1. CARRIÓN DE LOS CONDES, Palencia. Vista del cvto. de Sta. Clara.
2. CARRIÓN DE LOS CONDES, Palencia. Patio de acceso al cvto. de Sta. Clara.
3. CARRIÓN DE LOS CONDES, Palencia. Capilla mayor de la igl. del cvto. de Sta. Clara.
4. CARRIÓN DE LOS CONDES, Palencia. Piedad de Gregorio Fernández en la igl. del cvto. de Sta. Clara.
5. CARRIÓN DE LOS CONDES, Palencia. Vista de la igl. de Sta. Mª del Camino, o de la Victoria.
6. CARRIÓN DE LOS CONDES, Palencia. Portada principal de la igl. de Sta. Mª del Camino, o de la Victoria.
7. CARRIÓN DE LOS CONDES, Palencia. Interior de la igl. de Sta. Mª del Camino, o de la Victoria.
8. CARRIÓN DE LOS CONDES, Palencia. Crucificado en su retablo de la igl. de Sta. Mª del Camino, o de la Victoria.
9. CARRIÓN DE LOS CONDES, Palencia. Vista de la igl. de Santiago.
10. CARRIÓN DE LOS CONDES, Palencia. Portada y friso de la igl. de Santiago.
11. CARRIÓN DE LOS CONDES, Palencia. Friso de la igl. de Santiago.
12. CARRIÓN DE LOS CONDES, Palencia. Detalle de la portada de la igl. de Santiago.
13. CARRIÓN DE LOS CONDES, Palencia. Vista de la igl. de San Andrés.
14. CARRIÓN DE LOS CONDES, Palencia. Interior de la igl. de San Andrés.
15. CARRIÓN DE LOS CONDES, Palencia. El santuario de Ntra. Sra. de Belén.
16. CARRIÓN DE LOS CONDES, Palencia. Retablo mayor del santuario de Ntra. Sra. de Belén.
17. CARRIÓN DE LOS CONDES, Palencia. Portada del monasterio de San Zoilo.
CARRIÓN DE LOS CONDES* (I), provincia de Palencia: 31 de agosto de 2009.
Fue una de las más importantes villas castellanas en la Edad Media y todavía conserva de esa época de prosperidad, ligada en buena medida al Camino de Santiago, monumentos de gran interés.
El trazado de la ruta jacobea, que atraviesa la villa de este a oeste, constituye un itinerario idóneo para visitarla. En la entrada oriental, por la carretera que viene de Frómista, se encuentra el convento de Santa Clara, fundado en 1231, aunque la obra actual corresponde en su mayor parte al siglo XVII.
El trazado de la ruta jacobea, que atraviesa la villa de este a oeste, constituye un itinerario idóneo para visitarla. En la entrada oriental, por la carretera que viene de Frómista, se encuentra el convento de Santa Clara, fundado en 1231, aunque la obra actual corresponde en su mayor parte al siglo XVII.
Su mayor interés, aparte del hermoso patio que sirve de acceso, reside en las obras que pueden contemplarse en la iglesia, con fachada renacentista, y el museo anexo. Destacan el retablo mayor (siglo XVII), la sillería del coro (siglo XVI), el órgano del siglo XV, un frontal con azulejos de Talavera (siglo XVII) y, sobre todo, una magnífica Piedad* y un Cristo crucificado, realizados por Gregorio Fernández (siglo XVII).
Continuando por la calle Santa María, que sigue el trazado de la vía de peregrinación, en el antiguo acceso a la villa aún se conservan restos de la muralla medieval. A su lado, junto a una pequeña plaza arbolada presidida por una imagen de la Inmaculada, se alza la iglesia de Santa María del Camino o de la Victoria, templo románico del siglo XII, aunque con importantes añadidos góticos y barrocos, como se advierte en la cabecera. Al pie mismo del camino, protegida por un porche sostenido por recios arbotantes, está la portada* principal, obra de influencia francesa formada por cuatro arquivoltas profusamente esculpidas con cabezas de toros, escenas de la vida cotidiana y molduras ajedrezadas. Sobre ella se dispone un friso escultórico, bastante deteriorado, que representa diversas escenas de la Adoración de los Magos. Por encima corre un vistoso tejaroz o alero apoyado sobre modillones, también esculpidos con figuras zoomórficas o humanas.
