1. RUTA DE LA LOBERA - El Real de la Jara, Sevilla. Inicio de la ruta junto al panel explicativo.
2. RUTA DE LA LOBERA - El Real de la Jara, Sevilla. La fuerza del agua destruyendo la carretera a Sta. Mª de la Nava.
3. RUTA DE LA LOBERA - El Real de la Jara, Sevilla. Cercano al cortijo de La Lobera.
4. RUTA DE LA LOBERA - El Real de la Jara, Sevilla. Vista de Cazalla de la Sierra.
5. RUTA DE LA LOBERA - El Real de la Jara, Sevilla. Dos buenos ejemplares de ganado porcino.
6. RUTA DE LA LOBERA - El Real de la Jara, Sevilla. Caminando ante una piara de ganado porcino.
7. RUTA DE LA LOBERA - El Real de la Jara, Sevilla. Buena recta por delante.
8. RUTA DE LA LOBERA - El Real de la Jara, Sevilla. Llegando al final del trayecto.
RUTA DE LA LOBERA - El Real de la Jara (I), provincia de Sevilla: 11 de diciembre de 2010.
Está situado en el extremo norte de la provincia, próximo al curso del río Ribera de Cala y a la Sierra del Pimpollar, que constituyen los límites con las provincias de Huelva y Badajoz, respectivamente. Su estratégica situación lo convirtió en importante núcleo defensivo durante la época medieval, como lo prueban los restos del castillo, que ocupan el lugar más elevado de la población. De este recinto fortificado aún se conservan lienzos de murallas y algunos torreones, tanto cilíndricos como cuadrados, habiéndose realizado la mayor parte de la construcción en mampostería. El aspecto general del conjunto y las características mencionadas permiten suponer que se trata de una obra cristiana ejecutada en un momento avanzado del siglo XIV.
La Ruta de La Lobera es un sendero circular (13,4 kms) que se inicia en la plaza de España, desde la cual buscamos la salida por la calle Santa María, cuesta arriba. El final de la calle se prolonga por el camino de Santa María de la Nava, hoy en día carretera asfaltada que nos va a acompañar unos cuatro kilómetros, a través de los cuales nos iremos encontrando dehesas de encinas y algún campo de olivar. Tras cubrir un pequeño tramo y mientras hacemos un descenso, se nos cruza en perpendicular, bajo la carretera, el arroyo de los Pinos de la Umbría del Castaño, con más nombre que aguas.
Seguimos por la carretera, encontrando a ambos lados diversos cortijos y ganado. Combinando algunas bajadas y repechos, llegamos al margen derecho del arroyo de la Víbora, que nos queda a la izquierda y en paralelo a la carretera, acompañándonos durante más de un kilómetro. En esta zona por la que caminamos, el cauce señala el límite, al otro lado, con la provincia de Badajoz. Comenzamos a encontrar vegetación ripícola: álamos, chopos y una importante presencia de tamujo, entre otro matorral. Es posible ver por los alrededores algún meloncillo huyendo de nuestra presencia. El lugar no es muy frecuentado y por la carretera el tránsito de coches es escaso. No se trata de una de las rutas, por así decirlo, más turísticas. Podemos, por tanto, disfrutar del encanto de su tranquilidad y, con suerte, de alguna fauna más difícil de ver quizá en otros lugares.
Llega un momento en el que el arroyo se cruza con la carretera, atravesándola por debajo y pasando de esta forma a situarse a nuestra derecha, pero continuando nuevamente en paralelo. Cuando hemos recorrido cuatro kilómetros desde el inicio de la ruta, nos encontramos con un sendero que nace a la derecha, exactamente en el punto en el que el arroyo de la Víbora vuelve a pasar al otro lado de la carretera; paralelo a esta nueva senda baja el arroyo de la Lobera, afluente del Víbora. Tomamos ese camino, con dirección sureste, abandonando la carretera asfaltada.
Avanzamos para llegar, pronto, al cortijo de las Jaulitas, situado a la izquierda, con la loma del Madroñal, al sur. A la derecha encontraremos los restos de un pequeño puente sobre el arroyo de la Lobera. A nuestro paso iremos viendo numeroso ganado ovino y porcino. Aquí el arroyo discurre a nuestra izquierda y, poco más adelante, a la derecha, donde se inicia un repecho. Llegamos a la altura del cortijo La Lobera (derecha), mientras realizamos un continuo ascenso. Tras La Lobera, a unos 300 m, desembocamos en la carretera. En este punto, con la carretera delante y dando la espalda al carrilillo andado, a la izquierda se desarrolla con dirección noroeste-sureste la sierra del Pimpollar y casi de frente, al este, adivinaremos el puerto Padrona, desde donde con la misma dirección antes indicada arranca sierra Padrona.
Proseguimos andando hacia la derecha, describiendo el asfalto una amplia curva, primero en leve descenso y luego subiendo conforme cambiamos de dirección. Nos encontramos en el puerto de la Parrilla, divisoria de aguas entre el arroyo de la Lobera, a poniente, y el arroyo del Águila, en el levante. Cuando hemos cubierto un kilómetro de carretera y en el momento en que ésta, después de haber acometido una recta en ascenso, describe una curva pronunciada a la izquierda, la abandonamos para seguir adelante por la Vereda del Colmenar Blanco y Puerto del Quejigo, también conocido como Camino de Colmenar.
Desde aquí iniciamos una bajada, pasando desde una altura de 635 m a los menos de 500 m en que se encuentra el pueblo de El Real de la Jara. Tras aproximadamente 1,5 km, volvemos a cruzarnos con el cauce del arroyo de los Pinos de la Umbría del Castaño; a partir de aquí afrontamos una fuerte subida que nos ofrecerá de nuevo magníficas vistas de los alrededores. Un poco más adelante encontramos el Camino de Cazalla; a la izquierda se dirige a la carretera de Cazalla. Nosotros seguimos de frente, pasando junto a la casa de Villa María, hasta que entremos en el pueblo por la carretera de Cazalla, buscando de nuevo el punto inicial, que darán fin a nuestro caminar.
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