1. CAÑAS, La Rioja. Abadía de Sta. Mª del Salvador.
2. CAÑAS, La Rioja. Interior de la igl. de la abadía de Sta. Mª del Salvador.
3. CAÑAS, La Rioja. Retablo mayor de la igl. de la abadía de Sta. Mª del Salvador.
4. CAÑAS, La Rioja. Crucificado gótico de la igl. de la abadía de Sta. Mª del Salvador.
5. CAÑAS, La Rioja. Capilla mayor de la igl. de la abadía de Sta. Mª del Salvador.
6. CAÑAS, La Rioja. Claustro de la abadía de Sta. Mª del Salvador.
7. CAÑAS, La Rioja. Acceso a la igl. desde el claustro de la abadía de Sta. Mª del Salvador.
8. CAÑAS, La Rioja. Virgen sedente de la abadía de Sta. Mª del Salvador.
9. CAÑAS, La Rioja. Acceso a la sala capitular de la abadía de Sta. Mª del Salvador.
10. CAÑAS, La Rioja. Sala capitular de la abadía de Sta. Mª del Salvador.
11. CAÑAS, La Rioja. Sepulcro de la beata Urraca en la sala capitular de la abadía de Sta. Mª del Salvador.
12. CAÑAS, La Rioja. Otra toma del sepulcro de la beata Urraca en la sala capitular de la abadía de Sta. Mª del Salvador.
CAÑAS (I), provincia de La Rioja: 5 de agosto de 2010.
En el curso del río Tuerto encontramos esta población, en el valle del San Millán y Cañas.
Este pueblo, en el que nació Santo Domingo de Silos, cuenta con una iglesia del siglo XVI que aún posee alguna huella de otra anterior románica. Pero lo verdaderamente relevante del lugar, y de visita obligada, es la abadía cisterciense de Santa María del Salvador*, conocida como "el Claraval de La Rioja", tanto por su ubicación en un "valle claro" como por la comunidad de monjas bernardas que la ocupan ininterrumpidamente desde su fundación en el siglo XII, a instancias de la mujer del conde don Lope de Haro.
Aunque el edificio no se concluyó hasta el siglo XVI, e incluso quedaron sin construir más allá del ábside las dos naves laterales previstas en la iglesia, el conjunto posee una gran pureza gótica. En el exterior destacan las amplias ventanas ojivales caladas, en dos filas superpuestas, que dan al templo una especial luminosidad. En el interior, a los pies de la iglesia, adonde fue trasladado desde su primitiva ubicación en la cabecera, ahora presidia por un gran crucifijo gótico, se encuentra un hermoso retablo renacentista (1531). Concebido a modo de tríptico, su parte central acoge esculturas de Guillén de Holanda y una imagen gótica de la Virgen, mientras que en los laterales se disponen pinturas de Andrés de Melgar.
A la izquierda del templo, se encuentran el claustro y las demás dependencias conventuales. En el ala este, precedida por un hermoso acceso compuesto por una puerta entre dos grandes ventanales profusamente esculpidos (siglo XIII), se abre la antigua sala capitular. En ella se ha instalado un interesante museo, cuya joya es el magnífico sepulcro gótico que, al parecer, conserva el cuerpo incorrupto de la beata Urraca** (+1262), abadesa e impulsora del convento. Se trata de una obra realizada hacia finales del siglo XIII por Ruy Martínez de Bureba. Los relieves escultóricos que la decoran por completo reflejan con gran detallismo las exequias de la difunta. En medio de la gravedad de la situación representada, sorprende el detalle de una monja que mira con aire de complicidad a un clérigo (en el lateral izquierdo).
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