ANTEQUERA* (VII), provincia de Málaga: 4 de junio de 2021.
Saliendo de la ciudad por la carretera N-331, se alcanzan, en seguida y sucesivamente, los dólmenes de Viera, Menga y El Romeral, espectaculares construcciones megalíticas, de unos 4.500 años de antigüedad.
Los dólmenes de Menga, Viera y El Romeral, a escasa distancia de la ciudad de Antiquera, constituyen uno de los conjuntos megalíticos más importantes de España. Megalito significa piedra grande. Pero no son grandes, son gigantescas las que aparecen en estas tres construcciones del periodo Eneolítico y del comienzo de la Edad de los Metales. Los dólmenes -éstos en concreto- son una especia de templos que ejercían la función de enterramientos colectivos en la época en que el hombre comenzó a dar culto a los muertos, aunque algunos han querido ver mucho más: observatorios astronómicos y hasta lugares de retiro para entrar en contacto con lo trascendente o lo sacro. Estos de Antequera se remontan a un periodo que va de los 2.500 años a.C. -el de Menga- a los 1.800 a.C. -el de El Romeral- y, en cualquier caso, maravilla y asombra cómo pudieron realizarse obras de semejante envergadura en una época en que los medios técnicos eran, sin duda pobrísimos.
Los constructores de estos dólmenes -hombres que se habían constituido en una sociedad jerárquica, con su correspondiente división del trabajo-, extrajeron las piedras del cerro de la Vera Cruz, a no demasiada distancia, por el método de introducir en las grietas de la roca cuñas de madera que, al humedecerlas, se hinchaban y hacían saltar los bloques. Estos bloques los labraban allí mismo y luego los transportaban haciéndolos rodar sobre troncos de árboles. Una vez en el lugar, cavaban la zanja para los bloques verticales, que situaban valiéndose de cuerdas y palancas. Ahora bien ¿cómo resolvían el problema de colocar las losas que hacen de cubierta y apean en las laterales? Rellenaban el hueco de tierra y, a continuación, arrastraban las losas hasta encastrarlas en su lugar. Luego retiraban la tierra y la obra se daba por concluida. Las construcciones eran tan poderosas que ahí están, prácticamente intactas, 4.500 años más tarde, a despecho del tiempo, de terremotos y hasta de la incuria de los hombres que vinieron después. El dolmen de Menga se descubrió en 1847 y el arquitecto malagueño Rafael Mitjana creyó que era un templo celta. Los otros fueron descubiertos en 1905, pero los tres hubieron de esperar hasta 1941 para ser restaurados y expuestos al público.
Textos de:
Rafael Arjona y Lola Wals, Málaga, Guía Total. Anaya Touring. Madrid, 2005.
Enlace a la Entrada anterior de Antequera*:
551. ANTEQUERA* (VI), Málaga: 25 de mayo de 2008.
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