1. AGUILAR DE LA FRONTERA, Córdoba. Retablo mayor de la igl. de la Virgen del Soterraño. |
5. AGUILAR DE LA FRONTERA, Córdoba. Detalle de la ornamentación de la cap. sctal. de la igl. de la Virgen del Soterraño. |
8. AGUILAR DE LA FRONTERA, Córdoba. Uno de los retablos laterales de la igl. de la Virgen del Soterraño. |
AGUILAR DE LA FRONTERA* (I), provincia de Córdoba: 26 de febrero de 2005.
La antigua Ipagro de los romanos, la altiva Poley de los árabes se eleva en una empinada colina de la campiña cordobesa, junto a la carretera de Málaga.
Subiendo por la calle del Arrabal y dejando atrás la Placilla Vieja aparece el templo principal de la ciudad, la Parroquia de la Virgen del Soterraño. Se construyó en 1530 para sustituir a un templo anterior, suponiéndose la intervención de Hernán Ruiz el Viejo. Es una iglesia de tres naves, la central cubierta con armadura y las laterales a un agua, y cabecera tripartita. Dispone de tres capillas a cada lado.
El retablo mayor, con salomónicas y estípites, es obra de Félix Pérez de Mena fechada en 1728. En él puede verse la Virgen del Soterraño, imagen de vestir, considerada por algunos obra del XVI, acompañada de San Agustín y San Gregorio; en el ático se sitúan las imágenes de San Fernando y Santa Isabel de Hungría flanqueando al Crucificado. De las paredes del presbiterio cuelgan varias tablas, procedentes de un retablo perdido de mediados del XVI, que se han relacionado con el pintor Pedro Fernández Guijalvo. En el centro están tres sitiales con motivos franciscanos de estética rococó. Sobre el arco toral se ve un cuadro moderno de la Imposición de la casulla a San Ildefonso, y sobre los pilares, el Salvador y la Virgen, del siglo XVII.
La nave central se adorna con dos series de lienzos; la inferior compone un Apostolado de medio cuerpo, fechable en el siglo XVII, y la superior la forman cuatro grandes lienzos con figuras de los arcángeles, de estética zurbaranesca, y seis apóstoles todos de cuerpo entero, más una apoteósis de San Francisco. Cierra la nave el coro, obra de Francisco Javier Pedrajas, de 1777. El facistol remata con una talla de la Inmaculada apocalíptica, de hacia 1700. Hay también dos pequeñas tallas barrocas de San Lorenzo y la Virgen del Pilar.
La cabecera de la nave izquierda la constituye la capilla del Sagrario, construida en 1639 y profusamente decorada con yeserías realizadas por el maestro Francisco Donaire Trejo. Se cierra con una reja de 1908, a cuyos lados, sobre repisas, aparecen figuras en altorrelieve de Melquisedec y David. El interior se cubre con bóveda decorada con ángeles músicos, ocupando las pechinas los Padres de la Iglesia; sobre los medios puntos se disponen la Iglesia y la Sinagoga, la Justicia y la Caridad, la Esperanza y la Fortaleza, y la Templanza y la Prudencia. En el frente se sitúa la puerta de acceso al sancta sanctorum, flanqueada por relieves del Bautista y el Evangelista. Por encima se ve un relieve con la Sagrada Cena. En los muros laterales se disponen retablos; el de la izquierda es obra del siglo XX, con imagen de vestir de la Dolorosa,y por encima el escudo pontificio; el de la derecha, dedicado a San Pedro pontífice, es obra del siglo XVII.
En la nave de la izquierda destaca una talla sobre peana de San Miguel, de hacia 1770. La capilla del Rosario, erigida hacia 1620, muestra interesante decoración relivaria y un retablo del siglo XVIII, con imagen barroca de la Virgen del Rosario, también llamada de la Clemencia. La capilla del Santo Sepulcro tiene la imagen del Yacente, realizada hacia 1650 por Tomás del Risco, y la de las Angustias, con reja fechada en 1924, un retablo del grupo de la Piedad, obras ambas del Seiscientos. Sigue luego un retablo del siglo XVII, que sólo conserva dos pinturas originales, la Imposición de la casulla a San Ildefonso y San Pablo, ocupando la hornacina central la Virgen del Mayor Dolor, realizada en 1903 por el valenciano José Romero Tena. A los pies de la nave puede verse un lienzo, de finales del siglo XVII, de la Virgen del Carmen con las ánimas del Purgatorio.
