165. TOLEDO, capital. La sinagoga del Tránsito. |
166. TOLEDO, capital. Interior de la sinagoga del Tránsito. |
167. TOLEDO, capital. Artesonado de la sinagoga del Tránsito. |
168. TOLEDO, capital. Frontal de la nave de la sinagoga del Tránsito. |
169. TOLEDO, capital. Pinturas murales en la sinagoga del Tránsito. |
170. TOLEDO, capital. Decoración de la galería de mujeres de la sinagoga del Tránsito. |
171. TOLEDO, capital. Vista del interior de la sinagoga del Tránsito desde la galería de mujeres. |
172. TOLEDO, capital. Decoración de yeserías en la sinagoga del Tránsito. |
173. TOLEDO, capital. Objetos expuestos en el Museo Sefardí de la sinagoga del Tránsito. |
174. TOLEDO, capital. Exterior de la sinagoga del Tránsito. |
TOLEDO** (XVI), capital de la provincia y de la comunidad: 16 de junio de 2018.
Sinagoga del Tránsito**
El viajero que viene de visitar la iglesia de Santo Tomé tiene la oportunidad de adentrarse, sólo un puñado de metros más abajo, en otra religión y otra cultura. Este es uno de los milagros que diariamente ofrece la ciudad de Toledo.
El edificio conocido como sinagoga del Tránsito fue mandado construir en 1357 por Samuel ha-Leví, tesorero del rey Pedro I de Castilla, que llegó a ocupar un lugar muy relevante en la corte. Tal como han confirmado las últimas excavaciones, la sinagoga se levantó sobre dos casas de la judería, fechables en los siglos XII-XIII, que organizaban sus estancias alrededor de un patio.
Tras la expulsión de los judíos, los Reyes Católicos entregaron el templo a los caballeros de las órdenes militares de Calatrava y de Alcántara, pasando a formar parte del priorato de San Benito. La antigua sala de oración se convirtió en templo cristiano y el resto de las dependencias, en hospital y asilo para los caballeros calatravos. En el siglo XVI abandonó sus funciones hospitalarias y asistenciales para ser sólo iglesia y lugar de enterramiento. Una lápida sepulcral de pizarra que se encuentra en el patio este ilustra la nueva orientación. En el siglo XVII se conoce como iglesia del Tránsito, gracias a un cuadro de Correo del Vivar que desarrolla el tema de la Asunción de la Virgen y que se conserva en el Museo del Prado. En ese mismo siglo y adosado al muro norte, se construye el archivo de las órdenes militares de Calatrava y Alcántara. Según la documentación existente, en el siglo XVIII aparece citada como ermita del Tránsito. A lo largo del XIX fue acentuándose el deterioro que sufría el edificio, llegando a ser utilizado como barracón militar. El proceso de recuperación comienza en 1877, cuando es declarado Monumento Nacional, y culmina a comienzos del siglo XX, cuando se integra en el Patronato regido por el marqués de la Vega-Inclán. En 1971 se inaugura el Museo Sefardí, que en 2003 conoce una ampliación de las piezas que lo forman y una actualización de contenidos.
Tras el vestíbulo de entrada se encuentra la sala de oración, que constituye la esencia de la sinagoga. En la parte superior del muro sur, a modo de tribuna, se sitúa la galería de mujeres, espacio en el que se ubicaban las personas del sexo femenino durante las ceremonias religiosas. Permite que entre una luz mínima a la estancia la sucesión de arcos lobulados, algunos con celosía calada, que, apoyados en columnillas de mármol policromadas, se extienden por los muros.
En el testero o muro oriental de la sala de oración sobresale un conjunto de tres arcos lobulados que cumplían la función de ser el tabernáculo (hekal) donde se guardaban los rollos (serafim) de la ley (Tora). Un panel de yeserías policromadas, que contienen inscripciones hebraicas, motivos vegetales y dibujos geométricos, cubre parcialmente la pared y se completa con un friso de mocárabes. En zócalos, cornisas y muros se extiende una variada colección de cenefas, atauriques, medallones y escudos de Castilla y León.
Las inscripciones de la sinagoga del Tránsito son de dos tipos: históricas y bíblicas. Las primeras recogen alabanzas dedicadas al rey don Pedro y a Samuel ha-Leví y aportan datos sobre aspectos relacionados con el culto. Las segundas adornan el panel frontal de yeserías y los frisos decorativos que se pueden contemplar en los muros laterales, en la pared oeste y en la galería de mujeres. Reproducen frases de diversos libros sagrados: Salmos, Crónicas, Reyes y Éxodo.
Además de las yeserías decorativas que permiten vislumbrar un mundo hoy insondable, asombra el artesonado mudéjar que cubre la sala de oración, de belleza difícilmente igualable en España. Es una de las manifestaciones más destacadas de la carpintería medieval hispano-musulmán. Techumbre ochavada de par y nudillo, con dobles tirantes, realizada en madera de pino con incrustaciones de nácar, que se adorna con mocárabes, piñas e inscripciones árabes.
Junto al testero se muestra el pavimento original que tuvo la sinagoga, puesto de manifiesto en la restauración efectuada en 1911. De época cristiana se conserva un arcosolio plateresco y una portada de idéntico estilo, que permitía el acceso a la sacristía.
El Museo Sefardí ofrece una síntesis de los avatares sufridos por el pueblo judío en España, desde su llegada (época romana) hasta su expulsión (año 1492). En sus cinco salas se ofrecen retazos de su historia y su cultura, así como testimonios del ciclo vital y festivo de las comunidades sefardíes asentadas en el Mediterráneo. Todo ello ilustrado con objetos de arte de indudable valor.
En el patio norte se exhibe una colección de laudas sepulcrales procedentes de diversos cementerios judíos de España. Inscripciones funerarias en hebreo enriquecen las laudas.
Textos de:
GILES, Fernando de, y RAMOS, Alfredo. Guía Total: Castilla-La Mancha. Anaya Touring. Madrid, 2002.
IZQUIERDO, Pascual. Guía Total: Toledo. Anaya Touring. Madrid, 2008.
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