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viernes, 17 de marzo de 2017

1825. PARIS** (II), capital: 16 de agosto de 2014.

21. PARÍS, capital. Porte St-Denis.

22. PARÍS, capital. Porte St-Denis desde otra perspectiva.

23. PARÍS, capital. Gran vestíbulo circular de las Galeries Lafayette.

24. PARÍS, capital. La cúpula vidriada de las Galeries Lafayette.

25. PARÍS, capital. En la azotea de las Galeries Lafayette con la Ópera de Garnier a un lado, y la Tour Eiffel al fondo.

26. PARÍS, capital. Fachada de los grandes almacenes Printemps.

27. PARÍS, capital. Fachada de la École Militaire que da al Champ-de-Mars.

28. PARÍS, capital. En el Champ-de-Mars con la Tour Eiffel al fondo.

29. PARÍS, capital. Otra perspectiva del Champ-de-Mars, en esta ocasión con la École Militaire y la Tour Montparnasee, de fondo.

30. PARÍS, capital. Ante la Tour Eiffel.

31. PARÍS, capital. La Tour Eiffel vista desde el suelo.

32. PARÍS, capital. Atardecer con la Tour Eiffel y la Tour Montparnasse al fondo.

PARIS** (II), capital del departamento, de la región y de Francia: 16 de agosto de 2014.
LES GRANDS-BOULEVARDS
   Porte St-Denis*. Fue proyectada en 1672 por François Blondel, matemático y militar, con la intención de levantar un arco de triunfo que se impusiese por la belleza de sus proporciones: diseñó un cuadrado perfecto de 23 m de lado y el vano central tiene las mismas dimensiones que las pilastras. Si Girardon inició la decoración, el trabajo final lo hizo Michel Anguier; los temas de los bajorrelieves principales son las grandes victorias de Luis XIV (el paso del Rhin y la toma de Maastrich). La rue St-Denis, en dirección sur, conduce directamente a Les Halles y, hacia el norte, a St-Denis.
LOS BARRIOS DEL NORTE
   Rue La Fayette. Esta calle atraviesa el barrio desde el boulevard Haussman a la place de la Bataille de Stalingrad, pasando entre las dos estaciones ferroviarias. Es animada pero no tan popular como el boulevard de Magenta, con restaurantes y tiendas de todo tipo. En el cruce con el boulevard Haussmann, en 1895 Alphonse Kahn y Théophile Boder crearon una tienda de "frivolidades", las famosas Galeries Lafayette. Hasta principios del siglo XX estos grandes almacenes no dejaron de crecer, ocupando muchos inmuebles del boulevard Haussmann. Se construyeron dos vestíbulos, uno circular y cubierto con una gran cúpula vidriada* que aún hoy es el elemento central de la tienda. Revolucionaria para su época, sigue siendo una de las más prestigiosas de París.
   Au Printemps. Suerte de templo del comercio, es uno de los primeros grandes almacenes construidos en París. Nacido como tienda de curiosidades en 1865, fue destruido por un incendio unos años después y reconstruido por Paul Sédille. El nuevo espacio se convirtió en el prototipo de muchas construcciones posteriores. En un volumen de piedra con amplias vidrieras, se superponen las galerías comunicadas por pasadizos aéreos, todo iluminado con una gran cúpula de vidriera y la primera instalación eléctrica instalada en un almacén. Posteriormente transformado, conserva parte de las fachadas y la cúpula de cristal de Binet (1910).
DESDE LES INVALIDES A LA TOUR EIFFEL
   École Militaire*. Es difícil imaginar que el origen de la construcción de este colegio militar destinado a los jóvenes cadetes "sin recursos, hijos de oficiales enfermos o muertos por servir al rey" se deba  a una mujer; es imposible creer que esta dama sea la famosa madame de Pompadour. Parece, de hecho, que fue ella quien convenció a Luis XV para fundar la École Militaire y que no dudara en utilizar su fortuna personal para pagar a los obreros en los momentos más complicados de la construcción. El edificio, erigido entre 1752 y 1774, es una de las expresiones más refinadas del clasicismo del siglo XVIII francés, y, ciertamente, es una de las obras más significativas de Jacques-Ange Gabriel (autor de la place de la Concorde), arquitecto del rey.
   En el centro de la fachada, en el patio de honor, al lado de la place de Fontenoy, un peristilo con columnas corintias señala el punto crucial de la composición arquitectónica; a los lados, cierran la perspectiva dos cuerpos de fábrica construidos hacia 1780, cuya realización fue en parte asignada a Boullée, uno de los grandes arquitectos de la Revolución. El frontón esculpido, encuadrado entre trofeos, está coronado por un gran reloj sostenido por figuras alegóricas del Tiempo y el Estudio. La fachada del Champ-de-Mars es similar a la anterior y tiene tres puertas de acceso. En el interior, una escalera de honor está cubierta por una espléndida bóveda y flanqueada por una balaustrada de hierro forjado realizada según diseño de Gabriel. Actualmente la escuela, que contó entre sus alumnos a Napoleón, además de albergar la École Supérieure de Guerre, alberga el Institut des Hautes Études de Défense Nationale et d'Économie de Guerre.