La cabecera de la nave derecha compone la capilla de la Inmaculada, con reja realizada en 1908, flanqueada por las figuras en altorrelieve de San Joaquín y Zacarías. Destaca también por la ornamentación de yeserías, fechada en 1667. El frente tiene un retablo del tercio final del XVII con imagen actual de la Inmaculada en el centro y, en el ático, una pequeña talla del siglo XVIII de idéntica advocación; a los lados, sobre repisas, aparecen San Pedro y San Pablo, burdamente repintados. En el muro izquierdo hay un retablo recompuesto de 1908 y en el muro derecho se halla la neoclásica Custodia procesional, obra de Manuel Aguilar Guerrero de 1816.
De las capillas abiertas a esta nave merecen citarse la de los Reyes, construida en 1682, en cuyo retablo puede verse una pintura de la Epifanía, de estética manierista, y la de Jesús Nazareno, levantada en el siglo XVIII y separada de la nave por una reja fechada en 1874. El retablo, obra anónima de hacia 1754, luce en los laterales las imágenes de San Antón y San Nicolás; en el ático aparecen la Fortaleza y la Fe. El camarín, profusamente decorado con figuras de santos y relieves de estuco, se relaciona con el maestro Cristóbal Ruiz de Medina, en torno a 1754. La imagen de Jesús Nazareno es obra de estética granadina, de hacia 1700, retocada por Miguel Arjona en 1985. Fuera de la capilla hay dos tablas del XVI, de la misma serie que las del presbiterio.
Del ajuar litúrgico cabe mencionar la custodia de farol de Diego Fernández, de mediados del XVI, unas puertas de sagrario de Diego de León, de 1650, la urna eucarística y dos atriles de Bernabé García de los Reyes, y varias piezas de Damián de Castro.
En la esquina de la calle de los Moros con la de Santa Brígida se encuentra la iglesia del Hospital, cuya característica más llamativa es la de tener la torre embutida entre dos portadas. Aunque su construcción data del siglo XVI, la torre no fue finalizada hasta 1982, año en el que se remató con un templete neoclásico coronado por una imagen de San Rafael.
Girando en redondo y regresando hacia el punto de partida se descubre el paseo de Agustín Aranda, actual corazón urbano de la ciudad al que se asoman los casinos de la Amistad y Labradores. La calle Moralejo asciende suavemente desde uno de sus laterales y en ella se alza la iglesia del convento de San José y San Roque, magnífica muestra del arte arquitectónico cordobés. Posee una pequeña planta de cruz latina con cúpula sobre el crucero, dos coros, alto y bajo, y un exuberante ornato barroco de gran belleza.
Bajando por la calle de los Desamparados se desemboca en la plaza del Carmen, en la que existe un Cristo de los Faroles inspirado en el de Córdoba. Aquí se alza la iglesia del convento del Carmen, obra de 1590 con una sola nave con capillas laterales y una amplia cabecera acotada por un gran arco de medio punto. En todos los templos existen una enorme riqueza de retablos, imágenes y pinturas, principalmente barrocos y de influjo granadino.
El retablo mayor, con salomónicas y estípites, es obra de Félix Pérez de Mena fechada en 1728. En él puede verse la Virgen del Soterraño, imagen de vestir, considerada por algunos obra del XVI, acompañada de San Agustín y San Gregorio; en el ático se sitúan las imágenes de San Fernando y Santa Isabel de Hungría flanqueando al Crucificado. De las paredes del presbiterio cuelgan varias tablas, procedentes de un retablo perdido de mediados del XVI, que se han relacionado con el pintor Pedro Fernández Guijalvo. En el centro están tres sitiales con motivos franciscanos de estética rococó. Sobre el arco toral se ve un cuadro moderno de la Imposición de la casulla a San Ildefonso, y sobre los pilares, el Salvador y la Virgen, del siglo XVII.
La nave central se adorna con dos series de lienzos; la inferior compone un Apostolado de medio cuerpo, fechable en el siglo XVII, y la superior la forman cuatro grandes lienzos con figuras de los arcángeles, de estética zurbaranesca, y seis apóstoles todos de cuerpo entero, más una apoteósis de San Francisco. Cierra la nave el coro, obra de Francisco Javier Pedrajas, de 1777. El facistol remata con una talla de la Inmaculada apocalíptica, de hacia 1700. Hay también dos pequeñas tallas barrocas de San Lorenzo y la Virgen del Pilar.
La cabecera de la nave izquierda la constituye la capilla del Sagrario, construida en 1639 y profusamente decorada con yeserías realizadas por el maestro Francisco Donaire Trejo. Se cierra con una reja de 1908, a cuyos lados, sobre repisas, aparecen figuras en altorrelieve de Melquisedec y David. El interior se cubre con bóveda decorada con ángeles músicos, ocupando las pechinas los Padres de la Iglesia; sobre los medios puntos se disponen la Iglesia y la Sinagoga, la Justicia y la Caridad, la Esperanza y la Fortaleza, y la Templanza y la Prudencia. En el frente se sitúa la puerta de acceso al sancta sanctorum, flanqueada por relieves del Bautista y el Evangelista. Por encima se ve un relieve con la Sagrada Cena. En los muros laterales se disponen retablos; el de la izquierda es obra del siglo XX, con imagen de vestir de la Dolorosa,y por encima el escudo pontificio; el de la derecha, dedicado a San Pedro pontífice, es obra del siglo XVII.
