71. OVIEDO, Asturias. Vista de Sta. Mª del Naranco con la ciudad al fondo.
72. OVIEDO, Asturias. Vista de la ciudad desde el monte Naranco.
73. OVIEDO, Asturias. Uno de los frentes cortos de Sta. Mª del Naranco.
74. OVIEDO, Asturias. Estancia lateral de la planta baja de Sta. Mª del Naranco.
75. OVIEDO, Asturias. Otra vista de la planta baja de Sta. Mª del Naranco.
76. OVIEDO, Asturias. Vista general de la planta baja de Sta. Mª del Naranco.
77. OVIEDO, Asturias. Capitel de Sta. Mª del Naranco.
78. OVIEDO, Asturias. Detalle de otro capitel de Sta. Mª del Naranco.
79. OVIEDO, Asturias. Decoración de Sta. Mª del Naranco.
80. OVIEDO, Asturias. Otro detalle más de la decoración relivaria de Sta. Mª del Naranco.
81. OVIEDO, Asturias. En uno de los miradores de Sta. Mª del Naranco.
82. OVIEDO, Asturias. Detalle de la ventana trífora de Sta. Mª del Naranco.
83. OVIEDO, Asturias. Vista general de Sta. Mª del Naranco.
72. OVIEDO, Asturias. Vista de la ciudad desde el monte Naranco.
73. OVIEDO, Asturias. Uno de los frentes cortos de Sta. Mª del Naranco.
74. OVIEDO, Asturias. Estancia lateral de la planta baja de Sta. Mª del Naranco.
75. OVIEDO, Asturias. Otra vista de la planta baja de Sta. Mª del Naranco.
76. OVIEDO, Asturias. Vista general de la planta baja de Sta. Mª del Naranco.
77. OVIEDO, Asturias. Capitel de Sta. Mª del Naranco.
78. OVIEDO, Asturias. Detalle de otro capitel de Sta. Mª del Naranco.
79. OVIEDO, Asturias. Decoración de Sta. Mª del Naranco.
80. OVIEDO, Asturias. Otro detalle más de la decoración relivaria de Sta. Mª del Naranco.
81. OVIEDO, Asturias. En uno de los miradores de Sta. Mª del Naranco.
82. OVIEDO, Asturias. Detalle de la ventana trífora de Sta. Mª del Naranco.
83. OVIEDO, Asturias. Vista general de Sta. Mª del Naranco.
OVIEDO** (V), capital de la provincia y de la comunidad: 22 de junio de 2008.
¿Existe alguien a quien no guste a primera vista Santa María del Naranco? Es una de esas contadas obras arquitectónicas de las que emana belleza, encanto, serenidad, alegría ... Vista una vez, se mete ya en el alma y convive con nosotros para siempre.
Santa María y San Miguel de Lillo constituyen las dos obras que han llegado hasta nosotros de las que mandara levantar, en la falda del monte Naranco, Ramiro I.
Santa María del Naranco** consta de dos pisos de planta rectangular alargada y de unas escalinatas dobles exteriores adosadas a cada una de las fachadas largas (la escalera meridional hoy desaparecida en buena parte). El piso inferior, a ras de tierra, presenta un rectángulo central rematado en el extremo oriental por una estancia transversal que bien pudo ser utilizada como baño, pues existen restos de una pila y de conducciones de agua, y en el extremo occidental por otra estancia semejante de función desconocida. En el piso superior se dispone un gran salón de siete tramos con amplios miradores, abiertos en ambos extremos, de otros dos tramos cada uno de ellos.
Al exterior se distingue el zócalo que salva la irregularidad del terreno y sobre el que se levanta el conjunto. Destacan los pequeños atrios de entrada a la planta interior, que se abren a ambos lados, de los cuales el septentrional sirve de terminación de la doble escalera. La monotonía de los largos muros laterales está mitigada por la serie de contrafuertes estriados que cumplen funciones estructurales; recorriéndolos verticalmente resaltan esta dimensión, lo que hace ganar en esbeltez y dinamismo al conjunto. En los dos frentes más breves, y sobre ventanas inferiores, se abren los dos miradores de tres arcos frontales y uno lateral a cada lado. Sobre los miradores de abre también una ventana trífora siguiendo la costumbre institucionalizada por Tioda. Desde los flancos de ambas ventanas descienden hasta los arcos de los miradores dos bandas que se rematan inferiormente en un medallón o clípeo. Las bandas llevan talladas una cruz sobre una X y los medallones occidentales muestran aves nimbadas.
Al acceder al interior de la planta baja el visitante se encuentra ante una bóveda de cañón sostenida por arcos que cubren la estandarte a baja altura. La bóveda arranca prácticamente del suelo, de modo semejante a como lo hacía la de la cripta de Santa Leocadia de la Cámara Santa. Las estancias laterales van cubiertas por techos de madera.
