46. TORO, Zamora. El arco del reloj. |
47. TORO, Zamora. La Colegiata. |
48. TORO, Zamora. En el paseo del Espolón, con la vega del Duero y el puente románico al fondo. |
49. TORO, Zamora. En el paseo del Espolón, con la Colegiata de fondo. |
50. TORO, Zamora. El celebérrimo cimborrio de la colegiata. |
51. TORO, Zamora. Portada de la colegiata. |
TORO* (IV), provincia de Zamora: 16 de agosto de 2016.
La perspectiva de la ciudad desde la lejanía, si se llega por la carretera de Zamora, impone el perfil oriental y brillante de la Colegiata casi aéreamente alzada sobre la amplia vega. En su entorno y en el de la cercana Plaza Mayor, en la parte más antigua de la ciudad, se alinean calles estrechas y sombrías, flanqueadas por edificios de ladrillo y madera. La sucesión de pórticos, arquerías, ventanales y escudos de iglesias y palacios, remozados o en ruinas, junto con los propios nombres de las rúas (Abrazamozas, Tablarredonda, Zapateros, Candeleros, Judería, Trasalfóndiga), crean la peculiar atmósfera medieval de una ciudad justamente declarada, desde 1963, conjunto monumental histórico-artístico. Una vez visitado este núcleo histórico, aún puede el viajero demorarse por extramuros de la primitiva muralla. Allí, entre edificaciones más modernas, sobreviven numerosas huellas monumentales. Es aconsejable, antes de iniciar el recorrido, dirigirse a la Oficina de Turismo, situada en el mismo edificio del Ayuntamiento, para garantizar de esa forma la apertura de los monumentos de visita imprescindible: la Colegiata, San Lorenzo el Real, el monasterio y Museo de Sancti Spiritus y la iglesia de San Sebastián de los Caballeros.
El entorno de la Colegiata y la Plaza Mayor
Toro conserva su estructura medieval en forma de abanico, con ejes radiales que parten de su principal templo. Incluso más allá del primitivo recinto amurallado, por la zona del antiguo arrabal, se prolonga esa disposición característica de tal modo que el punto hacia el que converge la ciudad es la iglesia de Santa María la Mayor, la Colegiata**, que en el momento de la visita albergaba la exposición "Aqua" organizada por la fundación Las Edades del Hombre. La visión de este templo desde el inmediato paseo del Espolón permite admirar su elegancia y el equilibrio de volúmenes existente entre los ábsides con arquerías ciegas, las naves, el remate octogonal de la torre y, sobre todo, el espléndido cimborrio** de gusto bizantino, rodeado de torrecillas semicirculares, muy semejante al de la Catedral de Zamora y, más aún, al de la Catedral Vieja de Salamanca, en el que se inspira. El templo se construyó entre los siglos XII y XIII, y en él se aprecian dos estilos muy diferenciados. En los inicios, hacia 1160, se empleó una basta piedra caliza tratada según formas muy evolucionadas del románico, mientras que la finalización, hacia 1210, se hizo a base de piedra rojiza trabajada, paradójicamente, según pautas de un románico anterior.
En la fachada norte, que es la que da a la plaza de la Colegiata, se abre una portada románica con profusión de esculturas. Otra portada, más sencilla, se encuentra en el lado opuesto. Sin embargo, la puerta más destacada se abre a los pies del templo, precedida de un atrio abovedado. Es el llamado pórtico de la Majestad**, obra ya decididamente gótica (siglo XIII) y bellamente decorada con gran número de esculturas y relieves polícromos que recrean la Coronación de la Virgen y el Juicio Final. Ha sido objeto de un largo y complejo proceso de restauración.
Junto a la Colegiata, el mirador del Espolón proporciona una espléndida panorámica sobre la vega del Duero y el puente románico, construido entre los siglos XII y XIII.
En la fachada norte, que es la que da a la plaza de la Colegiata, se abre una portada románica con profusión de esculturas. Otra portada, más sencilla, se encuentra en el lado opuesto. Sin embargo, la puerta más destacada se abre a los pies del templo, precedida de un atrio abovedado. Es el llamado pórtico de la Majestad**, obra ya decididamente gótica (siglo XIII) y bellamente decorada con gran número de esculturas y relieves polícromos que recrean la Coronación de la Virgen y el Juicio Final. Ha sido objeto de un largo y complejo proceso de restauración.
Junto a la Colegiata, el mirador del Espolón proporciona una espléndida panorámica sobre la vega del Duero y el puente románico, construido entre los siglos XII y XIII.
Textos de:
RAMOS, Alfredo J. Guía Total: Castilla y León. Ed. Anaya. Madrid, 2004.
Enlace a la Entrada anterior de Toro*:
1050. TORO* (III), Zamora: 3 de agosto de 2010.
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