En la nave de la izquierda destaca una talla sobre peana de San Miguel, de hacia 1770. La capilla del Rosario, erigida hacia 1620, muestra interesante decoración relivaria y un retablo del siglo XVIII, con imagen barroca de la Virgen del Rosario, también llamada de la Clemencia. La capilla del Santo Sepulcro tiene la imagen del Yacente, realizada hacia 1650 por Tomás del Risco, y la de las Angustias, con reja fechada en 1924, un retablo del grupo de la Piedad, obras ambas del Seiscientos. Sigue luego un retablo del siglo XVII, que sólo conserva dos pinturas originales, la Imposición de la casulla a San Ildefonso y San Pablo, ocupando la hornacina central la Virgen del Mayor Dolor, realizada en 1903 por el valenciano José Romero Tena. A los pies de la nave puede verse un lienzo, de finales del siglo XVII, de la Virgen del Carmen con las ánimas del Purgatorio.
La cabecera de la nave derecha compone la capilla de la Inmaculada, con reja realizada en 1908, flanqueada por las figuras en altorrelieve de San Joaquín y Zacarías. Destaca también por la ornamentación de yeserías, fechada en 1667. El frente tiene un retablo del tercio final del XVII con imagen actual de la Inmaculada en el centro y, en el ático, una pequeña talla del siglo XVIII de idéntica advocación; a los lados, sobre repisas, aparecen San Pedro y San Pablo, burdamente repintados. En el muro izquierdo hay un retablo recompuesto de 1908 y en el muro derecho se halla la neoclásica Custodia procesional, obra de Manuel Aguilar Guerrero de 1816.
De las capillas abiertas a esta nave merecen citarse la de los Reyes, construida en 1682, en cuyo retablo puede verse una pintura de la Epifanía, de estética manierista, y la de Jesús Nazareno, levantada en el siglo XVIII y separada de la nave por una reja fechada en 1874. El retablo, obra anónima de hacia 1754, luce en los laterales las imágenes de San Antón y San Nicolás; en el ático aparecen la Fortaleza y la Fe. El camarín, profusamente decorado con figuras de santos y relieves de estuco, se relaciona con el maestro Cristóbal Ruiz de Medina, en torno a 1754. La imagen de Jesús Nazareno es obra de estética granadina, de hacia 1700, retocada por Miguel Arjona en 1985. Fuera de la capilla hay dos tablas del XVI, de la misma serie que las del presbiterio.
Del ajuar litúrgico cabe mencionar la custodia de farol de Diego Fernández, de mediados del XVI, unas puertas de sagrario de Diego de León, de 1650, la urna eucarística y dos atriles de Bernabé García de los Reyes, y varias piezas de Damián de Castro.
En la esquina de la calle de los Moros con la de Santa Brígida se encuentra la iglesia del Hospital, cuya característica más llamativa es la de tener la torre embutida entre dos portadas. Aunque su construcción data del siglo XVI, la torre no fue finalizada hasta 1982, año en el que se remató con un templete neoclásico coronado por una imagen de San Rafael.
Girando en redondo y regresando hacia el punto de partida se descubre el paseo de Agustín Aranda, actual corazón urbano de la ciudad al que se asoman los casinos de la Amistad y Labradores. La calle Moralejo asciende suavemente desde uno de sus laterales y en ella se alza la iglesia del convento de San José y San Roque, magnífica muestra del arte arquitectónico cordobés. Posee una pequeña planta de cruz latina con cúpula sobre el crucero, dos coros, alto y bajo, y un exuberante ornato barroco de gran belleza.
Bajando por la calle de los Desamparados se desemboca en la plaza del Carmen, en la que existe un Cristo de los Faroles inspirado en el de Córdoba. Aquí se alza la iglesia del convento del Carmen, obra de 1590 con una sola nave con capillas laterales y una amplia cabecera acotada por un gran arco de medio punto. En todos los templos existen una enorme riqueza de retablos, imágenes y pinturas, principalmente barrocos y de influjo granadino.
Textos de:
ARJONA, Rafael. Guía Total: Andalucía. Ed. Anaya. Madrid, 2005.
VILLAR MOVELLÁN, Alberto; DABRIO GONZÁLEZ, María Teresa y RAYA RAYA, María Ángeles. Guía artística de Córdoba y su provincia. Fundación José Manuel Lara y Ayuntamiento de Córdoba. Sevilla, 2005.
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