1. FÁTIMA, Santarém. En la terraza del hotel, con el Santuario al fondo. |
2. FÁTIMA, Santarém. Exterior de la Bas. del Rosario. |
3. FÁTIMA, Santarém. Interior de la Bas. del Rosario. |
4. FÁTIMA, Santarém. Capilla mayor de la Bas. del Rosario. |
5. FÁTIMA, Santarém. Bóveda de la nave de la Bas. del Rosario. |
6. FÁTIMA, Santarém. Imagen de la Virgen en el interior de la Bas. del Rosario. |
7. FATIMA, Santarém. En el interior de la Bas. del Rosario. |
8. FÁTIMA, Santarém. Desde el exterior de la Bas. del Rosario con el altar y la explanada. |
9. FÁTIMA, Santarém. La cap. das Aparições. |
10. FÁTIMA, Santarém. Otra vista de la cap. das Aparições. |
11. FÁTIMA, Santarém. Ante la cap. das Aparições. |
FÁTIMA* (I), distrito de Santarém: 19 de agosto de 2016.
Esta villa del litoral de Beira, una zona rural deprimida donde se practicaba una economía de subsistencia, ha pasado a convertirse en sede un gran santuario y en uno de los principales centros de peregrinación de toda Europa.
En un lugar conocido como la Cova de Iria, el día 13 de mayo de 1917, la Virgen del Rosario se apareció junto a una encina a tres pastorcillos que vivían en la aldea de Aljustrel. El milagroso suceso se repitió puntualmente todos los días 13 durante los cinco meses siguientes. Lúcia de Jesus, de diez años, Francisco Marto, de nueve, y su hermana, Jacinta Marto, de siete, recibieron de la Virgen un misterioso mensaje según el cual, sólo mediante la conversión de la Unión Soviética al catolicismo, podría evitarse una guerra de carácter mundial y efectos devastadores. La apertura política de la URSS al libre mercado, la caída del muro de Berlín y el regreso al sistema parlamentario de los países del Estes de Europa fueron acontecimientos muy comentados, pues coincidían con la advertencia hecha por la Virgen a los pastores.
El nombre de Fátima, de claro eco árabe, es un topónimo peculiar dadas las circunstancias y, según la leyenda, se debe a que el fundador de la parroquia fue un caballero templario, Gonçalo Hermingues, por mal nombre Traga-Mouros, enamorado de una joven musulmana que se llamaba como la hija del profeta.
El primer santuario que se levantó en Fátima tras las apariciones fue una capilla, llamada de Nossa Senhora, donde se instaló una imagen de la Virgen esculpida por José Ferreira Thedim según las indicaciones de la niña Lúcia. Una bomba destruyó este primitivo oratorio en 1922 y, ese mismo año, se construyó la capilla actual, en el lugar en el que se produjeron las milagrosas apariciones.
Seis años más tarde, en 1928 se comenzaron las obras de la Basílica del Rosario, dirigidas -curiosamente- por un arquitecto holandés de creencias protestantes: G. van Kriecken. Desde entonces, Fátima se ha transformado en un lugar consagrado al culto de María, en la que existen nueve seminarios y más de setenta edificios pertenecientes a diversas órdenes e institutos religiosos.
Juan Pablo II quiso estar presente en Fátima, el 13-V-2001, 20 años después del atentado que había ejecutado en la plaza de S. Pedro el turco M. Ali Agcá. En este momento fue revelado el tercer secreto de Fátima, confiado por la Señora a los pastores, con el relato del atentado del Papa, que precisamente había tenido lugar el día de la Virgen de Fátima.
La Basílica del Rosário* es de proporciones colosales, su planta mide 69 x 30 m y tiene una torre central que se eleva hasta los 65 m de altura. La explanada que la precede fue concebida en 1949 por otro arquitecto, Cottinelli Telmo, mientras que la columnata es obra de un tercer maestro, António Lino, y fue construida en el año 1951. En su interior se han instalado los sepulcros de dos de los pastores presentes durante las apariciones, los hermanos Francisco y Jacinta Marto, muertos durante la infancia a causa de una epidemia de neumonía y hoy beatificados por el Vaticano. Lúcia, que ha tomado el nombre de hermana Maria Lúcia do Coraçao Imaculado, ha profesado hábito y vive aún en un convento de monjas carmelitas en Coimbra. [fallecida en 2005].
