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domingo, 24 de mayo de 2020

2989. BARCELONA** (XXIX), capital: 2 de marzo de 2019.

441. BARCELONA, capital. La fuente de la Plaza d'Espanya y la antigua plaza de toros de las Arenas.
442. BARCELONA, capital. Ante las torres de estilo veneciano de la avda. de la Reina Mª Cristina.
443. BARCELONA, capital. La Font Màgica en la avda. de la Reina Mª Cristina.
444. BARCELONA, capital. Barcelona desde la cima de Montjuïc.
445. BARCELONA, capital. Con la ciudad condal a nuestros pies.
446. BARCELONA, capital. La reproducción de la Puerta de San Vicente de las murallas de Ávila, acceso al Poble Espanyol.
447. BARCELONA, capital. La Fábrica Casarramona.
448. BARCELONA, capital. El Pabellón Mies van der Rohe.
449. BARCELONA, capital. Otra perspectiva del Pabellón Mies van der Rohe.
450. BARCELONA, capital. Una última vista del Pabellón Mies van der Rohe.
BARCELONA** (XXIX), capital de la provincia y de la comunidad: 2 de marzo de 2019.
MONTJUÏC
   El Mons Judaicus o "monte de los judíos" (Montjuïc) es una montaña aislada que se eleva bruscamente junto al Mediterráneo hasta los 173 m de altitud. Se trata, pues, de una elevación más bien modesta, pero sin duda con un significado esencial en el paisaje de Barcelona.
   Aunque los hallazgos arqueológicos han revelado que la montaña ya estaba poblada en época ibérica y romana, el núcleo histórico de la ciudad siempre estuvo alejado de ella, y durante siglos Montjuïc tuvo básicamente una función de cantera: de allí se extrajo la piedra con la que están realizados la mayoría de los grandes edificios de la ciudad hasta la década de 1980.
   Desde principio del siglo XI la montaña adquirió también una relevante función militar. En lo alto hubo un castillo medieval del que ya nada queda, más tarde un torreón, una pequeña fortificación y, ya hacia finales del siglo XVII, una fortaleza que fue destruida durante la Guerra de Sucesión (en 1706) por orden de Felipe V. El castillo que hoy puede verse en la cima data de 1751, cuya titularidad cedió recientemente el Gobierno de España a la ciudad de Barcelona. El Ayuntamiento tiene previsto crear aquí -tras el desmantelamiento del museo militar- el Centro Internacional de la Paz, y otros espacios abiertos a la ciudadanía.
   Su condición de espacio militarizado condicionó en gran medida la historia de Montjuïc, pues limitó su urbanización e hizo que durante muchos siglos ciudad y montaña vivieran de espaldas. Hubo que esperar hasta las primeras décadas del siglo XX para que cambiara definitivamente su destino, cuando los políticos barceloneses pensaron en ella para albergar la Exposición Universal de 1929.
   Aquel acontecimiento significó la urbanización del sector bajo de la cara norte de la montaña. El jardinero francés Forestier realizó el proyecto de ajardinamiento, mientras que el arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch dirigió la urbanización. Así, gran parte del patrimonio monumental que hoy vemos en Montjuïc es herencia de la Exposición de 1929.
   Los Juegos Olímpicos impulsaron la urbanización definitiva de toda la montaña. El "anillo olímpico" acabó de moldear la fisonomía monumental y funcional de Montjuïc y, sobre todo, logró encajar la montaña en la ciudad.
Plaza d'Espanya
   La avenida del Paral-lel desemboca en su parte alta en la amplia plaza d'Espanya. El origen de esta plaza se remonta a inicios del siglo XIX, pero fue reurbanizada con motivo de la Exposición Internacional de 1929 para que ejerciera de antesala escénica al recinto ferial de Montjuïc. De la plaza arranca la avenida de la Reina Maria Cristina, alrededor de la cual estaban, y siguen estando, los pabellones de la Exposición.
   También asoma a la plaza la vistosa fachada de la antigua plaza de toros de las Arenas, construida en el año 1900 y que actualmente se ha convertido en un museo y un gran centro comercial y de ocio. Afortunadamente, la fachada se ha conservado íntegramente, tal y como la concibió August Font i Carreras hace más de un siglo, y seguirá mostrando sus motivos ornamentales neoárabes.
   La plaza, continuo escenario de una densa y complicada circulación de vehículos, luce en el centro una monumental fuente diseñada por el arquitecto modernista Josep Maria Jujol, discípulo de Gaudí.
