las obras maestras imprescindibles" es suficiente para darse cuenta de que los papas fueron los grandes mecenas del arte italiano.
Desde el año 2000 se accede al complejo a través de una moderna y funcional entrada donde se encuentran todos los servicios. Ordenadas en dos plantas (más una tercera destinada a exposiciones), el visitante accede a las salas de exposición a través de una gran rampa helicoidal que cruza el patio de las Corazas, cubierto por una estructura de vidrio y acero.
Para la visita (de 9 h y 16 h; los festivos y domingos cerrado excepto los últimos de cada mes en que la entrada es gratuita, de 9 h a 12.30 h; www.museivaticani.va), en el plano de los museos se indica la ubicación de las colecciones con distintos colores. Antes de iniciar la visita conviene comprobar en el tablón qué museos están abiertos y cuáles cerrados.
Galería de los Tapices y los Mapas. Son las dos salas que preceden a las estancias de Rafael, autor de los tapices que ahora se exponen en la Pinacoteca Vaticana y que en su origen adornaban la primera galería, sustituidos por tapices de Bruselas, hechos en el siglo XVI por Pieter van Aelst.
La segunda galería ofrece un pequeño ensayo de geografía de Italia ya que está decorada con frescos de 1580-1583 que representan 40 mapas de las regiones italianas y de las posesiones de la Iglesia a finales del siglo XVI; los estucos y pinturas de la bóveda son de Girolamo Muziano y Cesare Nebbia.
Estancias de Rafael**. Etapa obligada de la visita de los Museos Vaticanos, formaban parte de los aposentos de Nicolás V, aunque fue Julio II quien encargó su espléndida decoración a Rafael y sus colaboradores (1508-1525).
Rafael hizo los diseños sobre los que trabajaron en la sala de Constantino Giulio Romano, Raffaellino del Calle y Giovanni Francesco Penni hasta 1525; el primero pintó en la pared enfrente de la ventana la Victoria de Constantino sobre Majencio y en la pared siguiente la Aparición de la Cruz a Constantino; Penni realizó, entre figuras de pontífices en el trono y virtudes, el Bautismo de Constantino (pared de comunicación con la sala de Heliodoro) y la Donación de Constantino (pared de las ventanas).
Bramante empezó la galería de Rafael (visita solo previa solicitud y por motivos de estudio) que este terminó en 1512-1518, confiando la decoración a sus discípulos Giovanni da Udine, Giulio Romano, Polidoro da Caravaggio y Perin del Vaga: 12 frescos de episodios del Antiguo Testamento y el último con escenas del Nuevo Testamento decoran las bóvedas de la galería, intercalados con decoración "grutesca'' en columnas y pilastras.
A continuación se encuentran la sala de los Palafreneros o de los Claroscuros (con apóstoles y santos de Federico y Taddeo Zuccari) y la capilla de Nicolás V, con frescos de historias de los mártires Esteban y Lorenzo* (1448-1450) pintados por Fra Angelico. Más adelante está la primera sala con frescos del propio Rafael (1512-1514). Se trata de la estancia de Heliodoro con temas probablemente sugeridos por Julio II para exaltación de la Iglesia: Encuentro entre San León Magno y Atila* (en la pared divisoria con la estancia de la Signatura), Misa de Bolsena* (en la pared derecha), Expulsión de Heliodoro* (enfrente del primero, en colaboración con Giulio Romano y Giovanni da Udine) y Liberación de San Pedro*.
Exceptuando parte de la decoración de la bóveda, obra de Sodoma y Bramantino, Rafael pintó entre 1509-1511 toda la estancia de la Signatura, así denominada porque en ella se reunía a mediados del siglo XVI el tribunal supremo de la Santa Sede, la Segnatura Gratiae et Iustitiae. Los frescos son una de sus obras maestras y muestran la trabazón de los ideales de la cultura humanista con la tradición clásica y los hallazgos del siglo XV en materia de perspectiva.
En la pared que comunica con la estancia del Incendio de Borgo se encuentra la famosa Disputa del Sacramento*; a los lados de la ventana Gregorio IX aprobando los Decretales* y Justiniano entregando las Pandectas a Treboniano (en el luneto de la ventana Prudencia, Fortaleza y Templanza); enfrente de la Disputa la célebre Escuela de Atenas**, con figuras que representan a personajes de la época (Bramante es el del compás y Miguel Ángel el que apoya la cabeza en el brazo); en la pared de la ven tana que da al patio del Belvedere está el Parnaso*, terminado en 1511. El zócalo de madera se sustituyó por los claroscuros de Perin del Vaga, aunque las representaciones de las Ciencias y las Artes son de Rafael.
En la estancia del Incendio, terminada en el pontificado de León X, los discípulos se valieron de cartones y diseños de Rafael para parte de los frescos de la pared, con motivos alusivos a los papas de nombre León. Enfrente de la ventana puede verse el Incendio de Borgo*, apagado por León IV con la señal de la cruz, la Coronación de Carlomagno por León III (pared derecha), la Victoria de León IV sobre los sarracenos (pared izquierda) y el Juramento de León III (pared de las ventanas). Las pinturas de la bóveda son de Perugino.
Apartamento Borgia. Alejandro VI Borgia encargó en 1492-1498 a Pinturicchio y sus colaboradores los frescos (la Sala de los Santos es su obra maestra) que lo decoran. En él se exhibe la Colección de Arte Religioso Moderno inaugurada por Pablo VI en 1973, con esculturas, cuadros y obra gráfica de lo más granado del arte contemporáneo.
