124. SALAMANCA, capital. El cvto. de San Esteban.
125. SALAMANCA, capital. Fachada de la igl. del cvto. de San Esteban.
126. SALAMANCA, capital. Pórtico de acceso al cvto. de San Esteban.
127. SALAMANCA, capital. Interior de la igl. del cvto. de San Esteban.
128. SALAMANCA, capital. Portada del cvto. de las Dueñas.
129. SALAMANCA, capital. Ábside de la igl. de San Cristóbal.
130. SALAMANCA, capital. Portada de la igl. de Sancti Spiritus.
131. SALAMANCA, capital. Torre del Aire.
132. SALAMANCA, capital. Igl. de San Marcos.
133. SALAMANCA, capital. Interior de la igl. de San Marcos.
134. SALAMANCA, capital. Pintura mural de San Cristóbal en la igl. de San Marcos.
129. SALAMANCA, capital. Ábside de la igl. de San Cristóbal.
130. SALAMANCA, capital. Portada de la igl. de Sancti Spiritus.
131. SALAMANCA, capital. Torre del Aire.
132. SALAMANCA, capital. Igl. de San Marcos.
133. SALAMANCA, capital. Interior de la igl. de San Marcos.
134. SALAMANCA, capital. Pintura mural de San Cristóbal en la igl. de San Marcos.
SALAMANCA** (VII), capital de la provincia: 24 de octubre de 2010.
Hacia San Esteban y las Dueñas (II)
En el entorno de la plaza del Concilio de Trento se reúnen dos conventos de visita imprescindible: San Esteban y las Dueñas. Por un ligero puentecillo se accede al convento de San Esteban**, habitado desde el siglo XIII por monjes dominicos, que en este lugar contaron con teólogos y filósofos de renombre internacional como Francisco Vitoria (su estatua precede el edificio), Domingo de Soto o Melchor Cano. El conjunto constituye una de las cumbres del plateresco salmantino. La iglesia, de estructura gótica, fue erigida entre 1524 y 1630 según proyecto de Juan de Álava. Su singular fachada**, protegida por un arco triunfal, está labrada a modo de gigantesco retablo en el que destaca el motivo central de la Lapidación de San Esteban, obra del milanés Ceroni (1610), entre una gran profusión plateresca de estatuas de santos bajo doseletes, medallones y grutescos. Por el pórtico situado a la derecha se entra al interior, donde se visitan el claustro de los Reyes, espacio gótico y renacentista decorado con finos relieves; el panteón de los Teólogos, que guarda las tumbas de prestigiosos dominicos, y otras estancias. Es hermosa la escalera de Soto, que permite subir a la planta alta y acceder al coro de la iglesia. A través de la sacristía, estancia del primer barroco (siglo XVII), se pasa a la iglesia, obra gótica trazada según el modelo habitual en los templos dominicos: una sola nave, cimborrio sobre el crucero, capillas situadas a modo de hornacinas entre los contrafuertes y alto coro. El grandioso y recargado retablo mayor, al igual que los laterales y el púlpito, se deben a José Churriguera. En su tramo superior puede verse El martirio de San Esteban (1692), de Claudio Coello. Por último, el coro, con sillería de dos pisos labrada por Alonso Balbás, muestra un gran fresco (1705) de Antonio Palomino con una alegoría sobre el Triunfo de la Iglesia.
Frente a San Esteban, el convento de las Dueñas*, de religiosas dominicas, fue construido a principios del siglo XV a partir de un palacio mudéjar de su fundadora doña Juana Rodríguez Maldonado, del que aún se conservan restos. La portada lateral (plateresca), la iglesia (gótica) y el claustro (renacentista) se edificaron a lo largo del siglo XVI. Lo más destacado es el claustro**, de dos pisos y dispuesto en forma de pentágono irregular para adaptarlo a la obra preexistente. Es especialmente hermosa la galería alta, hacia la que se abre una puerta mudéjar con alicatados. Las arquerías adinteladas sobre columnas y zapatas, así como los medallones y blasones, llevan tal profusión de relieves escultóricos referidos a los más variados asuntos -muchos aún indescifrados- que su contemplación resulta impresionante. Desde algunos ángulos de esta galería se obtiene una excelente vista de la Catedral.
Más al norte aún, tras atravesar la plaza de San Cristóbal, con la restaurada iglesia románica de igual nombre, merece la pena visitar la iglesia de Sancti Spiritus*, del siglo XVI, de notable portada plateresca e interior gótico.
Cerca, en la plaza de la Constitución, destaca la silueta de la bien nombrada torre del Aire*, del siglo XV, la única superviviente de las cuatro que al parecer tuvo el antiguo palacio de los Fermoselle. Delicadas ventanas góticas adornan su esbeltez casi florentina.
El esplendor de los palacios (II)
Al final de la calle de Zamora, la iglesia de San Marcos*, románica (siglo XII) con una espadaña barroca, presenta una forma insólita circular que le proporciona cierto aire de fortaleza. En su interior, de tres naves, algunos muros están decorados con pinturas góticas (siglo XIV) sacadas a la luz en la restauración de 1967.
Más al norte aún, tras atravesar la plaza de San Cristóbal, con la restaurada iglesia románica de igual nombre, merece la pena visitar la iglesia de Sancti Spiritus*, del siglo XVI, de notable portada plateresca e interior gótico.
Cerca, en la plaza de la Constitución, destaca la silueta de la bien nombrada torre del Aire*, del siglo XV, la única superviviente de las cuatro que al parecer tuvo el antiguo palacio de los Fermoselle. Delicadas ventanas góticas adornan su esbeltez casi florentina.
El esplendor de los palacios (II)
Al final de la calle de Zamora, la iglesia de San Marcos*, románica (siglo XII) con una espadaña barroca, presenta una forma insólita circular que le proporciona cierto aire de fortaleza. En su interior, de tres naves, algunos muros están decorados con pinturas góticas (siglo XIV) sacadas a la luz en la restauración de 1967.
Enlace a la Entrada anterior de Salamanca**:
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