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miércoles, 20 de mayo de 2020

2985. BARCELONA** (XXV), capital: 2 de marzo de 2019.

373. BARCELONA, capital. En una de las farolas modernistas del Passeig de Gràcia.
374. BARCELONA, capital. En otra de las farolas modernistas del Passeig de Gràcia.
375. BARCELONA, capital. Las baldosas hexagonales diseñadas por Antoni Gaudí en el Passeig de Gràcia.
376. BARCELONA, capital. Un ángulo de la Casa Lleó Morera en el Passeig de Gràcia.
377. BARCELONA, capital. La Casa Lleó Morera.
378. BARCELONA, capital. Edificio del Passeig de Gràcia, 37.
379. BARCELONA, capital. El edificio del Museu del Perfum.
380. BARCELONA, capital. La Casa Amatller.
381. BARCELONA, capital. Una de las portadas de acceso a la Casa Amatller.
382. BARCELONA, capital. Detalle decorativo de la Casa Amatller.
383. BARCELONA, capital. San Jorge y el dragón, en la portada de la Casa Amatller.
384. BARCELONA, capital. Lámpara del vestíbulo de la Casa Amatller.
385. BARCELONA, capital. Un ángulo del vestíbulo de la Casa Amatller.
386. BARCELONA, capital. El patio interior de la Casa Amatller.
387. BARCELONA, capital. Balcón de la Casa Amatller.
BARCELONA** (XXV), capital de la provincia y de la comunidad: 2 de marzo de 2019.
EL CORAZÓN DEL EIXAMPLE
   A mediados del siglo XIX Barcelona aún vivía encorsetada dentro de sus viejas murallas. No fue hasta 1854 cuando la ciudad obtuvo el permiso gubernamental para derribarlas e iniciar una expansión urbana hacia los municipios cercanos (Sants, Les Corts, Sant Gervasi, Gràcia, Sant Andreu y Sant Martí), que fueron absorbidos y en la actualidad son barrios barceloneses.
   Ese crecimiento urbanístico no fue improvisado o anárquico. Al contrario, se basó en un proyecto  profundamente racionalista planteado por el ingeniero de caminos Ildefonso Cerdà y que recibió el nombre de Pla de'Eixample (plan de ensanche) de Barcelona.
   Rápidamente el proyecto de Cerdà pasó de los planos a la realidad. Se empezó a urbanizar y la burguesía barcelonesa decidió construir sus nuevas viviendas en ese espacio liberado de estrecheces.
   La pujanza económica del momento contribuyó a que las clases adineradas contaran para las nuevas edificaciones con los mejores arquitectos y, sobre todo, favoreció que éstos pudieran dar rienda suelta, sin límites, a su capacidad creativa. El momento coincidía con la eclosión en Europa de un nuevo movimiento artístico que abarcó muy diversas disciplinas (pintura, escultura, arquitectura...), y que en Cataluña se prodigó de la mano de numerosos artistas que le dieron un carácter propio, muy personal: el modernismo.
   El resultado de todo ello es una impresionante concentración de arquitectura y arte modernistas en el Eixample, con tres protagonistas principales: los arquitectos Lluís Domènech i Montaner, Josep Puig i Cadafalch y, muy especialmente, Antoni Gaudí.
Passeig de Gràcia**
   En paralelo a la Rambla de Catalunya se extiende una de las calles más famosas de Barcelona, el Passeig de Gràcia, que también arranca de la plaza de Catalunya y asciende asimismo en dirección a la montaña. Subiendo por sus amplias aceras, el perfil del Tibidabo aparece siempre como telón de fondo.
   El trazado de esta avenida data entre 1820 y 1827, y nació como un eje paralelo al viejo camino entre Barcelona y el pueblo de Gràcia (el actual barrio barcelonés del mismo nombre).
   Así, lo que hizo Ildefonso Cerdà fue incorporar la avenida en su plan del ensanche, dotándola de una anchura superior al resto de calles (60 metros) y concibiéndola como el eje central de la retícula.
   Ideada bajo este concepto de centralidad y mayor amplitud, no es de extrañar que inmediatamente se convirtiera en la calle preferida de las clases sociales pudientes para escapar de las estrecheces de la Barcelona antigua y levantar sus nuevas viviendas.
   El Passeig de Gràcia comienza a edificarse a partir de 1861. De aquella época inicial se conservan algunos edificios del eclecticismo imperante en la arquitectura del momento, como la Casa del Pirata (número 60), de 1885, así llamada por la escultura de Juan Sebastián Elcano que tiene dentro de una hornacina, y el Palau Marcet (1887), actualmente el cine Comèdia, ambas obras de Tiberi Sabater. Pero es evidente que lo que marca la personalidad estética del paseo es la arquitectura modernista que se impone a caballo de los siglos XIX y XX, y que incluye verdaderos iconos de la ciudad, como la Casa Lleó Morera, la Casa Amatller, la Casa Batlló o la Casa Milà. También hay otros interesantes edificios de épocas posteriores, como la colosalista construcción esquinera de la Unión y el Fénix (1930) o el edificio del Banco Vitalicio (1949), en la esquina con la Gran Via de les Corts Catalanes, de un monumentalismo de líneas clásicas.
   Edificios aparte, el Passeig de Gràcia cuenta con dos elementos que se han convertido en auténticos símbolos de la ciudad: las farolas modernistas diseñadas en 1906 por Pere Falqués, y las baldosas hexagonales con estriaciones onduladas de las aceras, que no suelen llamar especialmente la atención hasta que uno sabe que fueron diseñadas por Antoni Gaudí.
   Hay aún otro aspecto por el que el Passeig de Gràcia ha alcanzado una proyección más allá de las fronteras de nuestro país: en él se han ido instalando las más prestigiosas marcas de moda y joyería, de manera que esta avenida barcelonesa se ha convertido en un bulevar comercial de alto nivel que recibe turismo internacional especialmente interesado en el shopping.