La explanada situada frente a la basílica, amplísima (540 x 160 m), cuenta con un camino especial por el que avanzan de rodillas los penitentes hasta la capilla das Aparições**, algo empequeñecida por la mole de la basílica, pero indiscutible centro espiritual de Fátima. La senda rodea la capilla y termina a sus espaldas, donde se ha instalado un altar en el que los peregrinos pueden colocar sus velas.
Respecto a las visitas, los días 13 de cada mes son habituales las aglomeraciones, aunque no pasa un solo día sin que lleguen hasta el santuario cientos de devotos a bordo de autobuses, en sus propios vehículos o, incluso, a pie.
Frente a la capilla de las Apariciones se ha instalado una columna que indica el lugar exacto en el que se aparecía la Virgen. Los tres pastorcillos solían arrodillarse justo en el lugar en donde hoy se abre la puerta de la capilla.
A la derecha del oratorio se alza la Encina Grande, sustituta de una anterior bajo cuya copa esperaban los pastores y primeros peregrinos a que se produjera el milagro. La estatua del Sagrado Corazón se yergue en el centro de la plaza, exactamente en el mismo lugar en el que brotó un manantial en la época de las apariciones. Otros monumentos de cierto interés son los levantados en honor de José Alves Correia da Silva, obispo de Leiria, y de los papas Pío XII y Pablo VI que, junto a Juan Pablo II, visitó Fátima como peregrino.
En el lateral izquierdo de la plaza existe una sala de cine en la que constantemente se proyecta la historia de las apariciones. Al igual que en Lourdes, una serie de museos de temática religiosa nos permite conocer mejor los hechos y milagros de Fátima. El de Cera recrea la vida de los pastores, el milagro y la visita de personajes ilustres, como Juan Pablo II, en 30 escenas de gran realismo. Junto a él, en el edificio João Paulo II se encuentra el Museu das Aparições de 'Fatima 1997, con un espectáculo de luz y sonido alrededor de 31 estatuas. Sin salir del edificio aún podemos conocer el Museu do Presépio e aldeia de Belém animados, compuesto por 200 figuras, movidas mecánicamente, que fueron talladas a mano en 1952. Completa este amplio abanico el Museu de Arte Sacra y Etnologia, centrado en la figura de Cristo en el Arte y el Mundo, con imaginería del Niño Jesús, crucifijos, figuras populares de la Pasión y belenes; la parte etnológica está referida a las misiones en Brasil y Asia.
Desde el Parque das Nações lisboeta ha sido señalizado el Caminho do Tejo, que puede ser realizado a pie hasta Fátima, en cinco jornadas, a través de Vila Franca de Xira, Azambuja, Santarém y Monsanto (127 km).
El nombre de Fátima, de claro eco árabe, es un topónimo peculiar dadas las circunstancias y, según la leyenda, se debe a que el fundador de la parroquia fue un caballero templario, Gonçalo Hermingues, por mal nombre Traga-Mouros, enamorado de una joven musulmana que se llamaba como la hija del profeta.
El primer santuario que se levantó en Fátima tras las apariciones fue una capilla, llamada de Nossa Senhora, donde se instaló una imagen de la Virgen esculpida por José Ferreira Thedim según las indicaciones de la niña Lúcia. Una bomba destruyó este primitivo oratorio en 1922 y, ese mismo año, se construyó la capilla actual, en el lugar en el que se produjeron las milagrosas apariciones.
Seis años más tarde, en 1928 se comenzaron las obras de la Basílica del Rosario, dirigidas -curiosamente- por un arquitecto holandés de creencias protestantes: G. van Kriecken. Desde entonces, Fátima se ha transformado en un lugar consagrado al culto de María, en la que existen nueve seminarios y más de setenta edificios pertenecientes a diversas órdenes e institutos religiosos.