Sostiene la tradición jacobea -y el párroco lo refiere con gran detalle- que bajo esta portada solían reunirse los peregrinos para escuchar las historias relacionadas con las escenas escultóricas, alusivas, al parecer, al tributo de las cien doncellas que los cristianos debían pagar a los islámicos. La leyenda afirma que en una ocasión en la que el pueblo de Carrión iba a entregar ese tributo, una manada de toros (de ahí la presencia de ese motivo escultórico) embistió contra las tropas musulmanas evitando la afrenta.
El interior del templo es de tres naves de grandes dimensiones y, entre las obras que alberga, destaca una imagen románica (siglo XIII) de piedra de la Virgen sedente con el Niño y un Cristo gótico (siglo XV). Puede verse también, en la nave derecha, un lienzo del siglo XVIII que representa la leyenda de las cien doncellas antes mencionada.
Muy cerca, en otra pequeña plaza, está la casa natal del marqués de Santillana, en cuyo piso inferior se ha instalado la Oficina de Turismo. Enseguida se alcanza la Plaza Mayor, bastante despersonalizada en su carácter castellano tras desafortunadas reformas. Próxima a ella, en la aún denominada Rúa, se sitúa la iglesia de Santiago, obra originariamente románica (siglo XII), aunque un incendio la arrasó casi por completo durante la guerra de la Independencia (1811).
Perdura, sin embargo, de la obra primitiva una fachada en la que, aparte de la portada*, decorada con encantadoras figurillas que representan personajes de los distintos gremios medievales, merece detenida contemplación el extraordinario friso** que recorre la parte superior. En él, en torno a la soberbia figura de Cristo en Majestad o Pantócrator, esculpido con finura y detallismo admirables, están efigiados los Evangelistas con sus correspondientes símbolos (Tetramorfos) y, a uno y a otro lado, las imágenes de los doce apóstoles bajo arquerías polilobuladas. El conjunto, pese al deterioro de algunas zonas, es considerado por muchos tratadistas como un punto y aparte en la escultura románica. El interior del templo ha sido sometido recientemente a obras de reforma.
Aún quedan en el casco histórico de Carrión, además de rincones con el característico trazado medieval y casonas blasonadas que pregonan el señorío de la villa, otros templos de interés, como la iglesia de San Andrés (siglo XVI), de apariencia renacentista y con algunas obras notables en su interior; la iglesia barroca de San Julián o el santuario de Nuestra Señora de Belén, situado en la parte alta de la población, en un buen enclave panorámico y que, si bien con numerosas reformas posteriores, conserva elementos de la inicial obra gótica (siglo XV).
La estancia en la villa no debe concluir sin visitar, ya a las afueras del pueblo y próximo al puente medieval que salva el Carrión, el antiguo monasterio de San Zoilo.
Se trata de una fundación benedictina del siglo XI, época de la que se conserva poco más que el ventanal que se abre bajo la torree, ya que el conjunto se reedificó por completo entre los siglos XVI y XVII. Fue colegio de jesuitas y, posteriormente, seminario diocesano. En la actualidad, tras una laboriosa restauración, alberga una lujosa hospedería. En su interior, sometido a una minuciosa tarea de limpieza e importantes reformas, sobresale el elegante claustro* (1537-1604) plateresco, debido a Juan de Badajoz y sus discípulos, y con una abundantísima y valiosa decoración escultórica, especialmente en el piso inferior. Es interesante también la iglesia (siglo XVII), de una sola y amplia nave presidida por un retablo barroco. En una sala contigua al claustro pueden verse los sepulcros románicos (siglos XI y XII) de los condes de Carrión y sus descendientes, con bultos yacentes y relieves esculpidos.
