14. TORO, Zamora. La Colegiata desde el paseo del Espolón.
15. TORO, Zamora, Otra visión de la Colegiata de Sta. Mª la Mayor.
16. TORO, Zamora. Cimborrio de la Colegiata de Sta. Mª la Mayor.
17. TORO, Zamora. Una de las portadas de la Colegiata de Sta. Mª la Mayor.
18. TORO, Zamora. El puente románico sobre el río Duero.
19. TORO, Zamora. Alcázar.
20. TORO, Zamora. Ayuntamiento, en la plaza Mayor o de España.
21. TORO, Zamora. Fachada y espadaña de la igl. del Sto. Sepulcro.
22. TORO, Zamora. Ábside y torre de la igl. de San Salvador de los Caballeros.
23. TORO, Zamora. Portada y Fachada de la igl. de San Lorenzo el Real.
24. TORO, Zamora. Ábside de la igl. de San Lorenzo el Real.
25. TORO, Zamora. Igl. de San Julián de los Caballeros.
26. TORO, Zamora. El monasterio de Sta. Clara.
27. TORO, Zamora. Portada de la igl. del monasterio de Sta. Clara.
28. TORO, Zamora. Acceso al compás del mon. de Sancti Spiritus.
29. TORO, Zamora. Portada de la igl. del mon. de Sancti Spiritus.
15. TORO, Zamora, Otra visión de la Colegiata de Sta. Mª la Mayor.
16. TORO, Zamora. Cimborrio de la Colegiata de Sta. Mª la Mayor.
17. TORO, Zamora. Una de las portadas de la Colegiata de Sta. Mª la Mayor.
18. TORO, Zamora. El puente románico sobre el río Duero.
19. TORO, Zamora. Alcázar.
20. TORO, Zamora. Ayuntamiento, en la plaza Mayor o de España.
21. TORO, Zamora. Fachada y espadaña de la igl. del Sto. Sepulcro.
22. TORO, Zamora. Ábside y torre de la igl. de San Salvador de los Caballeros.
23. TORO, Zamora. Portada y Fachada de la igl. de San Lorenzo el Real.
24. TORO, Zamora. Ábside de la igl. de San Lorenzo el Real.
25. TORO, Zamora. Igl. de San Julián de los Caballeros.
26. TORO, Zamora. El monasterio de Sta. Clara.
27. TORO, Zamora. Portada de la igl. del monasterio de Sta. Clara.
28. TORO, Zamora. Acceso al compás del mon. de Sancti Spiritus.
29. TORO, Zamora. Portada de la igl. del mon. de Sancti Spiritus.
TORO* (II), provincia de Zamora: 3 de agosto de 2010.
La perspectiva de la ciudad desde la lejanía, si se llega por la carretera de Zamora, impone el perfil oriental y brillante de la Colegiata casi aéreamente alzada sobre la amplia vega. En su entorno y en el de la cercana Plaza Mayor, en la parte más antigua de la ciudad, se alinean calles estrechas y sombrías, flanqueadas por edificios de ladrillo y madera. La sucesión de pórticos, arquerías, ventanales y escudos de iglesias y palacios, remozados o en ruinas, junto con los propios nombres de las rúas (Abrazamozas, Tablarredonda, Zapateros, Candeleros, Judería, Trasalfóndiga), crean la peculiar atmósfera medieval de una ciudad justamente declarada, desde 1963, conjunto monumental histórico-artístico. Una vez visitado este núcleo histórico, aún puede el viajero demorarse por extramuros de la primitiva muralla. Allí, entre edificaciones más modernas, sobreviven numerosas huellas monumentales. Es aconsejable, antes de iniciar el recorrido, dirigirse a la Oficina de Turismo, situada en el mismo edificio del Ayuntamiento, para garantizar de esa forma la apertura de los monumentos de visita imprescindible: la Colegiata, San Lorenzo el Real, el monasterio y Museo de Sancti Spiritus y la iglesia de San Sebastián de los Caballeros.