Avenida de la Reina Maria Cristina*
   En la plaza d'Espanya se elevan dos torres de estilo veneciano que flanqueaban la entrada al recinto de la Exposición de 1929 y, por tanto, que hoy enmarcan el inicio de la avenida de la Reina Maria Cristina. Las torres, de 47 m de altura y de obra vista, fueron diseñadas por Ramon Reventós, que se inspiró en el Campanile de la plaza de San Marcos de Venecia.
   La amplia y señorial avenida de la Reina Maria Cristina fue concebida como un monumental escenario, pues aparte de los pabellones que la flanquean, enfrente, al final de la avenida, completan el horizonte visual las fuentes luminosas de Montjuïc y una de las construcciones más majestuosas de Barcelona, el Palau Nacional. Sin duda el trazado de la avenida consiguió el impactante efecto estético que perseguía.
   Junto a las torres se hallan las fachadas cóncavas y los porches con columnatas del Palau de Comunicacions y del Palau de la Metal-lúrgia. El primero es obra de los arquitectos Félix de Azúa (abuelo del escritor del mismo nombre) y Adolf Florensa, mientras que el enorme Palau de la Metal-lúrgia, que ocupa todo el lateral derecho de la avenida, fue diseñado por Alexandre Soler y Amadeu Llopart. Detrás del Palau de Comunicacions se abre la plaza de l'Univers, junto a la que se construyó, en 1970, el Palau del Cinquantenari; en la plaza puede verse también la escultura El forjador, de Jose Llimona. Y a continuación se eleva el Palau de Congressos, realizado en 1963 y ampliado en 1994. Todos estos edificios, algunos de los cuales albergaron la Exposición del 29, siguen siendo el núcleo central de los certámenes feriales que se celebran en la ciudad, aunque hoy el recinto ferial de Barcelona se ha ampliado a nuevos pabellones situados en la vecina localidad de l'Hospitalet.
Fábrica Casarramona
   Al final de la avenida de la Reina Maria Cristina, ya al pie de la montaña de Montjuïc, arranca la avenida del Marquès de Comillas. Aquí se halla esta antigua fábrica de hilaturas, Casarramona, considerada una de las joyas de la arquitectura industrial modernista en Cataluña. Es un edificio de Josep Puig i Cadafalch realizado en 1911, de obra vista pero con elementos decorativos de cerámica y hierro forjado.
   Tras el cierre de la fábrica, el edificio se destinó a caserna de policía, hasta que fue adquirido por La Caixa. La entidad financiera ubicó aquí el centro cultural Caixafòrum, que acoge una muestra permanente de arte contemporáneo, además de constantes exposiciones temporales y actos culturales diversos.
Pabellón Mies van der Rohe*
   Prácticamente frente a la fábrica Casarramona se encuentra el que fue pabellón de Alemania durante la Exposición de 1929, diseñado por el arquitecto Ludwig Mies van der Rohe, director de la escuela Bauhaus.
   Con aquella obra, de diseño vanguardista en su momento, Van der Rohe propuso una revolucionaria concepción de los espacios interiores, además de nuevas soluciones constructivas, como las grandes superficies de vidrio sostenidas por columnas de acero. Teniendo en cuenta el año en que se construyó, y comparándolo con el monumentalismo ecléctico imperante en la época (bien visible en los edificios del entorno que se construyeron para la misma Exposición), simplemente su estética exterior ya pone de manifiesto la radical evolución arquitectónica que aportaba. Se trata de una expresión embrionaria de la arquitectura racionalista que se impuso en las siguientes décadas del siglo XX, y, en general, de una obra precursora de la arquitectura contemporánea.
   Al finalizar la exposición el pabellón fue desmantelado, pero se reconstruyó, siguiendo los planos originales, en 1986. En el interior se conservan dos piezas  que consiguen establecer un diálogo directo con el edificio. La primera es la silla Barcelona, creada por el propio Mies van der Rohe, especialmente para el pabellón y cuyo diseño, a base de cuero y perfil metálico, ha llegado a convertirse en todo un icono de modernidad; prueba de ello es que este modelo todavía se produce y se comercializa en la actualidad. La otra pieza es la escultura titulada Amanecer, una reproducción en bronce de la que realizó Georg Kolbe, artista contemporáneo de Van der Rohe, inteligentemente ubicada para que se refleje en las aguas del pequeño estanque, en el mármol y en los cristales que la rodean, contrastando sus líneas curvas con la recta geometría del edificio y otorgando una sorprendente sensación de amplitud.
