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sábado, 23 de mayo de 2020

2988. BARCELONA** (XXVIII), capital: 2 de marzo de 2019.

432. BARCELONA, capital. Medallón cerámico en el muro del Parque Güell.
433. BARCELONA, capital. Otro de los medallones cerámicos en el muro del Parque Güell.
434. BARCELONA, capital. Vista general del Parque Güell.
435. BARCELONA, capital. Pabellón a la entrada principal del Parque Güell.
436. BARCELONA, capital. El otro pabellón a la entrada principal del Parque Güell.
437. BARCELONA, capital. Vista de la sala Hipóstila del Parque Güell.
438. BARCELONA, capital. Doble escalinata con el dragón, en el Parque Güell.
439. BARCELONA, capital. Otra vista de la sala Hipóstila del Parque Güell.
440. BARCELONA, capital. Una visión general de los pabellones de la entrada principal del Parque Güell.
BARCELONA** (XXVIII), capital de la provincia y de la comunidad: 2 de marzo de 2019.
DE GRÀCIA A PEDRALBES: UNA RUTA POR LA ZONA ALTA
   Al sector de la ciudad más cercano a la montaña (a la sierra de Collserola) se le suele llamar "la zona alta de Barcelona", o "la Barcelona al norte de la Diagonal", denominaciones que se refieren a un territorio de límites difusos y a realidades sociales y urbanas radicalmente opuestas: englobaría desde barrios de histórico carácter obrero y revolucionario -como Gràcia-, hasta las zonas de mayor prestigio social y con las edificaciones más suntuosas de Barcelona, como Pedralbes.
   Se trata, pues, de un espacio extenso y heterogéneo en el que, una vez más, pueden conocerse desde algunas excepcionales creaciones modernistas (como la Casa Vicens o el parque Güell) hasta una joya de herencia medieval (el monasterio de Pedralbes).
Parque Güell**
   En la parte alta del barrio de Gràcia se encuentra otro de los espacios más célebres de la ciudad, uno más de los inestimables legados de la fantasía de Antoni Gaudí. 
   El parque es en realidad el proyecto inacabado de una urbanización residencial en la que se tenían que haber construido una serie de viviendas rodeadas de jardines y vegetación, adaptándose todo ello a la orografía de la colina donde se halla.
   En la entrada luce un medallón cerámico con la palabra inglesa Park, lo que da una clara idea de la intención del proyecto: una ciudad-jardín levantada en lo que entonces era una finca agrícola de las afueras de la ciudad, alejada del bullicio urbano, al estilo de las que se realizaron en Inglaterra durante el siglo XIX.
   Comenzó a construirse por encargo del acaudalado industrial Eusebi Güell, el principal mecenas de Gaudí. Se trabajó en el proyecto entre 1900 y 1914, y sólo llegaron a realizarse la monumental entrada al recinto, la sala Hipóstila (que era la plaza central del conjunto) y el sistema de viaductos y contrafuertes de piedra que ayudaban a salvar los desniveles del terreno. De las 60 parcelas que se pusieron a la venta para las familias de la burguesía barcelonesa sólo se urbanizaron dos: la casa del propio Güell y la casa de muestra, por lo que la idea de Gaudí sobro cómo debía ser el espacio ideal  para vivir fue un absoluto fiasco comercial. Con el fracaso de la empresa promotora y la muerte de Eusebi Güell en 1918, el Ayuntamiento adquirió los terrenos y los habilitó como parque urbano a partir de 1922. En 1984 fue catalogado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
   El espacio se halla cerrado por un muro que cuenta con siete entradas. A la entrada principal (calle de Olot) le fue incorporada en 1965 una parte de la famosa reja de hierro de la Casa Vicens (cuando se redujo el jardín exterior de esa vivienda). Flanquean ese acceso dos pabellones que manifiestan plenamente la imaginación formal y cromática del arquitecto, con coloridas cubiertas de cerámica en collage o trencadís, y que recuerdan a dos torreones medievales sacados del escenario de un cuento infantil. De hecho, se dice que evocan la casa del cuento Hänsel y Gretel, que en 1903, año de construcción de los pabellones, se estaba representando en el Liceu en su versión operística. El pabellón mayor correspondía a la casa de los conserjes, y el más pequeño era la recepción y la sala de espera para las visitas.