Capilla Sixtina**. Cuando el papa Sixto IV hizo construir (1475-1481) esta sala rectangular con bóveda rebajada no podía imaginar que aquí se plasmaría una de las obras más importantes de la pintura italiana renacentista. El papa había demostrado su sensibilidad al encargar a Mino da Fiesole, Andrea Bregno y Giovanni Dalmata la elegante cancela de mármol que divide en dos la sala y la balaustrada de la tribuna del coro. La misma que mostró al encargar los frescos de las paredes laterales y del altar a los maestros más célebres de la época, como Sandro Botticelli, Luca Signorelli, Piero di Cosimo, Perugino, Domenico Ghirlandaio y Pinturicchio.
En 1506, Julio II reanudó su proyecto de decoración confiándoselo a Miguel Ángel, quien pintó la bóveda entre los años 1508-1512 y la pared del fondo en el pontificado de Pablo III. La zona inferior de las paredes laterales y del altar está decorada con falsos cortinajes pintados con los emblemas de Sixto IV, mientras que en la mediana pueden verse episodios de la vida de Moisés (derecha) y de la vida de Cristo (izquierda) y en la superior, del lado de enfrente del altar, 24 retratos de papas.
La superficie de la bóveda está ocupada por un gran ciclo pictórico, en una extraordinaria fusión de elementos arquitectónicos y plásticos resaltados por brillantes tonalidades cromáticas. La grandiosa composición se articula en tres niveles superpuestos.
La zona central está ilustrada con nueve escenas soberbias del Génesis**: Separación de la luz y las tinieblas, Creación de los astros y las plantas, Separación de tierra de las aguas, Creación de Adán, Creación de Eva, El pecado original y la expulsión del Paraíso terrestre, El sacrificio de Noé, El diluvio universal y La embriaguez de Noé; entre los recuadros se ven parejas desnudas* sosteniendo medallones. El siguiente nivel lo componen las figuras de sibilas y profetas que se hallan sentados en tronos. En los triángulos y ángulos de la parte inferior de la bóveda hay otros episodios bíblicos y en los lunetos de las ventanas, los antepasados de Cristo.
Una grandiosa escena en movimiento dentro de un espacio sin límites. Así concibió Miguel Ángel en 1536-1541, superando modelos y perspectivas del arte renacentista, el magnífico Juicio Universal** de la pared del fondo. En él domina la majestuosa e implacable figura de Cristo como juez supremo*, con la Virgen al lado y los santos, patriarcas y mártires que llenan el Paraíso; a su derecha, los buenos suben al cielo, y a la izquierda los malos se precipitan en el infierno, donde los reciben Caronte y Minos. Abajo está representada a la izquierda la Resurrección de los muertos, en el centro, los Ángeles tocando las trompetas del Juicio y, en los lunetos, los Ángeles con los símbolos de la Pasión. El papa Pío IV consideró que las figuras desnudas eran escandalosas y ordenó cubrirlas en 1564; el encargado de pintar los drapeados, llamados "bragas", fue Daniel de Volterra, desde entonces apodado el "Braghettone".
Sala de las Bodas Aldobrandinas. Así llamada por el espléndido fresco* sobre los preparativos de boda entre Alejandro Magno y Rosana, descubierto en 1605 en el arco de Galieno. En el resto de paredes hay pinturas como Odisea (siglo I a.C.) y procesiones de niños (siglo III).
Sala de los Papiros y Museo Sacro. La sala de los papiros nació para exponer en ella los papiros de Rávena, mientras que el Museo Sacro lo creó Benedicto XIV en 1756 para guardar las antigüedades cristianas anteriores a la disolución del Imperio Romano.
Biblioteca Apostólica Vaticana. La creó Sixto IV en 1475 y sus fondos comprenden 75.000 volúmenes manuscritos, 70.000 documentos, 100.000 autógrafos separados y más de 800.000 libros impresos. Es notable el Salone Sistino* de D. Fontana (1587-1589). En el Museo Profano se exponen materiales de época etrusca, romana y medieval procedentes de las colecciones Albani y Carpegna y otras excavaciones.
Museo Misionero-Etnológico. Contiene piezas de artes aplicadas y documentos de civilizaciones no europeas procedentes de la Exposición Misionera del jubileo celebrado en el año 1925 y donaciones de congregaciones o particulares. Instalada en primer lugar en San Juan de Letrán, debe su organización actual a Pablo VI.
Los medios de transporte de los papas pueden verse en una sección del Museo Histórico Vaticano-Pabellón de las Carrozas.
Desde los Museos Vaticanos se puede acceder a la necrópolis romana (visita previa reserva. Compra de entradas en biglietteriamusei.vatican.va. Más información en www.museivaticani.va), parte de un antiguo cementerio dispuesto a lo largo de la via Triumphalis. Las excavaciones han sacado a la luz unos 40 edificios funerarios y sepulcros (algunos con decoración al fresco y estuco y con pavimentos de mosaico) y más de 200 sepulturas señaladas con cipos, estelas, altares y lápidas, que datan de finales del siglo I a.C. a comienzos del IV d.C. (VV.AA. Guía total: Roma y el Vaticano. Anaya. Madrid, 2020).
Enlace a la Entrada anterior de Roma**:
3972. ROMA** (V), capital: 7 de septiembre de 2023.
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