19. BARCELONA, capital. Monumento a Colón, en el portal de la Pau.
20. BARCELONA, capital. Detalle del monumento a Colón.
21. BARCELONA, capital. Vista de las Reials Drassanes.
22. BARCELONA, capital. Otra vista de las Reials Drassanes.
23. BARCELONA, capital. Moll de la Fusta.
24. BARCELONA, capital. Velero en Moll de la Fusta.
25. BARCELONA, capital. Museu d'Història de Catalunya.
26. BARCELONA, capital. Fachada principal de la basílica de Sta. Mª del Mar.
27. BARCELONA, capital. Portada principal de la basílica de Sta. Mª del Mar.
28. BARCELONA, capital. Rosetón de la fachada principal de la basílica de Sta. Mª del Mar.
29. BARCELONA, capital. Interior de la basílica de Sta. Mª del Mar.
30. BARCELONA, capital. Girola de la basílica de Sta. Mª del Mar.
31. BARCELONA, capital. Portada del ábside de la basílica de Sta. Mª del Mar.
32. BARCELONA, capital. Mercat del Born.
33. BARCELONA, capital. Carrer Montcada.
BARCELONA** (II), capital de la provincia y de la comunidad: 17 de agosto de 2011.
La cara marítima
En la misma época en que se abrió una puerta en la muralla que permitía el acceso a lo que hoy es la plaça de Catalunya, se hizo otra abertura en esta zona del muro (1849) para facilitar el paso hacia los embarcaderos. Ésta recibió el nombre de portal de la Pau. Domina la plaza el monumento a Colón*, sostenido por una espectacular columna de hierro de unos 50 m, elevada en 1886.
Pero lo más interesante de este enclave barcelonés, y una de las edificaciones más notables de la ciudad, es el conjunto de las Reials Drassanes**, caso excepcional de conservación de un astillero medieval. El maestro de obras fue Arnau Ferrer. Las ocho naves paralelas de la primera planta estaban concluidas en 1381, pero ya en 1390 se pensaba ampliar el recinto para albergar hasta 30 galeras. A principios del siglo XVII se construyeron las tres naves orientales y a partir de 1633 el astillero se convirtió en cuartel y arsenal militar, época en la que se construyó el baluarte que lo defiende. De la parte más antigua, la edificada bajo el mandato del rey Pere el Gran, se han conservado dos torres almenadas en la zona de poniente. Las ocho naves construidas por el rey Pere el Cerimoniós se redujeron a las siete actuales, más las tres de construcción posterior, al unirse en el siglo XVIII las dos centrales en una única nave. El edificio alberga actualmente el Museu Marítim de Barcelona.
El passeig Colom se extiende a lo largo de lo que fue la muralla medieval, derribada en esta zona en 1881, y tras su inauguración se convirtió en una de las vías más frecuentadas de la ciudad. Actualmente se puede recorrer por el recuperado y bullicioso Moll de la Fusta, cuyo nombre recuerda aún el almacén de maderas que fue durante décadas verdadera barrera entre la ciudad y el mar. La última transformación de esta zona de Barcelona, de su fachada marítima, corresponde a las actuaciones realizadas con motivo de los Juegos Olímpicos de 1992. Fue entonces cuando se modificó todo el enorme espacio que se abre frente al Moll de la Fusta, y que correspondía al viejo puerto comercial. Una pasarela móvil, diseñada como continuación de la Rambla, permite el acceso peatonal a ese antiguo muelle, el Moll d'Espanya, hoy dedicado a una de las mayores zonas comerciales y de ocio de Barcelona: el Maremàgnum. Restaurantes, cafeterías, cines, tiendas, discotecas, ... conforman un enorme espacio en constante bullicio, una zona recuperada para el disfrute de los ciudadanos en la que destacan el Aquàrium, uno de los mayores acuarios de Europa, y el cine Imax con proyecciones en tres dimensiones.
La continuación del passeig Colom recibe el nombre de passeig d'Isabel II y en éste se encuentra la Llotja*, lonja barcelonesa desde la época medieval y emblema del apogeo mercantil de la ciudad. La construcción primitiva fue alzada en la misma orilla del mar durante la segunda mitad del siglo XIV y de ella se conserva únicamente un espléndido salón gótico de considerable altura (sus arcos superan los 10 m), que fue concluido en 1329 por Pere Arvey. En el siglo XVIII la nave primitiva fue completamente reformada y convertida en el actual edificio neoclásico, inaugurado en 1802 como la joya arquitectónica del momento.
