1. POBLET, Tarragona. Font de Sant Bernat, en las cercanías de la abadía.
2. POBLET, Tarragona. Puerta de Prades del recinto de la abadía.
3. POBLET, Tarragona. Capilla de Sant Jordi del recinto de la abadía.
4. POBLET, Tarragona. Puerta dorada del segundo recinto amurallado de la abadía.
5. POBLET, Tarragona. Cruz del abad Guimerà y cap. de Sta. Caterina.
6. POBLET, Tarragona. Restos de antiguas dependencias de la abadía.
7. POBLET, Tarragona. Puerta Real del recinto de la abadía.
8. POBLET, Tarragona, Visión del conjunto de la igl, Sacristía Nueva y demás dependencias de la abadía.
9. POBLET, Tarragona. Fachada de la igl. de la abadía.
10. POBLET, Tarragona. Acceso al palau del Rei Martí.
11. POBLET, Tarragona. Vista de la escalera al palau del Rei Martí en el recinto de la abadía.
12. POBLET, Tarragona. Una de las alas del claustro de la abadía.
13. POBLET, Tarragona. Otra visión del claustro de la abadía.
14. POBLET, Tarragona. Templete del claustro de la abadía.
15. POBLET, Tarragona. Interior del templete del claustro de la abadía.
16. POBLET, Tarragona. Una de las dependencias de la abadía.
17. POBLET, Tarragona. Sala Capitular de la abadía.
18. POBLET, Tarragona. Otra de las dependencias de la abadía.
19. POBLET, Tarragona. Dormitorio de los monjes, de la abadía.
20. POBLET, Tarragona. Nave central de la igl. de la abadía.
21. POBLET, Tarragona. Nave lateral de la igl. de la abadía.
22. POBLET, Tarragona. Retablo mayor de la igl. de la abadía.
23. POBLET, Tarragona. Sepulcros del panteón real en el crucero de la igl. de la abadía.
24. POBLET, Tarragona. Cúpula de la sacristía nueva de la abadía.
25. POBLET, Tarragona. Cimborrio sobre el crucero de la igl. de la abadía.
POBLET** (I), provincia de Tarragona: 20 de agosto de 2011.
La abadía de Santa María de Poblet, en la ribera del río Pruners en la comarca de la cuenca del Barberá, fue fundada en 1151 por el conde Ramon Berenguer IV, quien donó estas tierras a los monjes cistercienses de la abadía de Fontfreda, cerca de Narbona, "para construir un monasterio al servicio de Dios, salvación del alma de mi padre, de mi madre y en remedio de la mía propia".
Etimológicamente poblet significa "bosque de álamos", en referencia al lugar donde los monjes se asentaron. Con el padrinazgo real las construcciones monumentales se iniciaron pronto y aún tomaron mayor relieve cuando a partir del siglo XV Poblet sustituya a Santes Creus como panteón real.
Los muros, pieza defensiva pero también símbolo del alejamiento del mundo en el que transcurre la vida monástica, trazan en Poblet un triple recinto al que se accede por sendas puertas; la puerta de Prades, en primer lugar, franquea una amplísima cerca de 0,5 km de longitud.
Entre los edificios de este recinto destaca, a la derecha, la capilla de Sant Jordi, gótica, y, enfrente, una segunda puerta, denominada dorada desde que en 1564 se doraron las planchas de bronce que la cubrían con motivo de la visita de Felipe II. Inmediatamente después aparece un gran patio o plaza que preside la cruz del abad Guimerà.
A la izquierda se encuentra la capilla de Santa Caterina junto a los restos de antiguas dependencias anexas al monasterio. A la derecha queda el palacio del abad, levantado en el siglo XVI cuando la austeridad original del Císter se había relajado notoriamente.
A la plaza da también la fachada barroca de la iglesia (siglo XVIII), y sobre todo, las dos soberbias torres prismáticas que flanquean la Puerta Real y rematan la muralla. Esta construcción es un buen ejemplo del gusto catalán por las líneas geométricas puras y elementales, y por las grandes masas de estructura regular y cerrada.
Una vez dentro del tercer recinto, donde se encuentran el núcleo central del cenobio, un patio menor distribuye las primeras dependencias. Una escalinata conduce a la derecha hacia el palau del Rei Martí, que luce unos ventanales de estilo gótico exquisítamente trabajados.
En la parte inferior se halla el antiguo dormitorio de los legos, es decir, aquellos campesinos sin instrucción que querían hacer vida religiosa y se encargaban, principalmente, de las labores agrícolas. Los hermanos seglares hacían vida (comían y dormían) a parte de los monjes, aunque reunidos en el mismo ámbito murado.
La parte más antigua del claustro es la que se encuentra adosada a la fábrica de la iglesia y la que tiene un aire cisterciense más puro, las otras tres muestran un estilo de transición hacia el gótico. Especial encanto tiene el templete románico, en una de las alas, con una fuente que impone su agradable sonoridad al silencio.
En torno al claustro se organizan las distintas dependencias, el refectorio frente al surtidor de agua y en la misma galería la cocina y el calefactorio. En el ala de levante se halla la sala capitular, con sus cuatro columnas centrales, y el locutorio, donde actualmente está la biblioteca. Sobre esta galería se encuentra el dormitorio de los monjes, una sala de una única nave envigada que sostienen varios arcos diafragma. La habitación sorprende por las grandes proporciones que alcanza su espacio unitario.