   Champ-de-Mars*. Este jardín, uno de los lugares más agradables y frecuentados de la capital, estuvo un tiempo lleno de viñedos y de campos donde se cultivaban hortalizas. En 1765 fue cedido a la corona para servir como centro de maniobras de la École Militaire, entonces en construcción; el recinto quedó delimitado por un foso y una imponente verja; puesto que se consideraba insuficiente, fue paulatinamente extendiéndose hasta el Sena, con la anexión de la Île des Signes. Esta isla, antes denominada Maquerelle, se utilizó para dar sepultura a los millares de cuerpos tirados al río durante la masacre de San Bartolomé (24 de agosto de 1572); fue Luis XIV quien le cambió el nombre, poblando la isla con cisnes importados de Suecia y Dinamarca.  El campo se convirtió en escenario de evento no solo militares; los hermanos Montgolfier realizaron aquí los primeros experimentos aerostáticos y el físico Charles y los hermanos Robert el 27 de agosto de 1783 izaron su primer globo. Desde 1790 el Champ-de-Mars ha sido centro de las manifestaciones revolucionarias: alegres como el juramento a la Nación de La Fayette, prestado ante una multitud de 300.000 personas, pero también terribles como las ejecuciones públicas.
   Durante el periodo napoleónico y el Segundo Imperio, en este campo se celebraron eventos oficiales, nombramientos honoríficos y desfiles militares. Con la Segunda República se convirtió en sede de los Atéliers Nationaux y en pista para las carreras de caballos hasta la construcción del Hipódromo de Longchamp, en 1848. Pero el apogeo de este lugar llegó a partir de finales del siglo XIX, con la organización de las Exposiciones Universales. Champ-de-Mars se convirtió entonces en sinónimo de maravilla, invención y prodigio. En las tardes de primavera y verano el parque está lleno de estudiantes que se reúnen para merendar al aire libre.
   Tour Eiffel**. París organizó, con ocasión del primer centenario de la Revolución, la más grande de las exposiciones universales realizadas hasta entonces. La muestra organizada en el Champ-de-Mars tenía dos puntos cardinales: la galerie des Machines en un extremo y la Tour Eiffel en el eje con el puente que comunica con el Trocadéro. La galería cubría con sus arcos de acero, de 115 m de ancho, una distancia de casi medio km: ¡nunca se había visto un espacio tan grande! Se había perdido toda referencia a las dimensiones humanas: comenzaba la era de la modernidad. Los pabellones de la Exposición fueron demolidos en 1910, conservándose la Tour Eiffel como único testimonio del renovado espíritu de la época. Se la galerie des Machines, en cuanto a sala de exposiciones, se consideraba funcional, la torre parecía, por el contrario, no tener utilidad alguna, se consideraba un desafío técnico, un capricho de su inventor. Durante su construcción se orquestó una hábil campaña difamatoria, iniciada en primer lugar por los habitantes del barrio, que temían que la torre se desplomara sobre sus casas y, después, por la publicación del manifiesto de los artistas, denominado de los Trois cents, en el que se hablaba de "torre inútil y monstruosa", de "gigantesca y oscura chimenea de oficina", e incluso de "odiosa columna de hierro" y de "deshonor de París" (entre los firmantes del manifiesto estaban Maupassant y Zola).
   Pese a las adversidades, Gustave Eiffel construyó su torre en tan solo 25 meses. No sólo se ganó el favor del público, sino que la torre se convirtió pronto en el símbolo de París. Destinada a ser destruida 20 años después, como todo lo que se construyó para la Exposición Universal, se ganó lentamente el derecho a permanecer en pie; se convirtió en estación meteorológica y después en emisora de radio; una convención internacional de 1912 estableció que desde la torre se difundiera la hora universal y, en 1922, comenzaron las primeras transmisiones radiofónicas de Radio Tour Eiffel. Con una altura de 300,65 m y organizada en tres niveles (el primero a 57,33 m, el segundo a 115,73 y el tercero a 276,13 m), la torre es hoy el monumento más visitado del mundo. Concebida para desafiar el viento, registra una oscilación de sólo 15 cm. Sin embargo, sufre una deformación que llega hasta los 20 cm y que varía con la exposición al sol. Las partes de metal expuestas a los rayos sufren una dilatación superior a las que permanecen en sombra. A pesar de su peso (7.000 toneladas), la presión sobre el suelo es de 4 kg por cm2, equivalente a la de un hombre sentado en una silla. Una acertada iluminación nocturna* la hace aún más ligera. Los ascensores suben entra la filigrana de su estructura: se abre la vista, el horizonte se aleja y, en la cima, se disfruta de un panorama extraordinario.

Enlace a la Entrada anterior de Paris**:

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