Casa Lleó Morera* (número 35). La manzana que el Passeig de Gràcia conforma con las calles del Consell de Cent, de Aragó y la Rambla de Catalunya es la famosa Manzana de la Discordia, cuyo nombre proviene del conflicto que se generó entre los más prestigiosos arquitectos modernistas (Lluís Domènech i Montaner, Josep Puig i Cadafalch y Antoni Gaudí) por su urbanización. Aquella problemática acabó bien para las generaciones posteriores, pues en el reducido espacio de esta única manzana se concentra una obra de cada uno de los arquitectos, y cada una de ellas constituye una joya del modernismo barcelonés.
   La Casa Lleó Morera es la aportación de Lluís Domènech i Montaner, aunque en realidad se trata de la profunda reforma de un edificio preexistente, realizada entre 1902 y 1906. No se puede visitar y hay que conformarse con ver la fachada, pero su mayor interés radica en los elementos decorativos modernistas del interior, con un variado y rico repertorio de vidrieras, mosaicos, esculturas y marquetería realizados por los numerosos artistas que trabajaron bajo las órdenes del arquitecto.
   La fachada muestra la corriente historicista que tanto influyó a los arquitectos modernistas, pero en este caso los elementos de inspiración gótica y renacentista (ventanas lobuladas, columnas y capiteles clásicos...) adquieren unas formas y disposiciones muy personales. No faltan tampoco los diseños curvos, las rejerías y los numerosos detalles decorativos propios del modernismo. El templete de piedra ubicado sobre el vértice del edificio es una réplica exacta del original, repuesto en 1988, pues con el paso de los años el edificio había sufrido algunas desafortunadas modificaciones. Con la reconversión de sus bajos para uso comercial, por ejemplo, en 1934 se perdieron definitivamente los balcones inferiores, ornados con unas ninfas esculpidas por Eusebi Arnau que estaban consideradas unas de las mejores muestras de escultura modernista en la ciudad.
Museu del Perfum (número 39). Entre la intensa competencia arquitectónica de la Manzana de la Discordia se cuela la posibilidad de realizar una visita de carácter muy distinto. El número 39 del Passeig de Gràcia corresponde al escaparate de una perfumería en apariencia como cualquier otra; sin embargo, en el interior del establecimiento se exhibe una colección muy interesante de recipientes con sustancias aromáticas de todas las épocas y de todas las geografías (egipcios, griegos, etruscos... hasta los modernos creadores). Inaugurado en 1963, cuenta con cerca de 9.000 piezas, que además de frascos y recipientes incluye productos de cosmética, material publicitario y otras curiosidades.
   Cabe decir que entre la Casa Lleó Morera y este edificio se levanta una fachada decorada en 1910 por Enric Sagnier, el arquitecto más prolífico en el Eixample.
Casa Amatller** (número 41). El edificio más antiguo de la Manzana de la Discordia data de 1875, pero su propietario, el fabricante de chocolates Antoni Amatller, encargó al arquitecto Josep Puig i Cadafalch una profunda reforma del mismo, que se llevó a cabo entre 1898 y 1900. El resultado fue una de las obras más originales del modernismo catalán.
   Su colorida, vistosa y sorprendente fachada es una armoniosa mezcla de arquitectura gótica catalana (por ejemplo, los arcos conopiales de las aberturas) con arquitectura tradicional de la Europa nórdica (la silueta escalonada del frontispicio está claramente inspirada en las típicas casas que bordean los canales de los Países Bajos). Por otro lado, la fachada es toda una exhibición de la importancia que el modernismo otorgaba a las artes decorativas: cerámica con relieves y reflejos metálicos, esgrafiados, barandillas de hierro forjado con voluptuosos trabajos florales, escultura enmarcando las aberturas, vidriería... Como en otros edificios del modernismo catalán, la figura de San Jorge y el dragón constituye un elemento central del conjunto decorativo, en este caso na escultura de Eusebi Arnau que enlaza las dos puertas asimétricas de la fachada.
   El edificio alberga actualmente el Institut Amatller d'Art Hispànic, creado por la hija del propietario en 1941, así como también un punto de información y venta de entradas de la Ruta del Modernismo. La tienda, situada en la planta baja, dispone de una selección de chocolates, y se organizan catas y exposiciones que giran alrededor de este delicioso manjar. El vestíbulo, como era habitual en la época, estaba pensado para la entrada de carruajes y ornado con lámparas y vitrales, y constituye uno de los espacios más bellos del edificio. La visita guiada es muy recomendable, ya que sólo así se pueden recorrer algunos espacios privados, como el estudio fotográfico de Antoni Amatller o la cocina original de la casa, donde además se ofrece una degustación de chocolate.
   El Institut Amatller d'Art Hispànic cuenta con una completísima biblioteca especializada en arte hispánico y con un fondo fotográfico formado por 350.000 negativos (ambos espacios son accesibles a investigadores e historiadores).
Textos de:
Xavier Martínez i Edo, Barcelona, Guía Total. Ed. Anaya Touring. Madrid, 2009.
José Angel Cilleruelo y Xavier Martínez i Edo, Cataluña, Guía Total. Ed. Anaya Touring. Madrid, 2006.

Enlace a la Entrada anterior de Barcelona**:
2984. BARCELONA** (XXIV), capital: 1 de marzo de 2019.

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