1. MONTILLA, Córdoba. Portada del cvto. de Sta. Clara. |
2. MONTILLA, Córdoba. Retablo mayor de la igl. del cvto. de Sta. Clara. |
MONTILLA (I), provincia de Córdoba: 26 de febrero de 2005.
La patria del Gran Capitán y de San Francisco Solano, cabeza de la comarca vitivinícola Montilla-Moriles, alza sus muros en un pequeño promontorio de la campiña cordobesa.
La avenida de Andalucía, donde se encuentran las primeras bodegas, lleva desde la antigua carretera de Málaga hacia el corazón de la ciudad. Ante la puerta de Aguilar se encontraba hasta 1962, en que fue derribada por el alcalde Baena Panadero, una triple puerta almenada con arcos de herradura, de estilo neomudéjar, construidos en 1890. Casi al final de esta calle se levanta el Ayuntamiento, magnífico ejemplo de la arquitectura decimonónica.
La calle Corredera, ajetreada y comercial, conduce hasta la plaza de la Rosa, hoy de la Constitución, centro tradicional de la ciudad, en la que se encuentra el Teatro Garnelo, la ermita de la Rosa y el notable edificio de la Tercia, levantado en los años veinte en estilo neoclásico por el séptimo conde la Cortina. Algo más adelante de esta plaza, al final de la calle iglesia, aparece la parroquia de Santiago, fundada a principios del XVI, gracias al apoyo del marqués de Priego. Es un templo de tres naves, la central más alta y ancha, con capillas en ambos lados, crucero y presbiterio y en el que sobresale su sólida torre.
La calle Gran Capitán conduce hasta Llano de Palacio, explanada ajardinada del siglo XVI que se comunica a través de un arco con el convento de Santa Clara, supuestamente fundado para franciscanas clarisas en 1525, con posible intervención en las obras de Hernán Ruiz el Viejo. La iglesia tiene una sola nave, con coro alto y bajo a los pies. El presbiterio se cubre con un artesonado poligonal mudéjar y la nave con otro, que se prolonga al coro alto. El retablo mayor es anónimo, de 1730; tiene imágenes de la Inmaculada, San Francisco y Santa Clara y, en el ático, un curioso grupo de la Exaltación de la Cruz, flanqueado por San Francisco Solano y San Diego de Alcalá. En dos repisas a nivel de suelo están San Buenaventura y San Pedro de Alcántara.
A los lados del presbiterio hay dos retablos, realizados en torno a 1730 por Gaspar Lorenzo de los Cobos; el de la izquierda dedicado a San José, y el de la derecha a Santa Ana, ambas tallas setecentistas, cercanas a talleres sevillanos. Los muros se adornan con diversos lienzos, entre los que pueden reseñarse la Aparición de la Virgen a Santo Domingo y San Francisco, todos fechables en el XVIII.
En la zona izquierda de la nave se halla la capilla de la Virgen de la Antigua,construida en 1542, que guarda la pintura sobre tabla de la titular, del XVI. Hay otro retablo con una pintura anónima sobre tabla de la Ascensión con Cristo como Buen Pastor, de hacia 1560. En el muro derecho se hallan el retablo de San Francisco, anónimo de hacia 1740, con imagen granadina setecentista, y el de San Antonio de Padua, anónimo y fechable en la segunda mitad del XVIII.
En el muro cuelgan lienzos del siglo XVII, como las Lágrimas de San Pedro, Cristo camino del Calvario, inspirado en el Pasmo de Sicilia de Rafael, y Jesús atado a la columna. A los pies del templo se hallan una pintura de Santa Catalina de Siena, firmada por Bartolomé Polonio hacia 1630, y la imagen de San Buenaventura. Por los muros cuelga una serie de lienzos con la Vida de Santa Clara, del XVIII. La clausura de este convento es una de las más ricas de Córdoba en contenidos artísticos, pudiendo destacarse la conocida talla de San Juan en Patmos, atribuida a Pedro Roldán, y el lienzo de la Trinidad, del coro alto, obra indudable de Juan de Valdés Leal.
La iglesia de San Francisco Solano, fue construida a partir de 1681, sobre la casa natal de San Francisco Solano, prolongándose las obras hasta bien entrado el XVIII. Tiene planta de cruz latina con crucero cupulado y capillas laterales que se cubren también con cúpulas, usándose en la nave cañón con lunetos.
