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IGLESIA DE SANTA MARÍA DE EUNATE** (I), provincia de Navarra: 8 de agosto de 2010.
Dentro del municipio de Muruzabal, aislada en medio del campo, la silueta poligonal de Eunate, rodeada de su arquería exterior, ha atraído desde siempre a los hombres por el misterio que la rodea. Misterio del lugar, misterio de su etimología, misterio de su origen templario ...
Historia
Pocos datos se tienen de sus orígenes. Sin documentación que lo confirme, se piensa que fue construida en la segunda mitad del siglo XII. Aunque careciendo también de pruebas, una tradición secular y constante vincula su erección a la orden del Temple. Lo que hoy ya no parece acertado es catalogar la iglesia como monumento funerario por los restos desenterrados en sus aledaños.
Descripción
De planta octagonal, uno de cuyos lados se abre a una cabecera absidal en semicircular orientada a levante. Una pequeña puerta opuesta al ábside y la principal abierta al norte. Toda la iglesia está rodeada de una arquería también octogonal pero ligeramente irregular al tener los lados hacia el este algo más alargados. Una tapia que en ocasiones se reduce a alto zócalo, rodea paralelamente a la arquería.
La galería exterior está formada por arcos de medio punto que en cinco de los lados se apoyan en pilares cuadrangulares y en los tres restantes (los inmediatos a la puerta principal) lo hacen sobre columnas geminadas rematadas por capiteles dobles, todos ellos trabajados. Los catorce capiteles muestran una talla limpia, de no gran profundidad, perfectamente integrada en el conjunto. Su temática es y frutos, hojas de acanto, entrelazados, leones afrontados con colas terminadas en palmetas, una figura con los brazos en cruz rodeada de catorce personajes en pie y algunos más de imposible descripción por lo destrozados que están.
La esbelta estampa de Eunate viene dada al exterior por las altas columnas que forman cada ángulo vivo del octógono y que, rematadas por hermosos capiteles fitomórficos, llegan hasta el tejaroz, sostenido por una corona de canecillos lisos. Sobre ellos y en medio de la cubierta, se alza una espadaña sencilla de construcción posterior. Los muros del octógono están aliviados por arcos de descarga apuntados que apean en pares de columnas que flanquean a las angulares que sólo llegan a media altura. Algunos arcos de descarga están perforados por ventanas de arcos de medio punto y gran bocel. Las columnas laterales de las mismas presentan capiteles de temática vegetal. Una imposta biselada recorre los muros a la altura de los cimacios de las columnas que flanquean a las angulares.
El lado oriental del octógono se abre a un ábside que al exterior toma la forma de cinco lados rectos un tanto irregulares, seccionado por columnas que terminan en el tejaroz, al cual sostienen ayudadas por la corona de canecillos correspondiente, que en esta ocasión representan cabezas de gran tamaño. En cada lado del ábside se abrer una ventana con disposición similar a las de los muros del octógono. De estas cinco ventanas dos son ciegas.
La portada principal está formada por una serie de arquivoltas de medio punto soportadas por dos pares de columnas. Tres de las arquivoltas están talladas, siendo la exterior la que ofrece mayor interés, pues se suceden en ella, de modo longitudinal, figuras humanas y de animales alargadas, alguna cabeza y algún aspa. Las otras dos muestran temas florales. El resto son boceladas con clavos y bolas entre ellas. De los cuatro capiteles dos parecen simétricos, siendo uno de ellos copia reciente del primitivo. Éste consiste en una cabeza cuya barba se desarrolla en dos grandes espirales, ocupando cada una de ellas una faceta del capitel. La puerta occidental es pequeña y va adornada sólo por una sencilla arquivolta.
En el interior la sensación de sacralidad del lugar se potencia tanto por la disposición cerrada de la iglesia como por la sabia estructuración de volúmenes. Ello hace dirigir la mirada primero hacia el interior del ábside y en segundo lugar hacia lo alto de la cúpula. Cada lado del octógono tiene dos columnas superpuestas, llegando la inferior hasta una imposta biselada que recorre los muros y la superior hasta casi la altura de los capiteles de las ventanas.
Dos capiteles de las columnas bajas, cercanos al arco triunfal, merecen especial atención: uno representa una escena de músicos y danza y el otro a personajes que hacen sonar el cuerno. Todos ellos tallados algo rudamente en relieve bajo. Sobre las columnas superpuestas apean los nervios de sección cuadrada de la cúpula que se reúnen en el centro de la misma en una pequeña clave central. Junto a las dos puertas, en el octógono se abre los vanos de las ventanas, dos ciegas, de grueso baquetón, unos lucernarios octogonales y exagonales en la cúpula y una pequeña puerta que da acceso a una escalera de caracol para subir al tejado. El lado oriental del octógono, algo mayor que los otros, se abre al ábside, que repite los elementos de la cúpula, muros, etc., pero en escala más reducida. Dos arquerías superpuestas, ventanas abiertas en la superior, bóveda nervada.
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