3992. ROMA** (XXV), capital: 9 de septiembre de 2023

ROMA** (XXV), capital de la provincia, de la región, y de Italia: 9 de septiembre de 2023.

Teatro de la Ópera. Metro líneas A y B, Términi. En vía del Viminale se alza el decimonónico teatro restaurado en 1926-1928 por Marcelo Piacen­tini que alberga la principal institución lírica de Roma.

     Doblando a mano izquierda en vía Torino se llega a piazza dell'Esquilino (metropolitana A, Vittorio Ema­nuele), presidida por el ábside de la basílica de Santa María la Mayor; aquí, Pa­blo V mandó erigir un pequeño obelisco encontrado en el mausoleo de Augusto.

     Rodeando la iglesia se llega a piazza di Santa Maria Maggiore (metro línea A, Vittorio Emanuele), circun­valada por palacios humbertinos y embellecida en su centro con una columna corintia, que anteriormente se hallaba en la basílica de Majencio, emplazada aquí por Carlo Maderno (1614), bajo las órdenes de Pablo V, para servir de contrapunto al Obelisco de Letrán.

Santa María la Mayor**. Pia­zza di S. Maria Maggiore, 42. Metro línea A, Vittorio Emanuele (visita de 7 h a 18.45 h). Santa Maria ad Nives, o también, Santa Maria Liberiana. Con estas tres dedicatorias se conoce a la basílica patriarcal del Esquilino, erigida por el papa Liberio sobre el lugar de la milagrosa nevada ocurrida el 5 de agosto de 356 (festividad que se celebra cada año), pero que en realidad no es anterior al pontificado de Sixto III, que la consa­gró a la maternidad divina de María defendida en el concilio de Éfeso en 431.

     La iglesia contaba entonces con tres naves y un ábside central, que se retrasó -y se decoró con mosaicos en consonancia con los de la fachada- bajo el pontificado de Nicolás IV para poder añadir el transepto; las capillas datan del siglo XVI. La fachada es de Ferdinando Fuga (en la que destaca el campanario románico), antepuesta en 1714 a la original: en el pórtico con arquitrabes se re­conoce, a la izquierda, la Puerta santa, abierta solo en año jubilar; en la galería, apoyada sobre la fachada antigua, se conservan mosaicos* de Filippo Rusuti (finales del siglo XIII) que representan la creación de la basílica. Fuga también corrigió (1746-1750) las irregularidades y asimetrías en el interior, el único entre las grandes basílicas que aún conserva un aspecto próximo al original.

     Organizado en torno a tres naves con 36 columnas monolíticas que sostienen el entablamento (decorado con un friso de mosaico del siglo V), conserva parte del antiguo pavimento cosmatesco (siglo XIII). El techo artesonado, para cuya decoración se utilizó, según la tradición, el primer oro traído del Nuevo Mundo donado por los reyes de España a Alejandro VI, se atribuye a Giuliano da Sangallo. A lo largo de los muros laterales de la nave central, sobre el entablamento, los 36 paneles de mosaico de la época de Sixto III, aunque se restauraron en 1593, son un raro ejemplo del arte del bajo Imperio romano; los mosaicos* del arco triunfal también son de la misma época. Virginia Vespignani rehizo la cripta (1862-1864) que custodia en una urna de plata de Luigi Valadier las reliquias del pesebre de Belén.

     El espléndido mosaico** del ábside, obra de Jacopo Torriti (1295), representa la Coronación de María con el cardenal Giacomo Colonna y Nicolás VI, entre dos filas de ángeles y los santos Juan Bautista, Santiago y Antonio (a la derecha) y Pedro, Pablo y Francisco (a la izquierda). En 1931 salió a la luz parte del crucero de Nicolás IV, con frescos de profetas* atribuido a Pietro Cavallini, Cimabue o al joven Giotto. En cambio, se consideran de Piero della Francesca las pinturas (evangelistas) de la bóveda de la capilla de san Michele y san Pietro in Vincoli, a la que se accede por la nave derecha a través del baptisterio. Pero en esta parte de la basílica el ojo se ve inmediatamente atraído por la Capilla Sixtina** o de los Santos Sacramentos (1584-1587): fue Domenico Fontana - por encargo de Sixto V- quien ideó la planta de cruz griega, rematada por una cúpula, y quien confió la dirección de ejecución de los frescos a Cesare Nebbia y Giovanni Guerra (1587-1589).

     Desde aquí, una escalera desciende al oratorio del Pesebre, antigua capilla reno­vada por Arnolfo di Cambio hacia 1290, al cual se deben el David y el Isaías que hay en las pechinas del arco de entrada, el palio del altar, el pavimento de mosaico y, detrás del altar, los Magos, San José, el buey y el asno; de Fontana son los monumentos de Sixto V (1588-1590) y de San Pío V (1586-1588) en las paredes derecha e izquierda respectivamente. En el pavimento de la sacristía contigua a la Capilla Sixtina se encuentra la lápida sepulcral de la familia Bernini; al fondo de la nave derecha de la basílica, en el muro derecho, la tumba del cardenal Consalvo Rodríguez es una obra con impronta gótica de la mano de Giovanni Di Cosma. Para la Capilla Paulina** o Borghese (1605-1611), al principio de la nave izquierda, Flaminio Ponzio retomó, infundiendo mayor boato, el esquema que Fontana adoptó para la Capilla Sixtina (de frente), y real izó los sepulcros de Clemente VIII y Pablo V, con frescos de Guido Reni; los que hay en las pechi­nas de la cúpula y en el luneto encima del altar son del Caballero de Arpino, y la Virgen y los apóstoles, en la cúpula, de Cigoli (1612); el altar de Pompeo Targone (16l3) presenta en el frontispicio un relieve de mármol y bronce dorado (El papa Liberio trazando la planta de la basílica) de Stefano Maderno. Fue Miguel Ángel quien se encargaría de idear la capilla Sforza, construida por Tiberio Calcagni y Giacomo della Porta (1564-1573). Los sepulcros de los cardenales Filippo y Eustachio de Levis (1489), en­cima de la Puerta Santa, siguen el estilo de Giovanni Dálmata. En el Museo Patriarcal se puede admirar ornamento sacro y obras de grandes artistas como Sodoma y Beccafumi (VV.AA. Guía total: Roma y el Vaticano. Anaya. Madrid, 2020).

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