83. TOLEDO, capital. Iglesia de El Salvador. |
84. TOLEDO, capital. Interior de la igl. de El Salvador. |
85. TOLEDO, capital. Restos visigodos en la igl. de El Salvador. |
86. TOLEDO, capital. En la cap. de Sta. Catalina, de la igl. de El Salvador. |
87. TOLEDO, capital. La cap. de Sta. Catalina en la igl. de El Salvador. |
88. TOLEDO, capital. El retablo mayor de la igl. de El Salvador. |
89. TOLEDO, capital. La célebre pilastra visigoda de la igl. de El Salvador. |
90. TOLEDO, capital. Otra visión del interior de la igl. de El Salvador. |
91. TOLEDO, capital. En el cuerpo de campanas de la torre de la igl. de El Salvador. |
92. TOLEDO, capital. Una última vista del interior de la igl. de El Salvador. |
TOLEDO** (IX), capital de la provincia y de la comunidad: 16 de junio de 2018.
Plaza de El Salvador
Pequeño espacio urbano, antaño ocupado por el clero y la nobleza, que se abre a cinco calles y se nutre de la memoria histórica y del flujo ciudadano que todas ellas aportan. Desembocan en la plaza la calle de Rojas, así llamada porque en ella nació en 1607 el ilustre autor dramático Francisco de Rojas Zorrilla; la calle de la Trinidad, que acarrea el recuerdo de San Marcos, único y desaparecido convento de trinitarios calzados que tuvo la ciudad; la calle de El Salvador, que arrastra los restos visigodos de su iglesia; la calle de Santa Úrsula, que nos trae el eco de los cantos gregorianos; y la calle de Santo Tomé, que encauza el tráfico de las multitudes que se dirigen a visitar el famoso cuadro de El Greco. El gran blasón barroco que, en la calle Rojas, domina la fachada del enorme palacio de los condes de Cedillo muestra las ínfulas nobiliarias de la familia que en el pasado lo habitó.
Tras los últimos trabajos de rehabilitación y puesta en valor realizados por el Consorcio de Toledo, actualmente se pueden visitar en la plaza el pozo medieval de El Salvador y la mezquita homónima.
A comienzo de la calle de El Salvador se localiza una casa del siglo XIV que exhibe unos interesantes esgrafiados en su fachada, únicos en la ciudad por su estado de conservación y antigüedad. Es la residencia del pintor y escultor toledano Francisco Rojas, cuya obra se expone en las salas y en el sótano. Se puede visitar.
La iglesia de El Salvador, que fue mezquita y siguió abierta al culto islámico después de la conquista, ofrece la peculiaridad de ser el edificio religioso toledano que más elementos visigodos e hispanorromanos conserva. Algunos de ellos pueden apreciarse en la torre, en cuyos muros exteriores se muestran dos frisos con relieves visigodos mientras en su cara interna se esconden fragmentos decorativos del mismo estilo y época.
La iglesia de El Salvador, que sufrió una reconstrucción en el siglo XVIII y diversas modificaciones tras el incendio de 1822, es un templo sin culto. En su interior, entre las paredes encaladas y las imágenes de santos, se ordenan unos arcos de herradura que se apoyan sobre capiteles y pilastras visigodas. Destaca, sobre todo, la pilastra más cercana a la cabecera. Profusamente decorada, narra escenas de la vida de Jesús presentando los rostros de las figuras completamente destrozados. Estas mutilaciones se hicieron cuando la iglesia era mezquita musulmana. Otra pilastra, teóricamente complementaria de la anterior, se aloja semioculta en la pared de la epístola, impidiendo la cal que se pueda apreciar su riqueza decorativa. Hay restos visigodos empotrados en los muros.
Otro punto de interés reside en la capilla gótica de Santa Catalina, abierta al lado de la epístola a finales del siglo XV para servir de enterramiento a la familia Álvarez de Toledo, condes de Cedillo. También es gótico el valioso retablo de la capilla, con pinturas cuya autoría aún no ha podido ser determinada.
Pequeño espacio urbano, antaño ocupado por el clero y la nobleza, que se abre a cinco calles y se nutre de la memoria histórica y del flujo ciudadano que todas ellas aportan. Desembocan en la plaza la calle de Rojas, así llamada porque en ella nació en 1607 el ilustre autor dramático Francisco de Rojas Zorrilla; la calle de la Trinidad, que acarrea el recuerdo de San Marcos, único y desaparecido convento de trinitarios calzados que tuvo la ciudad; la calle de El Salvador, que arrastra los restos visigodos de su iglesia; la calle de Santa Úrsula, que nos trae el eco de los cantos gregorianos; y la calle de Santo Tomé, que encauza el tráfico de las multitudes que se dirigen a visitar el famoso cuadro de El Greco. El gran blasón barroco que, en la calle Rojas, domina la fachada del enorme palacio de los condes de Cedillo muestra las ínfulas nobiliarias de la familia que en el pasado lo habitó.
Tras los últimos trabajos de rehabilitación y puesta en valor realizados por el Consorcio de Toledo, actualmente se pueden visitar en la plaza el pozo medieval de El Salvador y la mezquita homónima.
A comienzo de la calle de El Salvador se localiza una casa del siglo XIV que exhibe unos interesantes esgrafiados en su fachada, únicos en la ciudad por su estado de conservación y antigüedad. Es la residencia del pintor y escultor toledano Francisco Rojas, cuya obra se expone en las salas y en el sótano. Se puede visitar.
La iglesia de El Salvador, que fue mezquita y siguió abierta al culto islámico después de la conquista, ofrece la peculiaridad de ser el edificio religioso toledano que más elementos visigodos e hispanorromanos conserva. Algunos de ellos pueden apreciarse en la torre, en cuyos muros exteriores se muestran dos frisos con relieves visigodos mientras en su cara interna se esconden fragmentos decorativos del mismo estilo y época.
La iglesia de El Salvador, que sufrió una reconstrucción en el siglo XVIII y diversas modificaciones tras el incendio de 1822, es un templo sin culto. En su interior, entre las paredes encaladas y las imágenes de santos, se ordenan unos arcos de herradura que se apoyan sobre capiteles y pilastras visigodas. Destaca, sobre todo, la pilastra más cercana a la cabecera. Profusamente decorada, narra escenas de la vida de Jesús presentando los rostros de las figuras completamente destrozados. Estas mutilaciones se hicieron cuando la iglesia era mezquita musulmana. Otra pilastra, teóricamente complementaria de la anterior, se aloja semioculta en la pared de la epístola, impidiendo la cal que se pueda apreciar su riqueza decorativa. Hay restos visigodos empotrados en los muros.
Otro punto de interés reside en la capilla gótica de Santa Catalina, abierta al lado de la epístola a finales del siglo XV para servir de enterramiento a la familia Álvarez de Toledo, condes de Cedillo. También es gótico el valioso retablo de la capilla, con pinturas cuya autoría aún no ha podido ser determinada.
Textos de:
GILES, Fernando de, y RAMOS, Alfredo. Guía Total: Castilla-La Mancha. Anaya Touring. Madrid, 2002.
IZQUIERDO, Pascual. Guía Total: Toledo. Anaya Touring. Madrid, 2008.
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