El entorno de la Colegiata y la Plaza Mayor
Toro conserva su estructura medieval en forma de abanico, con ejes radiales que parten de su principal templo. Incluso más allá del primitivo recinto amurallado, por la zona del antiguo arrabal, se prolonga esa disposición característica de tal modo que el punto hacia el que converge la ciudad es la iglesia de Santa María la Mayor, la Colegiata**. La visión de este templo desde el inmediato paseo del Espolón permite admirar su elegancia y el equilibrio de volúmenes existente entre los ábsides con arquerías ciegas, las naves, el remate octogonal de la torre y, sobre todo, el espléndido cimborrio** de gusto bizantino, rodeado de torrecillas semicirculares, muy semejante al de la Catedral de Zamora y, más aún, al de la Catedral Vieja de Salamanca, en el que se inspira. El templo se construyó entre los siglos XII y XIII, y en él se aprecian dos estilos muy diferenciados. En los inicios, hacia 1160, se empleó una basta piedra caliza tratada según formas muy evolucionadas del románico, mientras que la finalización, hacia 1210, se hizo a base de piedra rojiza trabajada, paradójicamente, según pautas de un románico anterior.
En la fachada norte, que es la que da a la plaza de la Colegiata, se abre una portada románica con profusión de esculturas. Otra portada, más sencilla, se encuentra en el lado opuesto. Sin embargo, la puerta más destacada se abre a los pies del templo, precedida de un atrio abovedado. Es el llamado pórtico de la Majestad**, obra ya decididamente gótica (siglo XIII) y bellamente decorada con gran número de esculturas y relieves polícromos que recrean la Coronación de la Virgen y el Juicio Final. Ha sido objeto de un largo y complejo proceso de restauración.
Junto a la Colegiata, el mirador del Espolón proporciona una espléndida panorámica sobre la vega del Duero y el puente románico, construido entre los siglos XII y XIII. Del antiguo alcázar, originario del siglo X y al que se llega por la calle de las Comedias, sólo se conservan los muros exteriores y siete torres semicilíndricas.
La calle de la Mayor, flanqueada por destacables edificios, conduce hasta la Plaza Mayor, o de España, cuyo flanco meridional está presidido por el edificio neoclásico del Ayuntamiento (siglo XVIII), mientras que enfrente se alza la iglesia del Santo Sepulcro, templo construido a finales del siglo XII para la orden del mismo nombre y que después pasó a la Orden de San Juan. En la actualidad alberga los principales pasos de la Semana Santa. Es, aunque muy reformada, una obra románico-mudéjar, estilo abundantemente representado en Toro, a veces con zócalos de sillarejo y refuerzos de cal y canto sustentando las construcciones de ladrillo.
A dicho estilo corresponden también la iglesia templaria de San Salvador de los Caballeros, en la calle del Salvador, y las ruinas de la de San Pedro del Olmo, en la de Abrazamozas, enclavadas ambas al oeste de la Plaza Mayor y equidistantes del convento gótico de las Mercedarias.
Sin embargo, el ejemplo más destacado del románico-mudéjar toresano es la iglesia de San Lorenzo el Real*, en la calle de igual nombre, excelentemente conservada tras su restauración. Edificada en el siglo XIII, se caracteriza por el empleo de arquerías ciegas, tanto externa como internamente, y por el uso ornamental del motivo llamado "de dientes de sierra", como puede verse en la cornisa del ábside. Su única nave se cubre con un artesonado del siglo XVII, mientras que la tribuna del trascoro presenta un bello artesonado polícromo de tracería morisca. El retablo principal conjuja la arquitectura y diversas pinturas hispanoflamencas consideradas como obras maestras de su autor, Fernando Gallego (siglo XV).
Calle adelanto se llega a una pequeña glorieta dedicada a la pintora toresana Delhy Tejero, fallecida en 1968. En la plaza contigua se alza la iglesia de San Julián de los Caballeros, del siglo XVI, con portada gótica trasladada de un antiguo convento y un curioso rótulo indicando que ella "se mantuvo público el culto católico en tiempo de sarracenos". Un poco más al oeste se halla el monasterio de Santa Clara, cuya fundación data del siglo XIII, aunque no cesó de sufrir reformas hasta el siglo XVIII, época en la que se levantó el patio de ladrillo con doble galería. Es interesante la iglesia, donde, al igual que en las dependencias monacales, se conservan valiosas obras.