El interior de la planta superior está ocupado por un gran salón con los miradores a ambos extremos e iluminado por estos (abiertos en la mayoría de las ocasiones) y por ventanales laterales. Es la pieza emblemática del Naranco. El espacio está cubierto por alta bóveda de medio cañón reposada sobre arcos fajones que dividen la estancia en siete tramos. Los fajones apean sobre ménsulas que sobresalen de una cornisa que recorre longitudinalmente los muros y bajo la que discurren dos arquerías ciegas con arcos de distintos diámetros que imprimen cierto ritmo a cada uno de los muros. Diversos autores se han hecho eco de la integración del edificio con el verde y reposante paisaje circundante, pues este entra a raudales por los ventanales y los miradores. Entre los arcos ciegos de los muros septentrional y meridional y los tres que dan acceso a cada uno de los miradores, el visitante se encuentra de pronto rodeado de una veintena de arcos de medio punto peraltados. Apean sobre columnas, semiempotrados en los muros, de fustes recorridos por sogueados y capiteles prismáticos con sus facetas remarcadas por un doble sogueado que los dividen en pequeñas áreas triangulares o semicirculares; en medio de estas áreas, se muestran pequeñas tallas que representan a estáticos hombrecillos apoyados en bastones y a animales diversos. En el interior se repiten las bandas y clípeos dispuestos de modo semejante a los exteriores. Las bandas llevan talladas distintas figuraciones en las que los hombres parecen los protagonistas, así como la conocida cruz patada sobre astil con el Alfa y la Omega colgantes, anagrama constante de la monarquía asturiana. Los clípeos, que rematan las bandas en su parte inferior, vienen marcados por un sogueado adornado en ocasiones por tallos, siendo muy diversos los motivos de las tallas centrales: parejas de un bestiario fantástico y también de simétricos cisnes, lucha entre felino y serpiente, ave difícil de precisar ...
Cuando el palacio de recreo fue transformado en iglesia, un altar que ocupaba la pieza pequeña de la planta inferior fue trasladado al mirador oriental. El ara actual es una copia de la original, que se encuentra en el Museo Arqueológico de Asturias. En ella se habla de la dedicación a la Virgen Bienaventurada María de cuyo vientre el Hijo de Dios dice que "entraste sin humana concepción y saliste sin corrupción". La ofrenda es hecha por Ramiro I y su mujer Paterna. Las columnas de los miradores son semejantes a las del interior, así como alguno de los capiteles, mientras que otros son magníficos ejemplares de tipo corintio.
Enlace a la Entrada anterior de Oviedo**:
246. OVIEDO** (IV), capital: 29 de junio de 2006.
Al exterior se distingue el zócalo que salva la irregularidad del terreno y sobre el que se levanta el conjunto. Destacan los pequeños atrios de entrada a la planta interior, que se abren a ambos lados, de los cuales el septentrional sirve de terminación de la doble escalera. La monotonía de los largos muros laterales está mitigada por la serie de contrafuertes estriados que cumplen funciones estructurales; recorriéndolos verticalmente resaltan esta dimensión, lo que hace ganar en esbeltez y dinamismo al conjunto. En los dos frentes más breves, y sobre ventanas inferiores, se abren los dos miradores de tres arcos frontales y uno lateral a cada lado. Sobre los miradores de abre también una ventana trífora siguiendo la costumbre institucionalizada por Tioda. Desde los flancos de ambas ventanas descienden hasta los arcos de los miradores dos bandas que se rematan inferiormente en un medallón o clípeo. Las bandas llevan talladas una cruz sobre una X y los medallones occidentales muestran aves nimbadas.
Al acceder al interior de la planta baja el visitante se encuentra ante una bóveda de cañón sostenida por arcos que cubren la estandarte a baja altura. La bóveda arranca prácticamente del suelo, de modo semejante a como lo hacía la de la cripta de Santa Leocadia de la Cámara Santa. Las estancias laterales van cubiertas por techos de madera.
El interior de la planta superior está ocupado por un gran salón con los miradores a ambos extremos e iluminado por estos (abiertos en la mayoría de las ocasiones) y por ventanales laterales. Es la pieza emblemática del Naranco. El espacio está cubierto por alta bóveda de medio cañón reposada sobre arcos fajones que dividen la estancia en siete tramos. Los fajones apean sobre ménsulas que sobresalen de una cornisa que recorre longitudinalmente los muros y bajo la que discurren dos arquerías ciegas con arcos de distintos diámetros que imprimen cierto ritmo a cada uno de los muros. Diversos autores se han hecho eco de la integración del edificio con el verde y reposante paisaje circundante, pues este entra a raudales por los ventanales y los miradores. Entre los arcos ciegos de los muros septentrional y meridional y los tres que dan acceso a cada uno de los miradores, el visitante se encuentra de pronto rodeado de una veintena de arcos de medio punto peraltados. Apean sobre columnas, semiempotrados en los muros, de fustes recorridos por sogueados y capiteles prismáticos con sus facetas remarcadas por un doble sogueado que los dividen en pequeñas áreas triangulares o semicirculares; en medio de estas áreas, se muestran pequeñas tallas que representan a estáticos hombrecillos apoyados en bastones y a animales diversos. En el interior se repiten las bandas y clípeos dispuestos de modo semejante a los exteriores. Las bandas llevan talladas distintas figuraciones en las que los hombres parecen los protagonistas, así como la conocida cruz patada sobre astil con el Alfa y la Omega colgantes, anagrama constante de la monarquía asturiana. Los clípeos, que rematan las bandas en su parte inferior, vienen marcados por un sogueado adornado en ocasiones por tallos, siendo muy diversos los motivos de las tallas centrales: parejas de un bestiario fantástico y también de simétricos cisnes, lucha entre felino y serpiente, ave difícil de precisar ...
Cuando el palacio de recreo fue transformado en iglesia, un altar que ocupaba la pieza pequeña de la planta inferior fue trasladado al mirador oriental. El ara actual es una copia de la original, que se encuentra en el Museo Arqueológico de Asturias. En ella se habla de la dedicación a la Virgen Bienaventurada María de cuyo vientre el Hijo de Dios dice que "entraste sin humana concepción y saliste sin corrupción". La ofrenda es hecha por Ramiro I y su mujer Paterna. Las columnas de los miradores son semejantes a las del interior, así como alguno de los capiteles, mientras que otros son magníficos ejemplares de tipo corintio.
Enlace a la Entrada anterior de Oviedo**:
246. OVIEDO** (IV), capital: 29 de junio de 2006.
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