El passeig d'Isabel II desemboca en el Pla del Palau, urbanizado en 1825 con pretensiones monumentales, como la fuente central, obra de Francesc Daniel i Molina, dedicada al "Genio Catalán". Enfrente se halla la antigua Aduana, sede del Gobierno Civil desde 1902, construcción neoclásica de la última década del siglo XVII. En el Pla del Palau queda en pie el único de los antiguos almacenes portuarios conservados. El viejo edificio fue acertadamente rehabilitado para albergar el Museu d'Història de Catalunya. Bajo sus arcadas, las que se orientan al puerto, se han instalado numerosos restaurantes especializados en cocina marinera, con unas privilegiadas terrazas que constituyen uno de los espacios más agradables para comer en Barcelona.
La ciudad medieval
Camino de la basílica de Santa María del Mar** se abandona la plaza por una calle angosta que hace en su flanco de montaña el carrer de Espaseria, que conserva en el nombre el vestigio de la organización gremial de la ciudad antigua. Frente a la iglesia se encuentra la plaza del mismo nombre, donde hay una fuente gótica (siglo XV) de tres caños, tras la cual corre la calle Caputxes, seguida por la de Canvis Vells; ambas preservan magníficamente su carácter medieval. Las obras de la basílica, excepcional muestra del gótico catalán, se iniciaron en 1329 y cincuenta años más tarde ya estaban concluidas completamente, caso excepcional en este tipo de construcciones catedralicias que con frecuencia atravesaban varios siglos. Su planta consta de una nave muy amplia y dos laterales mucho más estrechas, aunque de altura muy similar. Dos torres octogonales flanquean la fachada principal, en cuya puerta aparecen las imágenes de San Pedro y San Pablo. El rosetón que corona el conjunto data del XV y sustituye al primitivo, destruido por un terremoto.
Junto a la fachada lateral, en la calle de Santa María, se encuentra el Fossar de les Moreres, cementerio secundario de la iglesia donde fueron enterrados los defensores de Barcelona durante el sitio de 1714. Este lugar emblemático en la historia de Cataluña ha sido urbanizado, a principios de los años noventa, en un empedrado recio y austero.
Si se sigue el perímetro del templo, a la altura del ábside existe otra puerta que fue construida en el siglo XVI; éste se abre hacia el passeig del Born, zona dedicada a la celebración de justas, torneos y fiestas militares. Es pues uno de los rincones de la ciudad que guardan mayor número de recuerdos históricos.
Al final del paseo se encuentra el antiguo Mercat del Born, buen ejemplo de la arquitectura de hierro en la segunda mitad del siglo XIX. En las inmediaciones del mercado existen muchas galerías de arte dedicadas a artistas de vanguardia; merece la pena visitar la fundación Metrònom, en la calle Fusina.
En el paseo del Born, junto a la puerta abierta en el ábside de Santa María del Mar, se encuentra la placeta de Montcada, donde desemboca el carrer Montcada**, sin duda uno de los más notables de la ciudad por su historia y por su monumentalidad. La calle Montcada en su totalidad puede ser considerada como un verdadero museo de la arquitectura civil barcelonesa, con valiosas muestras de cada uno de sus muchos siglos de vida.
En las casas más representativas de la calle, un arco semicircular, adovelado, da paso a un gran patio descubierto, del que parte la escalera por la que se accede a la planta principal. La fachada se completa con una torre de poca altura desde donde se avistaba la playa y las barcas medievales que puedieran acercarse a la urbe.
En el número 20 se puede admirar uno de los palacios más espléndidos de la calle, la casa Dalmases, obra típicamente barroca que en el siglo XVII reemplazó un palacio anterio anterior del que se conserva, entre otros detalles arquitectónicos, una capilla del siglo XV. En el número 25, la casa Cervelló, del siglo XV, muestra una fachada renacentista magníficamente conservada, en la que sobresale su bien labrada sillería. La casa del número 23 es la más antigua de la calle (siglo XV) y ostenta todavía la torre típica de las construcciones de la zona ("miramar"), desde donde se atisbaba la llegada de los navíos, y una ventana triforada, antiguo símbolo señorial. La casa del número 18 (siglos XV-XVI) presenta, como rasgo singular, una galería cerrada en la parte alta de la fachada, y la del número 14 muestra un palacio gótico-renacentista con reformas neoclásicas posteriores.
El palau dels Marquesos de Llió, en el número 12, mantiene su estructura primitiva del siglo XIV sobre la que se han ido añadiendo elementos renacentistas y barrocos en sucesivas reformas. Enfrente de éste, se alza el palau Aguilar, sede desde 1963 del Museu Picasso** de Barcelona, obra notable del siglo XV en la que, al parecer, trabajó el maestro Marc Safont, autor también de la fachada gótica del palau de la Generalitat. Desde octubre de 1999 hay nuevas salas dedicadas a exposiciones temporales. Sobresale en el edificio su hermoso patio.
Enlace a la Entrada anterior de Barcelona**:
No hay comentarios:
Publicar un comentario