Poble Espanyol*
   Si se continúa ascendiendo por la misma avenida del Marquès de Comillas, se alcanza rápidamente otro de los recintos concebidos y levantados para la Exposición Internacional de 1929: el Poble Espanyol. Se accede al interior a través de una reproducción de la puerta de San Vicente de las murallas de Ávila. Una vez dentro puede recorrerse un amplio conjunto monumental en el que se reprodujeron los edificios, calles o plazas más característicos y emblemáticos de muchas regiones españolas.
   La obra fue impulsada por Josep Puig i Cadafalch, aunque se encargaron de ella los arquitectos Francesc Folguera y Ramon Reventós, así como los artistas Miquel Utrillo y Xavier Nogués.
   Así pues, la visita al Poble Español permite ir de Aranda de Duero (Burgos) a La Fresneda (Teruel),de Sangüesa (Navarra) a Graus (Huesca), de Navalcarnero (Madrid) a Santillana del Mar (Cantabria)... todo en el transcurso de un cómodo y agradable paseo.
   Poco antes de los Juegos Olímpicos del 92 el espacio fue rehabilitado y rediseñado por Alfredo Arribas y Javier Mariscal, quienes lograron una necesaria modernización de su aspecto y de sus posiblidades de uso, de forma que hoy el recinto acoge también muestras de artesanía, exposiciones culturales, exhibiciones folclóricas, catas gastronómicas, actividades infantiles, actos festivos, celebraciones y conciertos, además de numerosos bares, restaurantes, cafeterías y locales de ocio nocturno.
   Entre los espacios de exposición destaca la Fundació Fran Daurel, que contiene un fondo con más de 300 obras de arte contemporáneo; ofrece una oportunidad que no debe desaprovecharse para contemplar obras de artistas como Dalí, Picasso, Tàpies, Guinovart, Miró, Cuixart, Nogués o Barceló. También dentro del recinto puede visitar  el Jardí Escultòric, un gran espacio al aire libre con 27 esculturas. El Espai Agustí Massana acoge exposiciones temporales, mientras que en el Espai Guinovart se puede contemplar una gran obra escultórica (Contorn-Entorn) del artista Josep Guinovart, uno de los máximos exponentes de la corriente informalista.
   Mención aparte merece la denominada ciudad de los artesanos, una iniciativa que consistió en fomentar la instalación de talleres de artesanía en el Poble Espanyol; la idea tuvo éxito, y hoy pueden visitarse más de 40 talleres de cerámica, escultura, artes escénicas, fibras y materiales vegetales, productos terapéuticos, forja, grabados, imaginería religiosa, instrumentos musicales, juguetes, joyería, papel, pintura, tejidos, vidrio y cuero.
Font Màgica**
   Situados de nuevo en el final de la avenida de la Reina Maria Cristina, sólo hay que atravesar la avenida del Marquès de Comillas y subir un breve tramo de escaleras para situarse en la amplia plaza de Carles Buïgas. Aquí se encuentra la fuente luminosa diseñada por el ingeniero Carles Buïgas e instalada también con motivo de la Exposición Universal del 29. Aportó en su momento un nuevo concepto del monumento urbano, en el que el elemento escultórico y artístico no estaba realizado con materiales pétreos o metálicos sino que lo constituían las formas cambiantes del agua. Otro reto del artista fue incorporar el nuevo invento de la electricidad al arte. La fuente tiene unos 35 m de diámetro, sin contar el lago exterior.
   Hay que procurar verla en funcionamiento, contemplar cómo las constantes combinaciones de los diferentes surtidores van moldeando una cambiante escultura líquida mientras los focos crean un fantasioso juego de luces y colores que acompaña al baile del agua con la precisión de una coreografía muy bien ensayada.
   En primavera y verano la fuente se enciende todos los viernes, sábados y domingos de 20 h a 23.30 h, mientras que en otoño e invierno sólo funciona los viernes y sábados de 19 a 21 h. También se puede contemplar en directo a través de la web www.bcn.es/fonts.
Textos de:
Xavier Martínez i Edo, Barcelona, Guía Total. Ed. Anaya Touring. Madrid, 2009.
José Angel Cilleruelo y Xavier Martínez i Edo, Cataluña, Guía Total. Ed. Anaya Touring. Madrid, 2006.

Enlace a la Entrada anterior de Barcelona**:
2988. BARCELONA** (XXVIII), capital: 2 de marzo de 2019.

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