27. CERVATOS, Cantabria. Vista posterior del mon. de San Pedro.
28. CERVATOS, Cantabria. Ábside del mon. de San Pedro.
29. CERVATOS, Cantabria. Otra vista del exterior del mon. de San Pedro.
30. CERVATOS, Cantabria. Torre del mon. de San Pedro.
31. CERVATOS, Cantabria. Ventana del mon. de San Pedro.
32. CERVATOS, Cantabria. Otra ventana del mon. de San Pedro.
33. CERVATOS, Cantabria. Una ventana más del mon. de San Pedro.
34. CERVATOS, Cantabria. Portada del mon. de San Pedro.
35. CERVATOS, Cantabria. Canecillos de la zona de la portada del mon. de San Pedro.
36. CERVATOS, Cantabria. Otro grupo de canecillos de la misma zona del mon. de San Pedro.
37. CERVATOS, Cantabria. Dintel y tímpano de la portada del mon. de San Pedro.
38. CERVATOS, Cantabria. Adán y Eva en el Paraíso, en la portada del mon. de San Pedro.
39. CERVATOS, Cantabria. San Pedro, en la portada del mon. de San Pedro.
40. CERVATOS, Cantabria. Grupo de canecillos de la zona del ábside del mon. de San Pedro.
41. CERVATOS, Cantabria. Otro grupo de canecillos de la zona del ábside del mon. de San Pedro.
42. CERVATOS, Cantabria. Un grupo más de canecillos de la zona del ábside del mon. de San Pedro.
28. CERVATOS, Cantabria. Ábside del mon. de San Pedro.
29. CERVATOS, Cantabria. Otra vista del exterior del mon. de San Pedro.
30. CERVATOS, Cantabria. Torre del mon. de San Pedro.
31. CERVATOS, Cantabria. Ventana del mon. de San Pedro.
32. CERVATOS, Cantabria. Otra ventana del mon. de San Pedro.
33. CERVATOS, Cantabria. Una ventana más del mon. de San Pedro.
34. CERVATOS, Cantabria. Portada del mon. de San Pedro.
35. CERVATOS, Cantabria. Canecillos de la zona de la portada del mon. de San Pedro.
36. CERVATOS, Cantabria. Otro grupo de canecillos de la misma zona del mon. de San Pedro.
37. CERVATOS, Cantabria. Dintel y tímpano de la portada del mon. de San Pedro.
38. CERVATOS, Cantabria. Adán y Eva en el Paraíso, en la portada del mon. de San Pedro.
39. CERVATOS, Cantabria. San Pedro, en la portada del mon. de San Pedro.
40. CERVATOS, Cantabria. Grupo de canecillos de la zona del ábside del mon. de San Pedro.
41. CERVATOS, Cantabria. Otro grupo de canecillos de la zona del ábside del mon. de San Pedro.
42. CERVATOS, Cantabria. Un grupo más de canecillos de la zona del ábside del mon. de San Pedro.
CERVATOS - MONASTERIO DE SAN PEDRO** (II), provincia de Cantabria: 2 de septiembre de 2009.
A casi mil metros de altitud, en las cercanías del puerto de Pozazal, en medio de los montes pelados del Alto Campóo y en un caserío minúsculo, la colegiata de Cervatos sigue guardando el misterio de su magnífica fábrica en tal lugar y del erotismo directo y sin tapujos al que un gran número de sus tallas alude.
Historia
Su situación estratégica como paso obligado entre la meseta castellana y la montaña fue posiblemente la causa de que ya en el siglo X existiese un monasterio en el lugar. Con Fuero concedido en 999, el monasterio debió de llevar en los siglos siguientes una vida muy desahogada, habida cuenta de las numerosas posesiones que se sabe tenía. La actual iglesia debió de construirse principalmente en la primera mitad del siglo XII. Dos inscripciones en la puerta aluden al año 1129 como el de la construcción y 1199 como el de la dedicación. Pero para el siglo XIV Cervatos estaba casi despoblado y aunque pasados los años vuelve a tener cierto esplendor, su decadencia era ya irreversible. La iglesia cumple hoy funciones parroquiales.
Descripción
Planta de una nave de tres tramos, breve presbiterio, ábside semicircular, torre adosada al hastial y gran portada meridional. Los añadidos septentrionales son posteriores.
Al exterior se aprecia el ábside de menor anchura y altura que la nave. Es seccionado por contrafuertes que, a la altura de una alta imposta, sirven de base a columnas que alcanzan la corona de canecillos. En el ábside se abren tres ventanas de medio punto con guardapolvos abilletado. Sus capiteles muestran motivos vegetales, uno además con animales, y el la ventana izquierda el célebre de la mujer mostrando su sexo y en el parejo un hombre itifálico con las manos en las orejas. Los canecillos participan del mensaje erótico pues junto a las cabezas, felinos y escenas de lucha, pueden verse varios hombres itifálicos, un monje remangado que enseña su sexo, una escena de coito, una mujer impúdico que levanta las piernas con sus manos. La línea de canecillos continúa en el muro sur, en el que, junto al sexo, parece ser el vino el segundo protagonista (son varios los barriles que se muestran). Los canecillos septentrionales son eróticamente mucho más contenidos.
En el muro meridional se abren dos ventanas más a distinta altura y la portada en cuerpo resaltado rematado por tejaroz sobre canecillos. Entre éstos aparecen metopas muy desgastadas. Unos y otros muestran las escenas habituales, entre las que tampoco faltan las de contenido amatorio. La entrada dispone de siete arquivoltas de medio punto baquetonadas. Apean sobre tres pares de columnas cuyos capiteles, muy estropeados, muestran escenas de animales en lucha. El dintel y el tímpano forman un conjunto extraordinario de filigrana en piedra. Dos hileras de flores pentapétalas entrelazadas sirven de base a un friso de cuatro leones afrontados de dos en dos. Sobre ellos se dispone un trabajo a modo de celosía de finas hojas entrelazadas exquisitamente talladas. En las enjutas van encastradas diversas tallas: Daniel entres los leones, Adán y Eva en el Paraíso, San Pedro, un clérigo, la Virgen con el Niño y San Miguel alanceando al dragón.
La torre se yergue a los pies. Es de base cuadrada y prismática, pudiendo haber sido levantada hacia finales del siglo XII. Consta de tres cuerpos, disponiendo el segundo de una arquería ciega y el tercero de un par de ventanas perforadas por lado. Alguno de los capiteles es tallado.
Comentario
La relación de Cervatos con Santa Eufemia de Cozuelos (Palencia) parere evidente, tanto por la temática de los capiteles interiores como por el tipo de talla, de gran plasticidad y eficacia a la hora de transmitir símbolos. Los temas vegetales llegan, sin embargo, a la exquisitez. Mención aparte merecen las alusiones directas a un mundo erótico que llenan los muros exteriores. ¿Son meras lecciones morales? ¿Aluden, por el contrario, a una sublimación del acto sexual trascendentalizándolo? Es difícil contestar con completa seguridad a ello. Posiblemente ambos extremos son exagerados y más se refieren a reflexiones sobre el poder genesíaco del hombre, tema que por desconocidas causas preocupa en determinado momento a los maestros constructores que trabajaron suelo cántabro.
Enlace a la Entrada anteior de Cervaros - Monasterio de San Pedro**:
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