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viernes, 8 de mayo de 2020

2973. BARCELONA** (XIII), capital: 28 de febrero de 2019.

182. BARCELONA, capital. Portada del Pal. del Bisbe.
183. BARCELONA, capital. Patio del Pal. del Bisbe.
184.BARCELONA, capital. La puerta de Sta. Eulàlia de la Catedral de Sta. Cruz y Sta. Eulália, en la c/ del Bisbe.
185. BARCELONA, capital. Los mártires de la ocupación napoleónica en la c/ del Bisbe.
186. BARCELONA, capital. Torre de la Catedral de Sta. Cruz y Sta. Eulàlia, desde la c/ del Bisbe.
187. BARCELONA, capital. Ante el puente neogótico de la c/ del Bisbe.
188. BARCELONA, capital. Con el puente neogótico de la c/ del Bisbe de testigo.
189. BARCELONA, capital. Portada de la igl. de Sant Sever.
190. BARCELONA, capital. Fachada de la Igl. de Sant Felip Neri.
191. BARCELONA, capital. Lateral de la Igl. de Sta. Mª del Pi.
192. BARCELONA, capital. Fachada principal de la Igl. de Sta. Mª del Pi.
193. BARCELONA, capital. Portada lateral de la Igl. de Sta. Mª del Pi.
194. BARCELONA, capital. Uno de los edificios de la Plaza del Pi.
195. BARCELONA, capital. Torre y ábside de la Igl. de Sta. Mª del Pi.
196. BARCELONA, capital. En una de las calles del barri Gòtic.
197. BARCELONA, capital. Con Pablo Picasso, en el barri Gòtic.
BARCELONA** (XIII), capital de la provincia y de la comunidad: 28 de febrero de 2019.
Calle del Bisbe*
   De nuevo en la Plaça Nova, por el extremo de la avenida de la Catedral se accede a la calle del Bisbe, pasando entre las dos torres de la antigua muralla romana, es decir, a través del portal del Bisbe. A la derecha queda el palacio episcopal, o Palau del Bisbe, que junto con la catedral, la Casa de l'Ardiaca y la Pia Almoina conforman el conjunto de edificaciones vinculadas a la condición barcelonesa de sede episcopal (que se remonta a mediados del siglo IV).
   El Palau del Bisbe es un edificio de exterior más bien insulso. Fue construido a partir del siglo XII junto al portal de las murallas romanas, y en su interior aún conserva una galería románica en la planta noble, además de diversos detalles góticos y otros elementos que conforman una heterogénea mezcla de estilos.
   Después de la fachada del palacio episcopal, la calle del Bisbe se ensancha para formar una diminuta plazuela en la que puede admirarse una obra del escultor Josep Llimona dedicada a los mártires de la guerra contra la ocupación napoleónica. La plaza configura un rincón donde suelen apostarse músicos callejeros aprovechando la sonoridad de los monumentales muros que encierran la calle. De todas formas, el punto preferido por los músicos es la esquina que forman la calle del Bisbe con la calle de la Pietat, un rincón especial donde es posible escuchar algunas de las mejores interpretaciones musicales en vivo de la ciudad.
   El último tramo de la calle está flanqueado por los muros laterales de otros dos importantes edificios: a la izquierda queda la Casa dels Canonges, y a la derecha el Palau de la Generalitat. La Casa dels Canonges fue edificada en el siglo XIV y, aunque conserva las trazas de un gran palacio gótico, ha sufrido muchas transformaciones posteriores que la han convertido en un variado conjunto de estilos arquitectónicos. Fue definitivamente restaurada en 1929 por el arquitecto Jeroni Martorell, y su planta superior es hoy la residencia oficial del presidente de la Generalitat. Precisamente, el elemento más vistoso y fotogénico de la calle es el puente neogótico que une este edificio con el Palau de la Generalitat, ya muy cerca de la plaza de Sant Jaume, una obra realizada en 1928 por Joan Rubió i Bellver que otorga un cierto aire veneciano a la calle.
El Call*
   Desde la calle del Bisbe, la estrecha callejuela Montjuïc del Bisbe permite adentrarse en el barrio del Call o barrio judío, que ocupa el sector de poniente de la Barcelona que quedaba encerrada dentro de las murallas romanas. Se trata de un abigarrado conjunto urbanístico de calles irregulares, estrechas y oscuras, aunque de la antigua implantación judía queda bien poco. Su época de mayor esplendor económico y cultural se dio entre los siglos XI y XIV, hasta que en 1391 el barrio fue destruido y posteriormente reedificado.
   Se puede dar un paseo por las calles del Call, de Sant Sever, dels Banys Nous, de la Palla, de Sant Domènec u otras menores que las enlazan, donde aún se descubren algunos ventanales románicos de la época judía (siglo XIII), diversas fachadas góticas y renacentistas e incluso uno de los mejores ejemplares barrocos de la ciudad, la iglesia de Sant Sever (con acceso de la Baixada de Santa Eulàlia). Pero aparte de su interés urbanístico y monumental, la zona también tiene un especial carácter comercial, pues se encuentra salpicada de viejos establecimientos con sorprendentes artículos, de tiendas de moderno diseño y productos vanguardistas, y de pequeños restaurantes que reclaman ser descubiertos uno a uno.
Plaza de Sant Felip Neri*
