1. LOARRE, Huesca. Torre-campanario de la igl. parroquial.
2. LOARRE, Huesca. Vista del conjunto del castillo-monasterio y su recinto amurallado.
3. LOARRE, Huesca. El castillo-monasterio.
4. LOARRE, Huesca. Impresionantes vistas desde el castillo-monasterio.
5. LOARRE, Huesca. Portada de acceso al interior del recinto del castillo-monasterio.
6. LOARRE, Huesca. Capitel de la portada de acceso al castillo-monasterio.
7. LOARRE, Huesca. Escalinata de acceso al interior del castillo-monasterio.
8. LOARRE, Huesca. Relieve en uno de los muros del castillo.
9. LOARRE, Huesca. Capilla mayor y ábside de la igl. Mayor del monasterio.
10. LOARRE, Huesca. Cúpula de la Igl. Mayor del monasterio.
11. LOARRE, Huesca. Una de las dependencias del castillo-monasterio.
12. LOARRE, Huesca. Uno de los pasillos interiores del castillo-monasterio.
13. LOARRE, Huesca. Otra zona del interior del castillo-monasterio.
14. LOARRE, Huesca. Igl. de Sta. Mª, en el castillo.
15. LOARRE, Huesca. Una zona más del interior del castillo-monasterio.
LOARRE* (I), provincia de Huesca: 27 de junio de 2009.
Asentada en las faldas meridionales de la sierra de su mismo nombre, esta pequeña villa altoaragonesa responde a este topónimo desde tiempos relativamente recientes.
Existen dos vías de acceso a Loarre, ambas desde la carretera de Huesca a Pamplona. Una por Bolea y otra, la más utilizada, por Ayerbe. Ambas confluyen en la villa de Loarre, nacida a la sombra del castillo y situada a 1 km de éste. La población mantiene bien cuidada la fuente pública construida en 1552, así como otros dos inmuebles casi coetáneos: la Casa del Concejo (1573) y la torre-campanario (de principios del siglo XVI). La iglesia parroquial data de las primeras décadas del siglo XVIII.
1 km hacia el norte se yergue, majestuosa e inconfundible, la silueta del castillo**, protegido en buena parte por la propia naturaleza, y en otra, por lo que aún resta de sus dilatadas murallas exteriores abiertas al este y salpicadas de 9 torreones semicirculares. En su interior, ocupando la parte más elevada del lugar, deben distinguirse -aunque formen un único conjunto- cuando menos dos partes diferenciadas. De una, el castillo propiamente dicho y, de otra, el monasterio*. Del primero destacan sus fuertes y primitivos muros, la torre del homenaje y la llamada torre de la Reina y la pequeña iglesia de Santa María. El segundo, que ocupa la parte más oriental del conjunto, fue añadido hacia 1070 y constituye una feliz síntesis entre el estilo mozárabe de la zona y el incipiente románico europeo. Además del resto de las dependencias monacales, la Iglesia Mayor dedicada a San Pedro es sencillamente impresionante, con su portada de arcos de medio punto y capiteles de singular factura, tanto en su interior como en su exterior. En la iglesia parroquial de la villa se guardan valiosas piezas de orfebrería románica procedentes del conjunto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario