1. AYLLÓN, Segovia. Arco del recinto amurallado.
2. AYLLÓN, Segovia. Portada del palacio de Juan de Contreras.
3. AYLLÓN, Segovia. Plaza Mayor con Ayuntamiento, igl. de San Miguel e igl. de Sta. Mª la Mayor.
4. AYLLÓN, Segovia. Pórtico de la igl. de San Miguel.
5. AYLLÓN, Segovia. Ábside y pórtico de la igl. de San Miguel.
6. AYLLÓN, Segovia. Portada de la igl. de San Miguel.
7. AYLLÓN, Segovia. Ventana de la igl. de San Miguel.
8. AYLLÓN, Segovia. Pórtico y espadaña de la igl. de San Miguel.
9. AYLLÓN, Segovia. Canecillos de la igl. de San Miguel.
10. AYLLÓN, Segovia. Portada de la igl. de Sta. Mª la Mayor.
4. AYLLÓN, Segovia. Pórtico de la igl. de San Miguel.
5. AYLLÓN, Segovia. Ábside y pórtico de la igl. de San Miguel.
6. AYLLÓN, Segovia. Portada de la igl. de San Miguel.
7. AYLLÓN, Segovia. Ventana de la igl. de San Miguel.
8. AYLLÓN, Segovia. Pórtico y espadaña de la igl. de San Miguel.
9. AYLLÓN, Segovia. Canecillos de la igl. de San Miguel.
10. AYLLÓN, Segovia. Portada de la igl. de Sta. Mª la Mayor.
AYLLÓN* (I), provincia de Segovia: 4 de septiembre de 2009.
Con su caserío rojizo sobre rojiza tierra, la que fuera villa medieval de notable importancia se muestra hoy como escenario popular y discretamente monumental lleno de encanto.
Frente al puente, de origen romano y cuádruple arquería, sobre el río Aguisejo se abre un arco medieval, con matacán y blasones, por el que se accede al núcleo urbano. Nada más cruzar el arco queda, a la derecha, el palacio de Juan de Contreras, notable caserón de estilo isabelino (finales del siglo XV), con hermosa fachada de original cornisa y adornada por un alfiz a modo de cordón franciscano, pequeños escudos extrañamente ladeados y bellos ventanales. En el interior posee artesonados mudéjares.
Calle adelante, se alcanza la encantadora e irregular Plaza Mayor*, con una fuente-pilón en su parte más ancha y añejos soportales a los lados. Al fondo se alza el edificio del Ayuntamiento, que de su obra original (siglo XVI) sólo conserva la triple arquería de dos pisos que forma la fachada. Junto a él, transformada casi en un caserón popular más, puede verse la antigua iglesia de San Miguel, cuya factura del románico tardío (siglo XIII) aún pervive en el ábside y la portada.
Algo más retirada, pero mostrando bien visible su torre coronada por una espadaña con pináculos, está la iglesia parroquial de Santa María la Mayor, de aire renacentista. Una pila bautismal románica, diversas imágenes góticas y renacentistas, y retablos y sepulcros procedentes de otros templos de la localidad se guardan en su interior.
En las plazuelas y calles de la villa abundan los edificios nobles. Uno de ellos, el palacio del Obispo Velosillo, de sencilla fachada renacentista y bien restaurado, acoge un interesante Museo de Arte Contemporáneo creado a raíz de la estancia de diversos pintores y escultores en la villa. Otras casonas solariegas, como la gótica casa del Águila, se suceden a lo largo de la Calle Real. Cierto interés tiene también el cercano convento de las Concepcionistas, fundado en el siglo XVI.
Hacia la parte alta puede verse la poderosa torre albarrana popularmente conocida como La Martina, resto de la antigua fortificación. Subiendo hacia ella se divisan, en un bucólico paraje, las ruinas de la iglesia románica de San Juan, de la que aún perduran hermosos elementos, principalmente el ábside y el crucero gótico, cuidadosamente acondicionados como residencia privada.
A las afueras de la villa, en dirección a Aranda, además de la puerta románica del cementerio viejo, merecen un vistazo las ruinas del convento de San Francisco, aprovechadas igualmente como lugar residencial. En la amplia fachada hay una inscripción que recuerda que fue fundado por el propio santo de Asís, aunque los actuales restos, tras el incendio del convento inicial, datan del siglo XVIII.
Calle adelante, se alcanza la encantadora e irregular Plaza Mayor*, con una fuente-pilón en su parte más ancha y añejos soportales a los lados. Al fondo se alza el edificio del Ayuntamiento, que de su obra original (siglo XVI) sólo conserva la triple arquería de dos pisos que forma la fachada. Junto a él, transformada casi en un caserón popular más, puede verse la antigua iglesia de San Miguel, cuya factura del románico tardío (siglo XIII) aún pervive en el ábside y la portada.
Algo más retirada, pero mostrando bien visible su torre coronada por una espadaña con pináculos, está la iglesia parroquial de Santa María la Mayor, de aire renacentista. Una pila bautismal románica, diversas imágenes góticas y renacentistas, y retablos y sepulcros procedentes de otros templos de la localidad se guardan en su interior.
En las plazuelas y calles de la villa abundan los edificios nobles. Uno de ellos, el palacio del Obispo Velosillo, de sencilla fachada renacentista y bien restaurado, acoge un interesante Museo de Arte Contemporáneo creado a raíz de la estancia de diversos pintores y escultores en la villa. Otras casonas solariegas, como la gótica casa del Águila, se suceden a lo largo de la Calle Real. Cierto interés tiene también el cercano convento de las Concepcionistas, fundado en el siglo XVI.
Hacia la parte alta puede verse la poderosa torre albarrana popularmente conocida como La Martina, resto de la antigua fortificación. Subiendo hacia ella se divisan, en un bucólico paraje, las ruinas de la iglesia románica de San Juan, de la que aún perduran hermosos elementos, principalmente el ábside y el crucero gótico, cuidadosamente acondicionados como residencia privada.
A las afueras de la villa, en dirección a Aranda, además de la puerta románica del cementerio viejo, merecen un vistazo las ruinas del convento de San Francisco, aprovechadas igualmente como lugar residencial. En la amplia fachada hay una inscripción que recuerda que fue fundado por el propio santo de Asís, aunque los actuales restos, tras el incendio del convento inicial, datan del siglo XVIII.
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