1. EL BARCO DE ÁVILA, Ávila. El castillo de Valdecorneja.
2. EL BARCO DE ÁVILA, Ávila. Detalle del castillo de Valdecorneja.
3. EL BARCO DE ÁVILA, Ávila. Paraje de la localidad con el puente medieval al fondo.
EL BARCO DE ÁVILA (I), provincia de Ávila: 30 de octubre de 2010.
Su ubicación, a caballo entre la sierra de Béjar y el macizo de Gredos y en medio de la frondosa vega regada por el Tormes, asegura dos de los principales atractivos de la villa: un entorno de gran variedad y belleza, que posibilita múltiples excursiones, y una gastronomía de peso.
Sobre un cerrete que domina el cauce del Tormes, se alza el castillo de Valdecorneja (siglo XV), que perteneció a los Duques de Alba. De planta rectangular, está provisto de una poderosa torre del homenaje en la que se abren, al igual que en el muro posterior, graciosos ajimeces. Redondos y robustos torreones laterales flanquean la fortaleza. Aún se conservan también algunos fragmentos de la muralla, entre ellos la puerta de Ávila, más conocida como puerta del Ahorcado, formada por un arco entre cubos.
El centro de la villa se dispone en torno a una irregular plaza con algunos tramos porticados. Algunas casas en las calles contiguas aún exhiben linajudos blasones. Detrás de la plaza, en dirección a la iglesia, una pequeña capilla, recientemente restaurada, ocupa lo que fuera casa natal de San Pedro del Barco. En la plaza contigua queda la fachada del antiguo hospital de San Miguel (hoy reconstruido como centro de ancianos) y, sobre todo, la iglesia parroquial de la Asunción, espacioso templo gótico (siglo XIV), todavía con algunas trazas románicas. Es especialmente destacable, aparte del juego de volúmenes de la triple cabecera y la torre adornada con pináculos, la portada principal, con arrquivoltas de gran desarrollo y matacanes defensivos. El interior de tres naves, se cubre con bóvedas de crucería. El coro, que se levanta sobre una destacada arquería a los pies de la nave central, fue añadido en el siglo XV, y un poco posteriores son algunas de las capillas y la sacristía. Diversos retablos, pinturas y esculturas de los siglos XIV al XVI y otras obras que integran un interesante Museo Parroquial*, así como la notable reja que cierra la Capilla Mayor, completan el patrimonio artístico del templo.
Una calle en pendiente que arranca frente a la iglesia conduce al pie del río, justo donde se alza el puente medieval (siglo XIV), compuesto por siete arcos que, pese a su desigualdad, perfilan un dibujo armonioso. Al otro lado está la sencilla ermita del Cristo del Caño, en la que, curiosamente, quizá porque sus puertas suelen estar francas, el cepillo de las limosnas es una caja fuerte en toda regla. El paraje fluvial, propicio para la pesca y el baño, posee una amenidad extraordinaria. Además, permite contemplar una perspectiva diferente, muy plástica, del castillo, sobre el telón de fondo de la sierra.
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