   Mención especial entre todo en el entramado urbanístico del Call merece la escondida plaza de Sant Felip Neri, uno de los rincones más atractivos de la Barcelona antigua. Está presidida por una iglesia barroca de mediados del siglo XVII cuya severa fachada se encuentra repleta de agujeros abiertos por la metralla de un bombardeo durante la Guerra Civil. De la iglesia merece la pena ver el altar barroco de Sant Felip Neri, obra del artista valenciano Ignacio Vergara, el autor de la famosa puerta del palacio del marqués de Dues Aigües, en Valencia.
   Además de la iglesia, también flanquean la plaza dos edificios renacentistas que en realidad fueron trasladados aquí piedra a piedra desde otros emplazamientos: el del gremio de caldereros y el del gremio de zapateros. Este último alberga hoy un singular Museu del Calçat (museo del calzado) que expone desde reproducciones de calzado de todas las épocas y piezas originales de los últimos tres siglos hasta curiosidades como la primera bota catalana que pisó la cima del Everest (calzada por Carles Vallès), el enorme zapato que se confeccionó para la estatua de Colón (que llegó a ser récord Guinnes) o zapatos de personajes tan ilustres como Pau Casals o Charlie Rivel. En la fachada del edificio puede verse un relieve del león de San Marcos, emblema del gremio.
Plaza del Pi*
   Entre el Call y la Rambla se extiende otro de los barrios de la Barcelona antigua, el barrio del Pi, hoy integrado en este conjunto que se conoce como Barri Gòtic. Quedaba fuera del primitivo recinto de la muralla romana, pero dentro de la muralla medieval.
   La zona se urbanizó alrededor de la iglesia de Santa Maria del Pi, construida entre 1319 y 1453 y que integra todas las características propias del gótico catalán: aspecto exterior macizo, ausencia de ornamentación y horizontalidad del edificio. Es de nave única, sin crucero, con ábside poligonal, capillas entre los contrafuertes y cubierta con siete tramos de bóveda de crucería. Su sobriedad, sin apenas decoración escultórica, es sin duda uno de los aspectos que mayor encanto otorga al templo. Del exterior destacan el campanario octogonal, de 54 metros de altura, levantado entre 1468 y 1486, y sobre todo el enorme rosetón de la fachada principal, aunque éste debió ser rehecho tras su destrucción durante la Guerra Civil.
   Junto al templo se abren dos plazas que casi forman una sola: la plaza del Pi y la plaza de Sant Josep Oriol. A la primera asoman la fachada principal de la iglesia y la Casa de la Congregació (número 1), un edificio de origen gótico reformado en 1613, con una puerta renacentista y otras transformaciones posteriores. Los primeros viernes, sábados y domingos de cada mes la plaza alberga un mercado de productos alimentarios artesanales. La plaza de Sant Josep Oriol corresponde al espacio que antiguamente ocupaba el cementerio parroquial. Durante el trienio constitucional de 1821-23 se suprimieron, por razones de higiene, todos los pequeños cementerios parroquiales que había dentro del perímetro de las murallas, decisión a la que debemos muchas de las actuales plazoletas que desembarazan ligeramente el apretado urbanismo del casco antiguo barcelonés. Éste es el caso de la plaza de Sant Josep Oriol. A ella asoma la fachada del Palau Fivaller (número 4), un edificio de grandes dimensiones que se comenzó a construir en 1571 y se finalizó en el siglo XVIII con numerosos detalles barrocos.
   Aparte de este paisaje monumental, ambas plazas  suelen también concentrar mucha vida. Allí se instalan pintores y músicos, concluyen turistas y barceloneses, y aún queda espacio para numerosas terrazas de bares y cafeterías en las que generalmente resulta difícil hallar alguna silla libre. Constituye, en conjunto, uno de los espacios más fascinantes de la ciudad.
   De las calles que van a confluir a estas plazas cabe destacar dos: la de Petritxol y la del Pi; pero en realidad, como sucede en todos los sectores de este casco antiguo, resulta muy recomendable perderse por todo el entramado de calles del entorno para descubrir detalles y rincones. La estrecha calle de Petritxol fue la primera exclusivamente peatonal de la ciudad. Sale de la plaza del Pi y discurre entre fachadas de casonas nobles y burguesas de los siglos XVII, XVIII y XIX. En ella se suceden viejas tiendas (librerías, orfebres...), chocolaterías de larga tradición y galerías de arte, como la Sala París, la más antigua de Barcelona (fundada en 1877). La calle del Pi también sale de la plaza homónima, y en su trazado curvo asoman igualmente interesantes fachadas de casonas nobles, singulares establecimientos y algunas modernas tiendas de moda; destaca el Palau Maldà (s. XVII), cuyos bajos están hoy ocupados por las galerías comerciales del mismo nombre, y que hace esquina con un angosto callejón con nombre dedicado a un famoso bandolero de principios del siglo XVII, Perot lo Lladre, del que habla Cervantes en El Quijote.
Textos de:
Xavier Martínez i Edo, Barcelona, Guía Total. Ed. Anaya Touring. Madrid, 2009.
José Angel Cilleruelo y Xavier Martínez i Edo, Cataluña, Guía Total. Ed. Anaya Touring. Madrid, 2006.

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2972. BARCELONA** (XII), capital: 28 de febrero de 2019.

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