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sábado, 17 de marzo de 2018

2190. PORTO** (I), capital: 18 de agosto de 2016.

1. PORTO, capital. Vista lateral de la Catedral.
2. PORTO, capital. Fachada principal de la Catedral.
3. PORTO, capital. Nave central de la Catedral.
4. PORTO, capital. Bóveda sobre el crucero de la Catedral.
5. PORTO, capital. Capilla mayor de la Catedral.
6. PORTO, capital. Aguamanil de la Catedral.
7. PORTO, capital. En el acceso a la cap. sctal. de la Catedral.
8. PORTO, capital. Otra de las cap. de la Catedral.
9. PORTO, capital. Pelourinho y, al fondo, el antiguo Pal. Episcopal.
10. PORTO, capital. El Pelourinho, con la Catedral al fondo.
11. PORTO, capital. Torre-fortaleza en la plazuela frente a la Catedral.
12. PORTO, capital. Fachada de la igl. de São Lourenço, desde las escadas do Colégio.
13. PORTO, capital. Vista de los tejados de los barrios que se acercan al Duero, desde las escadas do Colégio.
14. PORTO, capital. La fuente da praça da Ribeira.
15. PORTO, capital. En los muelles sobre el Duero, con el puente de Luis I al fondo.
16. PORTO, capital. Preparando las copitas de Oporto.
17. PORTO, capital. Barcaza sobre el Duero.
PORTO** (I), capital del distrito: 18 de agosto de 2016.
   Lo menos que puede decirse de Porto es que se trata de una ciudad fascinante. Todos los que han visitado Portugal, y hasta los portugueses mismos, se dividen en dos grupos antagónicos: los entusiastas de Lisboa y los que sienten predilección por Porto. La pugna entre ambas ciudades se aparta de lo meramente sentimental o estético para adentrarse en la competencia económica. Porto está considerada como la verdadera capital de la zona norte del país, en contraposición a la jefatura que ejerce Lisboa como centro político de toda la nación. Aunque ambas ciudades también pugnan en cuanto a influencia cultural, nadie osa disputarle tal extremo a la universitaria Coimbra. Y es que  según un viejo dicho portugués, "Lisboa se divierte, Coimbra canta, Braga reza y Porto trabaja".
   La mejor vista sobre el conjunto de la ciudad se obtiene desde el altozano donde se levanta la Catedral. Esta posición destacada, conocida por los portuenses como Alto da Penaventosa, sirvió de asentamiento a uno de los primitivos núcleos de población de la ciudad.
   A los pies de la Catedral y en dirección al Duero se encuentran los barrios más antiguos y populares de Porto, coloristas y bulliciosos, con sus callejas siempre en cuesta, repletos de locales comerciales lúgubres e insospechados. Por el contrario, entre el apretado caserío que se extiende hacia el norte despuntan algunos de los edificios más notables de la ciudad: la iglesia de São Francisco, el Palacio de la Bolsa, la Torre de los Clérigos, el Ayuntamiento y los tejados de la estación de São Bento. Los barrios nuevos están más apartados del río.
   La Sé**. La Catedral de Porto, una iglesia-fortaleza cuyos cimientos se remontan al siglo XII y que sufrió profundas modificaciones durante los siglos XVII-XVIII, conserva elementos de todas las tendencias arquitectónicas que han modelado sus viejos sillares a lo largo de la historia. El rosetón es románico, así como la recia planta de sus dos torres gemelas; el pórtico, barroco y el claustro, gótico.
   El interior, dividido en tres profundas naves, está salpicado de capillas barrocas ricamente ornamentadas. Entre ellas destaca la capilla del Santísimo Sacramento, en el brazo izquierdo del transepto, cuyo altar de plata repujada fue labrado en el siglo XVII. Otra obra en metal noble, ésta de bronce, puede contemplarse en el baptisterio, obra de Teixeira Lopes (siglo XIX), que representa el bautismo de Jesús. Desde el crucero derecho se alcanza la sacristía y el claustro*, bellamente adornado con paneles de azulejos inspirados en escenas bíblicas (El Cantar de los Cantares) y paganas (Las Metamorfosis, de Ovidio).
   La plazuela que se extiende frente al atrio de la Catedral está cerrada por otro edificio destacable, el antiguo Palacio Episcopal (siglo XVIII), de líneas muy elegantes, y por una sólida torre-fortaleza de granito levantada en el siglo XIV. En el centro de este espacio libre compartido se levanta un magnífico pelourinho neopombalino. A dos pasos de la Catedral, bajando por las escadas do Colégio, se llega a la iglesia barroca de São Lourenço, también conocida como Dos Grilos (siglo XVI), edificio pionero del barroco portugués, y el Seminario Mayor, donde se ha montado un Museu de Arte Sacra.
   Ya en los muelles, todavía perdura uno de los rasgos característicos de la ciudad medieval. Se trata del antiguo Rossio da Ribeira, hoy conocido como praça da Ribeira, un amplio espacio público en el que tenían lugar las paradas militares, las fiestas, el trasiego de mercancías, las ferias y el mercado.
   Porto sería una ciudad de completamente distinta sin sus tres enormes puentes sobre el río Duero. El primero de ellos, si seguimos el curso de las aguas en dirección al mar, es el puente de María Pía, reservado para el transporte ferroviario. El segundo es el puente de Luis I, con conexión entre las dos orillas a diferentes alturas, una a 10 m sobre el nivel de las aguas, y la otra, a unos 70 m por encima del Duero. El tercer puente es el de la Arrábida, el de construcción más reciente y sobre el que pasa la autopista entre Porto y Lisboa.
   El puente de Luis I** es probablemente el mejor conocido de los tres, ya que su imagen es inseparable de la de Porto. Tiene 172 m de luz y fue construido por la sociedad belga Willebroeck en el año 1886 con la misma técnica utilizada por Eiffel.
   De hecho, el responsable de las obras del puente de Luis I fue un discípulo del ingeniero francés, Teófilo Seyring, y su estructura es también completamente metálica. La plataforma superior mide 392 m de longitud, mientras que la inferior sólo tiene 174. La vista desde el paso que conecta los barrios altos de Porto y Vila Nova de Gaia es sencillamente inmejorable. Pero está prohibido detenerse en el trayecto.
Textos de:
SERRA, Rafael y HITA, Carlos de. Guía Total: Portugal de punta a punta. Anaya. Madrid, 2004.

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