   Frente a la entrada principal arranca una doble escalinata ornamentada con mosaicos y figuras de animales fabulosos, símbolos y otros elementos, como la serpiente encajada en el plafón de la entrada y, sobre todo, el tan fotografiado dragón (o salamandra) que divide en dos la escalinata, quizás el elemento ornamental que abandera toda la obra gaudiniana.
   La escalera lleva hasta la sala Hipóstila o sala de columnas, que debía albergar el mercado de la urbanización y que consta de 86 enormes columnas que sostienen la plaza superior. Las columnas muestran rasgos dóricos, pero con los personalísimos rasgos gaudinianos, y algunas con una sorprendente inclinación. En el techo de la sala se observan cuatro rosetas realizadas por Josep M. Jujol que representan las cuatro estaciones del año, y 14 más de menor tamaño que representan el ciclo lunar.
   La plaza central del parque, de 86 x 40 m, se halla ribeteada por un banco corrido y sinuoso revestido con materiales de desecho, como baldosas, botellas y trozos de vajilla, aplicados con la técnica del trencadís. Aunque esta colorida decoración del banco, realizada por J. M. Jujol, incluye algún elemento figurativo inspirado en la naturaleza, como los signos del Zodiaco, estrellas, flores, peces, cangrejos, etcétera, se hallan más motivos abstractos, por lo que está considerado un precedente de los collages dadaístas y del arte abstracto y surrealista. La parte exterior del banco luce un friso cubierto de gárgolas para desaguar la lluvia, así como pequeñas figuras en forma de gota de agua. Esta plaza es uno de los espacios más visitados y fotografiados de la ciudad, un hecho sin duda favorecido por las amplias vistas que ofrece, a modo de balcón, sobre gran parte de Barcelona y el mar. Por otro lado, y como demostración de que Gaudí no sólo fue un arquitecto de genialidades estéticas sino que también solucionaba con maestría los problemas prácticos, cabe decir que la plaza está sin pavimentar para poder drenar el agua de la lluvia, que es canalizada por las columnas que la sostienen (las de la sala Hipóstila) y se acumula en un depósito subterráneo de 1.200 m3. Hoy este agua se usa para el riego del parque, pero con el fracaso comercial del proyecto, Eusebi Güell llegó a comercializarla.
   Como ya se ha dicho, en el recinto sólo llegaron a construirse dos casas: en una se retiró Eusebi Güell hasta su muerte (en 1923 pasó a albergar un colegio), y la otra fue proyectada por Francesc Berenguer i Mestres, amigo y colaborador de Gaudí, como ejemplo del proyecto. Esta última fue comprada por el propio Gaudí, quien vivió en ella antes de instalarse en la Sagrada Familia. Actualmente es sede de la Casa-Museo Gaudí, en la que se pueden ver muebles diseñados por el arquitecto o por sus colaboradores -destacan los de J. M. Jujol-, procedentes del Palau Güell, la Casa Vicens y la Casa Calvet. También acoge obras de Picasso, Mir, Gimeno y otros destacados artistas.
   En la cima de la colina, Gaudí pretendía levantar una capilla, pero sólo llegó a construir un sencillo monumento en forma de calvario de tres cruces. Inspirado por el hallazgo de unas cuevas prehistóricas en el parque, concibió este lugar como un monumento megalítico cuya forma recuerda a los característicos talayotes de las Islas Baleares.
Textos de:
Xavier Martínez i Edo, Barcelona, Guía Total. Ed. Anaya Touring. Madrid, 2009.
José Angel Cilleruelo y Xavier Martínez i Edo, Cataluña, Guía Total. Ed. Anaya Touring. Madrid, 2006.

Enlace a la Entrada anterior de Barcelona**:
2987. BARCELONA** (XXVII), capital: 2 de marzo de 2019.

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