Juan Pablo II quiso estar presente en Fátima, el 13-V-2001, 20 años después del atentado que había ejecutado en la plaza de S. Pedro el turco M. Ali Agcá. En este momento fue revelado el tercer secreto de Fátima, confiado por la Señora a los pastores, con el relato del atentado del Papa, que precisamente había tenido lugar el día de la Virgen de Fátima.
La Basílica del Rosário* es de proporciones colosales, su planta mide 69 x 30 m y tiene una torre central que se eleva hasta los 65 m de altura. La explanada que la precede fue concebida en 1949 por otro arquitecto, Cottinelli Telmo, mientras que la columnata es obra de un tercer maestro, António Lino, y fue construida en el año 1951. En su interior se han instalado los sepulcros de dos de los pastores presentes durante las apariciones, los hermanos Francisco y Jacinta Marto, muertos durante la infancia a causa de una epidemia de neumonía y hoy beatificados por el Vaticano. Lúcia, que ha tomado el nombre de hermana Maria Lúcia do Coraçao Imaculado, ha profesado hábito y vive aún en un convento de monjas carmelitas en Coimbra. [fallecida en 2005].
La explanada situada frente a la basílica, amplísima (540 x 160 m), cuenta con un camino especial por el que avanzan de rodillas los penitentes hasta la capilla das Aparições**, algo empequeñecida por la mole de la basílica, pero indiscutible centro espiritual de Fátima. La senda rodea la capilla y termina a sus espaldas, donde se ha instalado un altar en el que los peregrinos pueden colocar sus velas.
Respecto a las visitas, los días 13 de cada mes son habituales las aglomeraciones, aunque no pasa un solo día sin que lleguen hasta el santuario cientos de devotos a bordo de autobuses, en sus propios vehículos o, incluso, a pie.
Frente a la capilla de las Apariciones se ha instalado una columna que indica el lugar exacto en el que se aparecía la Virgen. Los tres pastorcillos solían arrodillarse justo en el lugar en donde hoy se abre la puerta de la capilla.
A la derecha del oratorio se alza la Encina Grande, sustituta de una anterior bajo cuya copa esperaban los pastores y primeros peregrinos a que se produjera el milagro. La estatua del Sagrado Corazón se yergue en el centro de la plaza, exactamente en el mismo lugar en el que brotó un manantial en la época de las apariciones. Otros monumentos de cierto interés son los levantados en honor de José Alves Correia da Silva, obispo de Leiria, y de los papas Pío XII y Pablo VI que, junto a Juan Pablo II, visitó Fátima como peregrino.
En el lateral izquierdo de la plaza existe una sala de cine en la que constantemente se proyecta la historia de las apariciones. Al igual que en Lourdes, una serie de museos de temática religiosa nos permite conocer mejor los hechos y milagros de Fátima. El de Cera recrea la vida de los pastores, el milagro y la visita de personajes ilustres, como Juan Pablo II, en 30 escenas de gran realismo. Junto a él, en el edificio João Paulo II se encuentra el Museu das Aparições de 'Fatima 1997, con un espectáculo de luz y sonido alrededor de 31 estatuas. Sin salir del edificio aún podemos conocer el Museu do Presépio e aldeia de Belém animados, compuesto por 200 figuras, movidas mecánicamente, que fueron talladas a mano en 1952. Completa este amplio abanico el Museu de Arte Sacra y Etnologia, centrado en la figura de Cristo en el Arte y el Mundo, con imaginería del Niño Jesús, crucifijos, figuras populares de la Pasión y belenes; la parte etnológica está referida a las misiones en Brasil y Asia.
Desde el Parque das Nações lisboeta ha sido señalizado el Caminho do Tejo, que puede ser realizado a pie hasta Fátima, en cinco jornadas, a través de Vila Franca de Xira, Azambuja, Santarém y Monsanto (127 km).
Textos de:
SERRA, Rafael y HITA, Carlos de. Guía Total: Portugal de punta a punta. Anaya. Madrid, 2004.
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