El itinerario por Montilla se completa con las visitas al Museo Histórico local, uno de los más importantes de la provincia; la Casa del Inca Garcilaso de la Vega, donde vivió el ilustre mestizo y desarrolló gran parte de su obra literaria, y la de San Juan de Ávila, que guarda el tipismo del siglo XVI y que alberga reliquias de santos.
La calle Corredera, ajetreada y comercial, conduce hasta la plaza de la Rosa, hoy de la Constitución, centro tradicional de la ciudad, en la que se encuentra el Teatro Garnelo, la ermita de la Rosa y el notable edificio de la Tercia, levantado en los años veinte en estilo neoclásico por el séptimo conde la Cortina. Algo más adelante de esta plaza, al final de la calle iglesia, aparece la parroquia de Santiago, fundada a principios del XVI, gracias al apoyo del marqués de Priego. Es un templo de tres naves, la central más alta y ancha, con capillas en ambos lados, crucero y presbiterio y en el que sobresale su sólida torre.
La calle Gran Capitán conduce hasta Llano de Palacio, explanada ajardinada del siglo XVI que se comunica a través de un arco con el convento de Santa Clara, supuestamente fundado para franciscanas clarisas en 1525, con posible intervención en las obras de Hernán Ruiz el Viejo. La iglesia tiene una sola nave, con coro alto y bajo a los pies. El presbiterio se cubre con un artesonado poligonal mudéjar y la nave con otro, que se prolonga al coro alto. El retablo mayor es anónimo, de 1730; tiene imágenes de la Inmaculada, San Francisco y Santa Clara y, en el ático, un curioso grupo de la Exaltación de la Cruz, flanqueado por San Francisco Solano y San Diego de Alcalá. En dos repisas a nivel de suelo están San Buenaventura y San Pedro de Alcántara.
A los lados del presbiterio hay dos retablos, realizados en torno a 1730 por Gaspar Lorenzo de los Cobos; el de la izquierda dedicado a San José, y el de la derecha a Santa Ana, ambas tallas setecentistas, cercanas a talleres sevillanos. Los muros se adornan con diversos lienzos, entre los que pueden reseñarse la Aparición de la Virgen a Santo Domingo y San Francisco, todos fechables en el XVIII.
En la zona izquierda de la nave se halla la capilla de la Virgen de la Antigua,construida en 1542, que guarda la pintura sobre tabla de la titular, del XVI. Hay otro retablo con una pintura anónima sobre tabla de la Ascensión con Cristo como Buen Pastor, de hacia 1560. En el muro derecho se hallan el retablo de San Francisco, anónimo de hacia 1740, con imagen granadina setecentista, y el de San Antonio de Padua, anónimo y fechable en la segunda mitad del XVIII.
En el muro cuelgan lienzos del siglo XVII, como las Lágrimas de San Pedro, Cristo camino del Calvario, inspirado en el Pasmo de Sicilia de Rafael, y Jesús atado a la columna. A los pies del templo se hallan una pintura de Santa Catalina de Siena, firmada por Bartolomé Polonio hacia 1630, y la imagen de San Buenaventura. Por los muros cuelga una serie de lienzos con la Vida de Santa Clara, del XVIII. La clausura de este convento es una de las más ricas de Córdoba en contenidos artísticos, pudiendo destacarse la conocida talla de San Juan en Patmos, atribuida a Pedro Roldán, y el lienzo de la Trinidad, del coro alto, obra indudable de Juan de Valdés Leal.
La iglesia de San Francisco Solano, fue construida a partir de 1681, sobre la casa natal de San Francisco Solano, prolongándose las obras hasta bien entrado el XVIII. Tiene planta de cruz latina con crucero cupulado y capillas laterales que se cubren también con cúpulas, usándose en la nave cañón con lunetos.
El itinerario por Montilla se completa con las visitas al Museo Histórico local, uno de los más importantes de la provincia; la Casa del Inca Garcilaso de la Vega, donde vivió el ilustre mestizo y desarrolló gran parte de su obra literaria, y la de San Juan de Ávila, que guarda el tipismo del siglo XVI y que alberga reliquias de santos.
Textos de:
ARJONA, Rafael. Guía Total: Andalucía. Ed. Anaya. Madrid, 2005.
VILLAR MOVELLÁN, Alberto; DABRIO GONZÁLEZ, María Teresa y RAYA RAYA, María Ángeles. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara y Ayuntamiento de Córdoba. Sevilla, 2005.
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