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1. ALMAZÁN, Soria. Puerta de los Herreros. |
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2. ALMAZÁN, Soria. Puerta de la Villa o del Reloj. |
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3. ALMAZÁN, Soria. Palacio de los condes de Altamira. |
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4. ALMAZÁN, Soria. La igl. de San Miguel. |
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5. ALMAZÁN, Soria. Ábside de la igl. de San Miguel. |
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6. ALMAZÁN, Soria. Crucero y cap. mayor de la igl. de San Miguel. |
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7. ALMAZÁN, Soria. Cúpula sobre el crucero de la igl. de San Miguel. |
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8. ALMAZÁN, Soria. Cap. mayor de la igl. de San Miguel. |
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9. ALMAZÁN, Soria. Bajorrelieve del martirio de Sto. Tomás de Canterbury en la igl. de San Miguel. |
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10. ALMAZÁN, Soria. Calvario de la igl. de San Miguel. |
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11. ALMAZÁN, Soria. Virgen con Niño de la igl. de San Miguel. |
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12. ALMAZÁN, Soria. Calvario pictórico de la igl. de San Miguel. |
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13. ALMAZÁN, Soria. Otra de las pinturas que ornamentan la igl. de San Miguel. |
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14. ALMAZÁN, Soria. Torre-campanario sobre el crucero de la igl. de San Miguel. |
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15. ALMAZÁN, Soria. La torre-campanario y el ábside de la igl. de San Miguel. |
ALMAZÁN (I), provincia de Soria: 20 de julio de 2005.
Esta pequeña ciudad, cabeza de una de las comarcas más prósperas de Soria, se encuentra situada en un nudo de caminos, al borde del Duero.
La parte alta de la ciudad conserva, en buen estado y flanqueada por poderosas torres, tres de las siete puertas que se abrían en la muralla (la de la Villa, la del Mercado y la de los Herreros), y un destacable conjunto arquitectónico en torno a la Plaza Mayor, presidida por la estatua de Diego Laínez. Sobresale la románica iglesia de San Miguel*, construida a mediados del siglo XII, conservándose buena parte de su fábrica original. La parte occidental es posterior. Una restauración reciente la ha despejado de adiciones, poniendo nuevamente en valor la cabecera.
Planta de tres naves, muy estrechas las laterales, con cabecera desviada del eje y con la anchura de la nave central. Largo presbiterio y ábside semicircular. Entrada a mediodía.
Al exterior el ábside está dividido en secciones por tres semicolumnas adosadas. En cada una de aquéllas se abre un ventanal de arquivolta plana sobre par de columnillas. La corona que sostiene la corona está formada por arquillos trilobulados sobre canecillos de rollo. Impone su presencia sobre el conjunto el cuerpo octogonal de la torre, comenzando en sillería y rematado por ladrillos. En cada uno de sus dos cuerpos se abren ventanales apuntados.
En el interior se aprecia claramente la inclinación del eje de la cabecera con respecto al de las naves. De éstas, las dos laterales se inician con absidiolos excavados en el espesor del muro oriental, siendo románicos los dos primeros tramos. La irregularidad general de la construcción se percibe también en la disposición de los cuatro pilares con columnas adosadas y acodilladas. El abovedamiento es variadísimo, resaltando el apuntamiento constante de los arcos; cuarto de esfera en el ábside y de medio cañón apuntado en el presbiterio, así como en las naves laterales, pero éste dispuesto transversalmente, y abovedamiento de ojivas en el segundo tramo de la nave central.
Es espectacular la cúpula octogonal sobre cuatro trompas formadas por cinco arcos abocinados. Se forma a´si un octógono con una ménsula en medio de cada lado, arrancando y muriendo en cada una de ellas dos arcos que se cruzan en lo alto de la cúpula, dejando libre en perfecto octógono sobre el que se levanta la linterna. Son interesantes algunos capiteles en los que la presencia de felinos es una de las constantes (mordiendo tallas vegetales, de cabeza común, sujetadas por el hombre). El antipendio del absidiolo septentrional representa el martirio de Santo Tomás de Canterbury.
Se han buscado muchas interpretaciones a la quiebra del eje de San Miguel y a la irregularidad general del templo. Desde razones topográficas por el corte del terreno sobre el Duero, a misteriosas de tipo litúrgico. Las iglesias con eje inclinado son relativamente numerosas pero son raras las que lo tienen en tal grado. Se ha pensado que con la leve inclinación aludida se quería reflejar la inclinación de la Cabeza de Cristo ya muerto en la cruz. Por otro lado, el orientalismo y hasta el mudejarismo de San Miguel son evidentes, así como el contraste entre la sobriedad de las naves y ábside y la magníficencia constructiva de la cúpula, en claro contraste quizás intencionado. Por lo que respecta a ésta se han buscado antecedentes en las cúpulas laterales al mihrab de la mezquita de Córdoba. Una cubrición del mismo tipo presenta la iglesia de Torres del Río (Navarra).
Compartiendo el espacio de la plaza pueden verse el sencillo edificio del
Ayuntamiento y, al otro lado de la Iglesia, el
Palacio de los condes de Altamira, obra gótico-isabelina de finales del siglo XV, con portada principal renacentista del siglo siguiente. Fue la residencia de los Reyes Católicos durante su estancia en Almazán. En su parte posterior se abre un magnífico
galería-mirador*, de 11 arcos, sobre las aguas del Duero. Constituye la mejor muestra de edificación civil de la ciudad, aunque bien acompañada por diversos ejemplos de arquitectura popular.
Textos de:
RAMOS, Alfredo J. Guía Total: Castilla y León. Ed. Anaya. Madrid, 2004.
COBREROS, Jaime. Guía Total: Las Rutas del Románico I. Ed. Anaya. Madrid, 2004.
COBREROS, Jaime. Guía del Románico en España: de la A a la Z. Ed. Anaya. Madrid, 2010.
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