La pieza más notable del monasterio es, sin duda, su iglesia, centro de gravedad de la vida de los monjes. Las obras se iniciaron en 1166 y el amparo real permitió que continuaran a buen ritmo. Prueba de ello es que sus impresionantes dimensiones lo han convertido en el templo cisterciense mayor del país. Consta de planta basilical, de tres naves, de enorme longitud (85 m) y extraordinaria altura (28 m).
El ábside cuenta con un elegante deambulatorio, con capillas en sus cinco absidiolos, más otros dos en los brazos del crucero. Aunque contrasta con la pureza de líneas y la desnudez geométrica de la piedra del templo, el visitante no podrá dejar de admirar el retablo de alabastro que preside el altar mayor. Fue tallado por el escultor Damià Forment entre 1527 y 1529 en un claro estilo renacentista. En su tiempo la obra costó 4.060 ducados de oro. En sus cuatro cuerpos horizontales se representa en el primero y en el tercero escenas de la vida de Jesús, el segundo está presidido por la imagen de la Virgen con el Niño y el cuarto por la de Cristo acompañado por el Colegio Apostólico. Culmina el conjunto un Calvario. En el crucero se encuentran los sepulcros del panteón real.
Etimológicamente poblet significa "bosque de álamos", en referencia al lugar donde los monjes se asentaron. Con el padrinazgo real las construcciones monumentales se iniciaron pronto y aún tomaron mayor relieve cuando a partir del siglo XV Poblet sustituya a Santes Creus como panteón real.
Los muros, pieza defensiva pero también símbolo del alejamiento del mundo en el que transcurre la vida monástica, trazan en Poblet un triple recinto al que se accede por sendas puertas; la puerta de Prades, en primer lugar, franquea una amplísima cerca de 0,5 km de longitud.
Entre los edificios de este recinto destaca, a la derecha, la capilla de Sant Jordi, gótica, y, enfrente, una segunda puerta, denominada dorada desde que en 1564 se doraron las planchas de bronce que la cubrían con motivo de la visita de Felipe II. Inmediatamente después aparece un gran patio o plaza que preside la cruz del abad Guimerà.
A la izquierda se encuentra la capilla de Santa Caterina junto a los restos de antiguas dependencias anexas al monasterio. A la derecha queda el palacio del abad, levantado en el siglo XVI cuando la austeridad original del Císter se había relajado notoriamente.
A la plaza da también la fachada barroca de la iglesia (siglo XVIII), y sobre todo, las dos soberbias torres prismáticas que flanquean la Puerta Real y rematan la muralla. Esta construcción es un buen ejemplo del gusto catalán por las líneas geométricas puras y elementales, y por las grandes masas de estructura regular y cerrada.
Una vez dentro del tercer recinto, donde se encuentran el núcleo central del cenobio, un patio menor distribuye las primeras dependencias. Una escalinata conduce a la derecha hacia el palau del Rei Martí, que luce unos ventanales de estilo gótico exquisítamente trabajados.
En la parte inferior se halla el antiguo dormitorio de los legos, es decir, aquellos campesinos sin instrucción que querían hacer vida religiosa y se encargaban, principalmente, de las labores agrícolas. Los hermanos seglares hacían vida (comían y dormían) a parte de los monjes, aunque reunidos en el mismo ámbito murado.
La parte más antigua del claustro es la que se encuentra adosada a la fábrica de la iglesia y la que tiene un aire cisterciense más puro, las otras tres muestran un estilo de transición hacia el gótico. Especial encanto tiene el templete románico, en una de las alas, con una fuente que impone su agradable sonoridad al silencio.
En torno al claustro se organizan las distintas dependencias, el refectorio frente al surtidor de agua y en la misma galería la cocina y el calefactorio. En el ala de levante se halla la sala capitular, con sus cuatro columnas centrales, y el locutorio, donde actualmente está la biblioteca. Sobre esta galería se encuentra el dormitorio de los monjes, una sala de una única nave envigada que sostienen varios arcos diafragma. La habitación sorprende por las grandes proporciones que alcanza su espacio unitario.
La pieza más notable del monasterio es, sin duda, su iglesia, centro de gravedad de la vida de los monjes. Las obras se iniciaron en 1166 y el amparo real permitió que continuaran a buen ritmo. Prueba de ello es que sus impresionantes dimensiones lo han convertido en el templo cisterciense mayor del país. Consta de planta basilical, de tres naves, de enorme longitud (85 m) y extraordinaria altura (28 m).
El ábside cuenta con un elegante deambulatorio, con capillas en sus cinco absidiolos, más otros dos en los brazos del crucero. Aunque contrasta con la pureza de líneas y la desnudez geométrica de la piedra del templo, el visitante no podrá dejar de admirar el retablo de alabastro que preside el altar mayor. Fue tallado por el escultor Damià Forment entre 1527 y 1529 en un claro estilo renacentista. En su tiempo la obra costó 4.060 ducados de oro. En sus cuatro cuerpos horizontales se representa en el primero y en el tercero escenas de la vida de Jesús, el segundo está presidido por la imagen de la Virgen con el Niño y el cuarto por la de Cristo acompañado por el Colegio Apostólico. Culmina el conjunto un Calvario. En el crucero se encuentran los sepulcros del panteón real.
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