Para finalizar esta primera y fundamental parte del recorrido es recomendable acercarse, al suroeste de la Colegiata, al monasterio de Sancti Spiritus*, fundado a principios del siglo XIV. En él destacan el claustro renacentista sobre columnas dóricas (siglo XVI) y el espléndido sepulcro* en alabastro de la esposa de Juan I, Beatriz de Portugal, que, junto con otros enterramientos femeninos y numerosas obras de arte, pueden admirarse en la iglesia, provista en su Capilla Mayor de una bellísima armadura mudéjar* (siglo XIV), y en el Museo Comarcal, instalado en varias dependencias del edificio.
En la fachada norte, que es la que da a la plaza de la Colegiata, se abre una portada románica con profusión de esculturas. Otra portada, más sencilla, se encuentra en el lado opuesto. Sin embargo, la puerta más destacada se abre a los pies del templo, precedida de un atrio abovedado. Es el llamado pórtico de la Majestad**, obra ya decididamente gótica (siglo XIII) y bellamente decorada con gran número de esculturas y relieves polícromos que recrean la Coronación de la Virgen y el Juicio Final. Ha sido objeto de un largo y complejo proceso de restauración.
Junto a la Colegiata, el mirador del Espolón proporciona una espléndida panorámica sobre la vega del Duero y el puente románico, construido entre los siglos XII y XIII. Del antiguo alcázar, originario del siglo X y al que se llega por la calle de las Comedias, sólo se conservan los muros exteriores y siete torres semicilíndricas.
La calle de la Mayor, flanqueada por destacables edificios, conduce hasta la Plaza Mayor, o de España, cuyo flanco meridional está presidido por el edificio neoclásico del Ayuntamiento (siglo XVIII), mientras que enfrente se alza la iglesia del Santo Sepulcro, templo construido a finales del siglo XII para la orden del mismo nombre y que después pasó a la Orden de San Juan. En la actualidad alberga los principales pasos de la Semana Santa. Es, aunque muy reformada, una obra románico-mudéjar, estilo abundantemente representado en Toro, a veces con zócalos de sillarejo y refuerzos de cal y canto sustentando las construcciones de ladrillo.
A dicho estilo corresponden también la iglesia templaria de San Salvador de los Caballeros, en la calle del Salvador, y las ruinas de la de San Pedro del Olmo, en la de Abrazamozas, enclavadas ambas al oeste de la Plaza Mayor y equidistantes del convento gótico de las Mercedarias.
Sin embargo, el ejemplo más destacado del románico-mudéjar toresano es la iglesia de San Lorenzo el Real*, en la calle de igual nombre, excelentemente conservada tras su restauración. Edificada en el siglo XIII, se caracteriza por el empleo de arquerías ciegas, tanto externa como internamente, y por el uso ornamental del motivo llamado "de dientes de sierra", como puede verse en la cornisa del ábside. Su única nave se cubre con un artesonado del siglo XVII, mientras que la tribuna del trascoro presenta un bello artesonado polícromo de tracería morisca. El retablo principal conjuja la arquitectura y diversas pinturas hispanoflamencas consideradas como obras maestras de su autor, Fernando Gallego (siglo XV).
Calle adelanto se llega a una pequeña glorieta dedicada a la pintora toresana Delhy Tejero, fallecida en 1968. En la plaza contigua se alza la iglesia de San Julián de los Caballeros, del siglo XVI, con portada gótica trasladada de un antiguo convento y un curioso rótulo indicando que ella "se mantuvo público el culto católico en tiempo de sarracenos". Un poco más al oeste se halla el monasterio de Santa Clara, cuya fundación data del siglo XIII, aunque no cesó de sufrir reformas hasta el siglo XVIII, época en la que se levantó el patio de ladrillo con doble galería. Es interesante la iglesia, donde, al igual que en las dependencias monacales, se conservan valiosas obras.
Para finalizar esta primera y fundamental parte del recorrido es recomendable acercarse, al suroeste de la Colegiata, al monasterio de Sancti Spiritus*, fundado a principios del siglo XIV. En él destacan el claustro renacentista sobre columnas dóricas (siglo XVI) y el espléndido sepulcro* en alabastro de la esposa de Juan I, Beatriz de Portugal, que, junto con otros enterramientos femeninos y numerosas obras de arte, pueden admirarse en la iglesia, provista en su Capilla Mayor de una bellísima armadura mudéjar* (siglo XIV), y en el Museo Comarcal, instalado en varias dependencias del edificio.
Enlace a la Entrada anterior de Toro*:
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