2709. TOLEDO** (XXV), capital: 17 de junio de 2018.

325. TOLEDO, capital. Vista de la nave central de la catedral desde el trascoro.

326. TOLEDO, capital. Capilla de la Descensión de la catedral.

327. TOLEDO, capital. Detalle de la capilla de la Descensión de la catedral.

328. TOLEDO, capital. El trascoro de la catedral.

329. TOLEDO, capital. Detalle del trascoro de la catedral.

330. TOLEDO, capital. Otro detalle del trascoro de la catedral.

331. TOLEDO, capital. La capilla del Cristo Tendido en el trascoro de la catedral.

332. TOLEDO, capital. La Virgen de la Estrella en su capilla del trascoro de la catedral.

333. TOLEDO, capital. Detalle de la capilla de Sta. Lucía en el trascoro de la catedral.

TOLEDO** (XXV), capital de la provincia y de la comunidad: 17 de junio de 2018.

Catedral**

Interior

   Tras penetrar en el templo por la puerta Llana, la primera impresión que recibe el viajero es de solidez y firmeza ante una arquitectura grandiosa, demasiado enfática quizá, que se manifiesta en el número y diámetro de las pilastras así como en la racionalidad del espacio. Pronto tropieza con las paredes del trascoro que, como en casi todas las catedrales españolas, interrumpe la profundidad de las perspectivas visuales. Luego, sustrayendo la mirada del bosque de columnas, se fija en la luz polícroma que filtran las vidrieras. Cerca ya del trasaltar, contempla el rosetón que, en los días soleados, conduce hasta el retablo mayor la agonizante claridad de los crepúsculos. Situándose a los pies, percibe la profundidad de líneas, la armonía de las bóvedas, la solidez de los volúmenes y la variedad de los vitrales. Y constata la configuración simétrica de las cinco naves y el escalonamiento de la altura desde las exteriores hasta la central, que alcanza los 50 metros.

Capilla de la Descensión y trascoro. Iniciamos el recorrido aproximándonos a la capilla conocida con el nombre de la Descensión. Se encuentra situada en un lugar tan atípico (segunda pilastra de la nave lateral izquierda) precisamente porque éste es, según la tradición, el punto exacto en que la Virgen se apareció en el año 666 al obispo san Ildefonso para imponerle una casulla como reconocimiento de la defensa que había hecho de su virginidad. Curiosamente, ese mismo punto coincide con la posición ocupada por el altar mayor de la basílica visigoda.

   Un baldaquino que se apoya en un zócalo de mármoles y termina en una torre calada con fronda de pináculos alberga un valioso retablo plateresco de alabastro. Obra póstuma de Felipe Vigarny terminada por su hijo Gregorio Pardo, desarrolla en el centro el motivo de la Descensión. Una reja de tres frentes custodia celosamente el conjunto.

   Este altar o capilla despierta mucha devoción entre los toledanos En una urna de jaspe rojo se guarda la piedra sobre la que, según la tradición, puso pie la Virgen. Mientras rezan con fe ciega, los devotos introducen su mano entre los barrotes de una reja minúscula hasta tocar con los dedos la piedra.

El trascoro, construido en el siglo XIV por el arzobispo Tenorio, conserva en el primer cuerpo varias columnas de mármol rojo pertenecientes a la mezquita islámica y en el segundo, un conjunto de medallones góticos que desarrollan escenas del Antiguo Testamento.

   Tres pequeñas capillas se abren en el muro. La situada a la izquierda, que recibe el nombre del Cristo Tendido, guarda el grupo escultórico del Descendimiento, obra en madera de principios del siglo XVI, efectista y bien policromada, que transmite un dolor contenido antes del llanto. Son también estimables las imágenes que aparecen en la capilla de Santa Lucía (derecha), así como la talla de la Virgen de la Estrella (centro). Todas fueron doradas en 1543 por Pedro López de Tejada.

Textos de:

GILES, Fernando de, y RAMOS, Alfredo. Guía Total: Castilla-La Mancha. Anaya Touring. Madrid, 2002.

IZQUIERDO, Pascual. Guía Total: Toledo. Anaya Touring. Madrid, 2008.

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2708. TOLEDO** (XXIV), capital: 17 de junio de 2018.