Continuando por la calle Santa María, que sigue el trazado de la vía de peregrinación, en el antiguo acceso a la villa aún se conservan restos de la muralla medieval. A su lado, junto a una pequeña plaza arbolada presidida por una imagen de la Inmaculada, se alza la iglesia de Santa María del Camino o de la Victoria, templo románico del siglo XII, aunque con importantes añadidos góticos y barrocos, como se advierte en la cabecera. Al pie mismo del camino, protegida por un porche sostenido por recios arbotantes, está la portada* principal, obra de influencia francesa formada por cuatro arquivoltas profusamente esculpidas con cabezas de toros, escenas de la vida cotidiana y molduras ajedrezadas. Sobre ella se dispone un friso escultórico, bastante deteriorado, que representa diversas escenas de la Adoración de los Magos. Por encima corre un vistoso tejaroz o alero apoyado sobre modillones, también esculpidos con figuras zoomórficas o humanas.
Sostiene la tradición jacobea -y el párroco lo refiere con gran detalle- que bajo esta portada solían reunirse los peregrinos para escuchar las historias relacionadas con las escenas escultóricas, alusivas, al parecer, al tributo de las cien doncellas que los cristianos debían pagar a los islámicos. La leyenda afirma que en una ocasión en la que el pueblo de Carrión iba a entregar ese tributo, una manada de toros (de ahí la presencia de ese motivo escultórico) embistió contra las tropas musulmanas evitando la afrenta.
El interior del templo es de tres naves de grandes dimensiones y, entre las obras que alberga, destaca una imagen románica (siglo XIII) de piedra de la Virgen sedente con el Niño y un Cristo gótico (siglo XV). Puede verse también, en la nave derecha, un lienzo del siglo XVIII que representa la leyenda de las cien doncellas antes mencionada.
Muy cerca, en otra pequeña plaza, está la casa natal del marqués de Santillana, en cuyo piso inferior se ha instalado la Oficina de Turismo. Enseguida se alcanza la Plaza Mayor, bastante despersonalizada en su carácter castellano tras desafortunadas reformas. Próxima a ella, en la aún denominada Rúa, se sitúa la iglesia de Santiago, obra originariamente románica (siglo XII), aunque un incendio la arrasó casi por completo durante la guerra de la Independencia (1811).
Perdura, sin embargo, de la obra primitiva una fachada en la que, aparte de la portada*, decorada con encantadoras figurillas que representan personajes de los distintos gremios medievales, merece detenida contemplación el extraordinario friso** que recorre la parte superior. En él, en torno a la soberbia figura de Cristo en Majestad o Pantócrator, esculpido con finura y detallismo admirables, están efigiados los Evangelistas con sus correspondientes símbolos (Tetramorfos) y, a uno y a otro lado, las imágenes de los doce apóstoles bajo arquerías polilobuladas. El conjunto, pese al deterioro de algunas zonas, es considerado por muchos tratadistas como un punto y aparte en la escultura románica. El interior del templo ha sido sometido recientemente a obras de reforma.
Aún quedan en el casco histórico de Carrión, además de rincones con el característico trazado medieval y casonas blasonadas que pregonan el señorío de la villa, otros templos de interés, como la iglesia de San Andrés (siglo XVI), de apariencia renacentista y con algunas obras notables en su interior; la iglesia barroca de San Julián o el santuario de Nuestra Señora de Belén, situado en la parte alta de la población, en un buen enclave panorámico y que, si bien con numerosas reformas posteriores, conserva elementos de la inicial obra gótica (siglo XV).
La estancia en la villa no debe concluir sin visitar, ya a las afueras del pueblo y próximo al puente medieval que salva el Carrión, el antiguo monasterio de San Zoilo.
Se trata de una fundación benedictina del siglo XI, época de la que se conserva poco más que el ventanal que se abre bajo la torree, ya que el conjunto se reedificó por completo entre los siglos XVI y XVII. Fue colegio de jesuitas y, posteriormente, seminario diocesano. En la actualidad, tras una laboriosa restauración, alberga una lujosa hospedería. En su interior, sometido a una minuciosa tarea de limpieza e importantes reformas, sobresale el elegante claustro* (1537-1604) plateresco, debido a Juan de Badajoz y sus discípulos, y con una abundantísima y valiosa decoración escultórica, especialmente en el piso inferior. Es interesante también la iglesia (siglo XVII), de una sola y amplia nave presidida por un retablo barroco. En una sala contigua al claustro pueden verse los sepulcros románicos (siglos XI y XII) de los condes de Carrión y sus descendientes, con bultos yacentes y relieves esculpidos.
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