144. TOLEDO, capital. El colegio de Doncellas Nobles. |
145. TOLEDO, capital. Portada de la igl. del Colegio de Doncellas Nobles. |
146. TOLEDO, capital. Interior de la igl. del Colegio de Doncellas Nobles. |
147. TOLEDO, capital. El sepulcro del cardenal Silíceo en el presbiterio de la igl. del Colegio de Doncellas Nobles. |
148. TOLEDO, capital. El retablo mayor de la igl. del Colegio de Doncellas Nobles. |
149. TOLEDO, capital. Vista del interior de la igl. del Colegio de Doncellas Nobles. |
150. TOLEDO, capital. Patio del colegio de Doncellas Nobles. |
151. TOLEDO, capital. Una de las pandas del patio del colegio de Doncellas Nobles. |
152. TOLEDO, capital. En el aula principal del colegio de Doncellas Nobles. |
TOLEDO** (XIV), capital de la provincia y de la comunidad: 16 de junio de 2018.
Plaza del Cardenal Silíceo
Prosigue el recorrido por la cuesta de Santa Leocadia para luego enfilar la calle del Colegio de Doncellas. En la plaza del Cardenal Silíceo se levanta el edificio que se conoció como colegio de Doncellas Vírgenes de Nuestra Señora de los Remedios y hoy se ha acortado su nombre para llamarse sólo colegio de Doncellas Nobles. Fue fundado en el siglo XVI por el cardenal Silíceo con objeto de educar a aquellas jóvenes doncellas que un día se habrían de convertir en madres de una familia cristiana. Se requería examen de limpieza de sangre para entrar, quedando excluidas del beneficio docente aquellas candidatas que tuvieran ascendientes judíos o moriscos. La institución continuó desarrollando sus actividades educativas hasta mediados del siglo XX y, recientemente se ha convertido en residencia de estudiantes universitarias.
El activo cardenal Lorenzana reformó y amplió el edificio original, encargándose de ello Ventura Rodríguez, quien, además de modificar la fachada, construyó en 1785 un patio neoclásico de columnas jónicas y grandes ventanales. Ilustra la fachada una portada de granito ferozmente encerrada en una verja. Esta portada, que luce el escudo del prelado fundador, corresponde a la capilla del colegio, cuya construcción se inició en 1565 y se acabó en el siglo XVII. Una poderosa torre de ladrillo, coronada por airoso chapitel, se alza en un extremo de la fábrica.
Mediante un pasadizo de hierro fundido, a comienzos del siglo XX se añadió al colegio de Doncellas un edificio historicista y neomudéjar construido al otro lado de la calle. Proyectó el nuevo y armonioso inmueble el arquitecto Santiago Castellanos. Posee patio interior y muchas ventanas, cerradas con buenos trabajos de forja. Actualmente es la sede de la Consejería de Educación y Cultura del gobierno autónomo.
A la calle Colegio de Doncellas se asoma la fachada que formó parte del hospital de Santa Ana. Según se indica en el dintel, se hizo la iglesia a expensas de sus devotos el año 1723. Portada con dos columnas que acaban en flameros y abrazan la inscripción. Un arco solitario se esfuerza en cobijar un medallón que apenas ya conserva sus recuerdos heráldicos.
Algo más arriba, en la plaza de la Cruz, se yergue el caserón que perteneció al marqués de Villagarcía, el cual extiende un cobertizo hasta la casa situada al otro lado de la calle. Hoy la portada de esta disminuida mansión aparece desprovisto de lujos decorativos y arrogancias de blasón: sólo una viga mudéjar y un friso visigodo se vislumbran entre la humildad de los revoques.
Textos de:
GILES, Fernando de, y RAMOS, Alfredo. Guía Total: Castilla-La Mancha. Anaya Touring. Madrid, 2002.
IZQUIERDO, Pascual. Guía Total: Toledo. Anaya Touring. Madrid, 2008.
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